martes, 20 de julio de 2010

SAN JAVIER: LA CASA DEL BLUES

El "blues" es una variante de la música que gusta mucho en el Festival de Jazz de San Javier. Se demostró, una vez más, durante la noche del pasado miércoles 14 de julio, que estuvo protagonizada por dos grupos bien diferenciados: Canned Heat y el que acompaña al gran pianista Dr. John.

Los "chicos" de Canned Heat -aquel grupo californiano de la contracultura hippye nacido en 1965- visitaban por primera vez Jazz San Javier. Son todos los componentes de la banda que quedan con vida (Harvey Mandel, guitarra; Larry Taylor, bajo; y Adolfo "Fito" de la Parra, batería y mantenedor del grupo desde finales de los 70). El músico que se unió más recientemente es el guitarrista, cantante y armonicista, Dale Spalding. Estos son los actuales Canned Heat. Ese grupo que viene practicando desde mitad de la década de los 60 del pasado siglo, una especie de mezcla entre el "blues, boogie y el rock" que dio como resultado uno de los sonidos de la Costa Oeste: el de Canned Heat.

Pues estos "chicos" que sobrepasan los 60 tacos, nos dieron una lección de pundonor y amor por su trabajo. Suenan como entonces (salvando un poco las distancias vocales, porque la gargante de De la Parra no estaba para muchos "trotes" por una disfonía), pero lo que es el "sonido Canned Heat" estaba intacto,. La verdad es que los tres primeros temas, nos devolvieron a finales de los 60 con títulos como "Bullfrog", "On the road again" y "Time was". Sólo con esos temas, la locura apareció y el foso del auditorio del Parque Almansa se llenó, de inmediato, de "viejos y nuevos" seguidores de una banda que es Historia de la Música norteamericana de los últimos 45 años. Era como en el cine: comienzas a ver una historia por el final, para introducirte en el pasado y conocerla toda entera. Un "flashback" musical en comprimido, que nos devolvió hacia aquellos años en los que muchos de nosotros eramos adolescentes y seguidores de éste y otros muchos grupos, que estaban escribiendo esa historia.

La verdad es que la noche, en lo climatológico, acompañaba y la música de Canned Heat nos daba el impulso necesario para rejuvenecer. Lo hacíamos canción tras canción, con piezas como "Midnight sun", "Sugar bee",o "Goin'up the country". Otra tema muy conocido del "blues", "Cristo Redentor" sirvió para patentar, una vez más, el magnífico armonicista que es Dale Spalding, quien consiguió dar ese toque misterioso y tranquilo a la vez, para una partitura que cada vez que la escuchas estás cercano a "derretirte" de gusto, mientras los solos del guitarra Harvey Mandel, daban la rotundidad que necesitaba este "blues" lento pero grandioso.
El éxtasis era absoluto. Los grandes vasos de plástico repletos de cerveza corrían entre los asistentes, porque es "lo propio" en un concierto de esta índole, mientras que todos los asistentes disfrutaban "al límite" del momento.

Y entonces llegó uno de los éxitos más sonados de Canned Heat en Europa: "Let's work together". Con esta pieza finalizaban su concierto en Jazz San Javier. Pero ya se sabe que cuando un auditorio como éste anda "tan caliente" como en aquella ocasión, las peticiones de que se continúe son insistentes y Canned Heat, no se hicieron de rogar. Saltaron de nuevo al escenario y atacaron un "boogie" para que cada uno de los componentes de la banda tuviera su momento de gloria. Todo transcurría de maravilla, hasta que le llegó el turno a Larry Taylor. Qué entusiamo no pondría, que "fundió" literalmente su guitarra de bajo. De inmediato, Fito de la Parra estuvo al "quite" (como los grandes toreros) y enlazó su solo de batería, mientras Taylor cogía otro bajo que tenía preparado por si ocurría algún contratiempo. Al término de la pieza, un final grandioso, como corresponde a una banda más que legendaria de la música americana de los 60. Aún así, aquello no había hecho más que empezar porque poco después, un torbellino de ritmo nos arrolló a todos.



Porque lo que apareció en el escenario del Parque Almansa fue un torbellino blusero, capitaneado por uno de los pianistas más singulares que ha dado Nueva Orleans: Dr. John. Su entrada la hizo apoyándose en su bastón plagado de colgantes -cual si de un Patriarca gitano se tratara-, paso lento pero seguro y un collar tipo santero que completaba su habitual atuendo del sombrero y la coleta de su cabello que se ha convertido ya en una imagen de marca. “Save our wetlands” recolocó a los aficionados que llenaban el foso del auditorio que se dejaron sentir desde los primeros acordes, para que Dr. John y su nueva banda supieran que tenían su apoyo. Tanto es así, que los músicos captaron al instante esas “buenas vibraciones” de los asistentes y la fiesta que ya había calentado muy bien Canned Heat, los de Dr. John supieron ponerle la guinda.




Dr. John Creaux (cuyo nombre real es Malcom John Rebennack Jr.) alternaba el piano con el Hammond como hizo en “Perdido”, pieza en la que la banda realizó una recreación musical de este inmortal tema. Este nuevo grupo del pianista de Nueva Orleans está integrado por John Fohl, a la guitarra; David Barard, al bajo eléctrico, y el baterista, Herman Ernest III. Una formación que sabe crear el ambiente justo, como demostraron a renglón seguido con “Mama Roux”.

Tanto en la cabecera del Hammond como en la del piano (al que volvió al instante), se podían ver sendas calaberas -la del piano con gorra, tal y como se puede apreciar en la foto precedente-, amén de otros cachibaches del "voodoo" al que tanta creencia le tiene Dr. John y del que en su ciudad natal existen muchos seguidores. En consecuencia, sonaron las notas de “Hoodoo”; tema con el que el grupo del pianista se adentraba en terrenos que uno no sabría bien cómo definir pero que, sin duda, sí ha escuchado en numerosos músicos nacidos o hechos en Nueva Orleans. Es el sonido de esa ciudad del Mississippi surgido del gran crisol de culturas que la fundaron. Con esas bases continuaron piezas como “Rite place”, “Feel good music” o “Let the good times”, en la que cambió las teclas por las cuerdas de la guitarra.

Y luego, la magia de otras partituras como “Feel good music”, “Balck gold” o “Such a nite”. La nueva visita de Dr. John a Jazz San Javier se enmarca también en el homenaje que en esta decimo tercera edición se tributa al desaparecido Willy DeVille, con quien Dr. John realizó una gira en 1977 colaborando, además, en varios de sus discos.

El público bailaba y disfrutaba con los temas que conformaban el concierto de Dr. John. Un público que estaba cercano a completar el aforo total del auditorio, lo que es todo un éxito si tenemos en cuenta que era miércoles. Con “Dr. Blues”, “Only in America”, en la que se daban fusiones musicales de primer orden, y “When I’m right” finalizaba el concierto del pianista de Nueva Orleans, al que el auditorio pidió un poco más.
Dr. John –que cumplirá 70 años el próximo 21 de noviembre- mantiene intactas sus facultades musicales. Es más, me atrevería a indicar que las ha llevado a límites de soberanía ya que su concierto en San Javier ha sido un auténtico lujo y más rico, si cabe, que el ofrecido en su anterior visita. Así que lejos de bajar el clímax rítmico que había mantenido hasta ese momento, Dr. John y los suyos se arrancaron con “Ooh poo pa doo” colocando, así, esa guinda que citábamos antes a una noche de autenticidades, blues y mucho, mucho ritmo y pasión. ¡Qué delicia, Dios mío!

Las fotos continúan siendo de Marta Pinilla Aldaraví.



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