lunes, 10 de mayo de 2010

ROY HAYNES HACE VIBRAR LA CATEDRAL MURCIANA CON SU JAZZ. LA XXX EDICIÓN DE LA CITA MURCIANA ECHA EL TELÓN DE MANERA GRANDIOSA.

Y a pesar de que así fue, en el aire, en el ambiente jazzístico murciano queda un gran incógnita: ¿Qué ocurrirá en el futuro, el año próximo con este festival? Desde luego, la respuesta no está en el viento, como cantara hace muchos años Bob Dylan, sino en la voluntad política de los máximos mandatarios de la Hacienda Local murciana, como ya indiqué en mi anterior crónica. Pero dejemos este aspecto, de momento, y vayamos a lo que fue la tarde-noche de esta clausura magistral donde las haya.

Eran las ocho y pocos minutos de la tarde y Roy Haynes ya había probado sonido, con lo que a muchos de los que solemos acercanos a ver ese momento en jornadas precedentes, nos dejó colgaos. Lo que sí pudimos comprobar (era sábado y, por lo tanto, resultaba muy normal el gentío de la plaza de Belluga) es que el personal andaba como inquieto, a la vez que espectante. En esto, como podemos ver en la foto precedente, que una pareja de novios se sube al escenario para hacerse la placa curiosa y ¡flash!, allí estaba mi admirado Goio Villanueva y su teleobjetivo implacable que recoge el momento. Está bien. Primera anécdota curiosa y de "buen rollo" previa al concierto que presumíamos muchas jornadas atrás grandioso y, ahora lo puedo afirmar, como si fuera una premonición del matrimonio que más tarde, se celebraría entre público y músicos. Los minutos pasaban y el reloj de la Torre de la Catedral, exacto como casi siempre, dejó sonar las nueve campanadas de la noche. Y la banda del baterista Roy Haynes, con su líder al frente, apareció sobre el escenario instalado estos días delante del edificio Moneo y desde el que se puede apreciar una vista magnífica del imafronte barroco de nuestro más querido tesoro. Allí estaba, como el Gran Gurú ante sus acólitos. Y su Banda de la Fuente de la Juventud, compuesta por el saxofonista, Jaleel Shaw; David Wong, al contrabajo, y el pianista cubano, Martín Bejerano. Con esta Fuente de Juventud, Roy Haynes parece haber recobrado vida, a pesar de que el pasado 13 de marzo cumplió 85 tacos.

Y comenzó a desplegar todo el potencial que esta banda de jóvenes talentos dirigidos por el veterano, Roy Haynes, atesora en su fondo. Piezas de Thelonius Monk, Cole Porter o John Coltraine iban inundando la plaza de Belluga, al desparramarse desde esa Fuente de la Juventud colocada a los pies del Moneo y en una pequeña atalaya. La gente -que ya llenaba la plaza pública- disfrutaba al ritmo que marcaba Haynes y los suyos. El público permanecía antento en sus sillas pero, a la vez, siguiendo el compás de todas y cada una de las piezas que conformaban el repertorio de Roy Haynes.

Todos y cada uno de estos jóvenes talentos musicales estaba demostrando con su ejecución el por qué forman la banda de una de las leyendas vivientes del jazz, pero haré especial mención al pianista, Martin Bejerano. Supongo que ha ido asimilando todo aquello que ha caído en sus manos y sus oídos pero por encima de todo, no nos olvidemos que es cubano y en su país -además de la percusión, por cierto, a veces elaborada de la manera más rudimentaria que se pueda pensar-, el piano es casi un instrumento obligado o el instrumento por excelencia. Por lo tanto, no nos debe extrañar que esté llamado a ser en el futuro, una de las figuras de la música de jazz. Recuérdenlo, para cuando ello ocurra. Y, además, tiene ese "toque" caribeño peculiar en muchos músicos de esa zona.

Casi llegando al final de lo que estaba siendo todo un disfrute general, Haynes y su Joven Banda de la Juventud atacó "My Heart Belongs To Daddy", de Cole Porter, a modo de toque final para que el público estallara y se entregara definitivamente a este cuarteto. Cuando todos pensábamos que la pieza había concluído, Haynes se levanta de su batería y continúa chasqueando sus baquetas junto al piano, se marca un par de zapateaos a uno y otro lado del frontal del escenario y finaliza, así, apoteósicamente. Belluga, el cardenal que ha dado nombre a la plaza en la que ocurría todo esto que les cuento, estaría bailando en su retiro permanente; seguro. Y entonces ocurrió algo inesperado para todos; incluso para su "road manager".

Roy Haynes suelta por el micrófono "¿Alguien quiere subir a cantar con nosotros?" Y ese "alguien" no se lo pensó dos veces. Era Laura Díaz Manzanera, natural de Alcantarilla, de 48 años de edad y experta en estas lides en tiempos pasados. Fue vocalista de grupos como Raffia, Mimí Bazar o Mama Soul, grupo -este último- que participó en una de las ediciones de este Festival de Jazz de Murcia. Y Haynes la recibió en el escenario como una dama. Laura no cabía en sí de alegría y de incredulidad. ¡No se lo podía creer! ¡Cantar un "blues" con esa banda y junto al mítico Roy Haynes!. Bueno, el resultado fue como la noche: grandioso. ¡Qué calidad mantiene Laura! Y no digamos de la banda o de Haynes, quien nada más sentarse en su batería e iniciar el ritmo ya creaba el ambiente preciso, para que su banda se enganchara de inmediato y todos juntos arroparan la voz de Laura que lejos de achicarse, se creció para regalarnos un magnífico "blues" a lo Joplin. El público se la "comía" y ella se abrazaba a Roy Haynes llorando, no creyéndose aún que había podido cantar junto a esta leyenda.
Luego me contaría que lleva dos años buscando músicos de jazz y que no los encuentra en Murcia. Le gustaría muchísimo, porque la música es su vida y tuvo que renunciar por siete años a ella, para atender a su madre. Ahora -aviso para navegantes en Murcia y alrededores-, le gustaría retomar su carrera y volver a surgir como ave Fénix. Ojalá lo consiga, porque calidad tiene un rato.
En suma, que el broche a la XXX edición del Festival de Jazz de Murcia ha superado las espectativas que sobre él había. Con creces. Y nos ha hecho comprobar que Roy Haynes, a pesar de sus 85 años, sigue teniendo un "swing" envidiable que para muchos de nosotros quisiéramos. Mi más sincera felicitación a los funcionarios que han trabajado en la programación; a Uli, por su asesoramiento y para el que deseo su total recuperación. Y, por qué no, al concejal Rafael Gómez, por dar un voto de confianza a este festival pionero. Lo cortés, no quita lo valiente. Pero le reitero mi consejo: trabaje por dotarlo mucho más y hágalo grande. Como otros festivales que llegaron después y hoy son un referente nacional e internacional. Señor Gómez: haga usted lo mismo, porque el festival se lo merece y los ciudadanos nos lo hemos ganado a pulso. Muchas gracias y enhorabuena.
Y un último apunte. Las fotos que han ido ilustrando todas las crónicas de este XXX Festival de Jazz de Murcia han sido cedidas a este blog por su autor: Goio Villanueva. Le podemos ver en la siguiente instantánea, junto al protagonista de la clausura, Roy Haynes. Mi más sincero agradecimiento a este maestro de la fotografía de conciertos, cuyo blog y web podéis visitar pinchando en los enlaces colocados en la columna de la derecha de este blog. Gracias Goio, por tu generosidad. Y enhorabuena, también, por tu espléndido trabajo. Es un placer.


2 comentarios:

  1. Sin duda, uno de los mejores conciertos de toda la historia del Festival. Roy Haynes nos dio una lección magistral en todos los aspectos, pero lo más sorprendente fueron las toneladas de "juventud" que derrochó de principio a fin; en verdad parecía más joven que sus jóvenes acompañantes (todos ellos músicos sublimes); visto lo cual, no me extrañaría en absoluto que viviera 85 años más. Respecto al "subidón" de Laura Díaz, he de confesar que a mí también se me saltaron las lágrimas. Fue una noche de jazz que recordaremos el resto de nuestras vidas, amigo Andrés. ¡Un fuerte abrazo!

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  2. ¿Sabes lo que más me gusta de músicos de esa talla? Que apuestan por los jóvenes y eso, Sebas, no lo hacen todos. Naturalmente que no olvidaré este concierto ni esa noche. Nos vemos pronto.

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