domingo, 26 de junio de 2011

EL XIV JAZZ SAN JAVIER YA ESTÁ AQUÍ


La  XIV edición de Jazz San Javier echó a andar este sábado, 25 de Junio, con las actuaciones del trío del guitarrista mallorquín, Biel Ballester que invitó al violinista rumano Costel Nitescu, y el grupo que lidera el guitarrista británico Albert Lee, Hogan’s Heroes.

El director del festival, Alberto Nieto, indicó en la presentación de la noche que esta cita veraniega con el jazz y su colateral “está sobreviviendo en medio de una tremenda crisis, como si de un transatlántico se tratara en medio de una tormenta”. Nieto dio las gracias por su fidelidad a los muchos aficionados que, año tras año, continúan asistiendo a los conciertos de Jazz San Javier y engrandeciendo, con ello, este festival.


 
El denominado “jazz manouche” o “gypsy jazz” es el hilo conductor de la música que practica el trío del mallorquín, Biel Ballester, que completan Graci Pedro, a la guitarra rítmica, y el contrabajista argentino, Leandro Hipaucha. Dos piezas del propio Ballester, “Uphill to Tibidabo” y “Ted & Rodrigo on the air” fueron su bienvenida a un público que se mostró caluroso en su acogida. Después, Biel Ballester presentó “Prelud Dancourt”, en homenaje a la plaza parisina en la que se venden las guitarras con las que se ejecuta ese jazz.
Una vez calentado el ambiente, Ballester presentó a su invitado: el violinista rumano afincado en Paris, Costel Nitescu, quien ya visitara –al igual que el mallorquín- Jazz San Javier.  “Atomic  gypsy swinging” sirvió para que el ya cuarteto se acoplara e iniciar, así, una muestra maravillosa de esta especialidad del jazz nítidamente europeo, a la que dieron tintes mediterráneos en piezas como “Per na Colo”.  A ellas siguieron “Danube”, el clásico de Django Reinhardt, “Blues Clair”, o “Xun shop blues”.



Con “Minor destillerie” y “Jungle rumba” dieron por acabado su concierto -en esta su segunda visita a Jazz San Javier- el trío de Biel Ballester y el violinista Costel Nitescu. El auditorio se mostró entregado con el cuarteto de músicos y así pidieron, con cierta insistencia, que regresaran al escenario para que regalaran algún tema más. El guitarrista se excusó por la tardanza en aparecer, pero no querían importunar en el comienzo de la siguiente actuación. Otra pieza inmortal del recordado Django Reinhardt , “Swing 48”, puso el punto y final a una interpretación impecable de la que el público se quedó con ganas de escuchar más piezas.



El segundo concierto de esta jornada inaugural del XIV Jazz San Javier tuvo tintes absolutamente contrarios y bien diferenciados, a cargo del guitarrista inglés, Albert Lee & Hogan’s Heroes. Música con muchos aires vaqueros de sábado por la noche en el club, que no obstante gustaba al respetable. Unas primeras piezas como “Two step two”, “Travelling prayer” o “Livin it down” colocaron al auditorio en otro ambiente bien distinto al que minutos antes se había creado con el  “jazz manouche”.
Albert Lee está considerado como el mejor guitarrista del modelo Telecaster de la marca de guitarras eléctricas FENDER. Sus intervenciones en grabaciones y conciertos con otros grupos y solistas del rock y pop, tanto inglés como norteamericano, son numerosísimas y le han hecho merecedor de ser merecedor de ese galardón. Valga como ejemplo sus visitas a Jazz San Javier formando parte de los Reyes del Ritmo que lidera el ex bajista de Rolling Stones, Bill Wyman.
Albert Lee se inició a muy temprana edad en el piano, antes de decidirse por la guitarra. Por ello emuló sus primeras enseñanzas en Jazz San Javier, interpretando al piano un tema de John Stewart titulado "Runaway train" que levantó, además de pasiones, a muchos de los asistentes de sus butacas.


Durante unos cien minutos, los Hogan’s  Heroes capitaneados por Albert Lee derrocharon parte de su potencial musical en un más que agradable concierto de quien ya es una de las leyendas vivas de la música británica. Por su parte, Hogan’s Heroes es uno de los grupos más afamados de Estados Unidos debido, entre otros aspectos, a que invitan a tocar con ellos a primeras figuras de la música como Eric Clapton, Lonnie Donegan, Willie Nelson o Emmylou Harris.
En suma, una primera noche del XIV Jazz San Javier para los contrastes musicales entre "gitanos" y "vaqueros", que animaron al auditorio a pesar de esa diferencia de estilos. Pero esto no ha hecho más que comenzar y hasta el próximo 30 de Julio, los conciertos con estilos contrapuestos irán conformando las crónicas personales de los que cada noche se dan cita en el Parque Almansa y que, como indicaba al principio, continúan fieles a este festival y dispuestos a disfrutar en todos los sentidos con el jazz, blues o rhythm & blues.  La proxima jornada será el viernes, 1 de Julio, con el regreso del guitarista norteamericano, Lee Ritenour, al que acompaña una leyenda del género: Dave Grusin. Antes, el pianista gaditano, Sergio Monroy, dejará ambientes de fusión entre el flamenco y las tendencias jazzísticas de ayer y de hoy. Ambos conciertos prometen posibilitar una estupenda noche veraniega de música y mejor ambiente. Lo contaré con todo detalle.

Todas las fotos de esta crónica son obra de MARTA PINILLA ALDARAVI.

ADIÓS, MIGUEL. ADIÓS.


Es un “viejo” rockero; viejo por lo veterano, que no por su estado de ánimo, su alma y su mente. Después de casi medio siglo luchando, trabajando duro, conquistando y otorgando parcelas de la música; innovando en el “show business” español del espectáculo en directo, aunque él nunca se “forró” de pelas con la música porque le ha gustado reinvertir parte de lo ganado en nuevos proyectos, su etapa de grandes escenarios parece tener un fin calculado, hasta cierto punto. Por segundo año consecutivo, el “Bye Bye Ríos. Rock hasta el final”, visita las ciudades españolas a las que no llegó durante 2010. El final será en América Latina. Una gira de despedida a lo grande, como nos tiene acostumbrados. Es Miguel Ríos.
Su concierto de Murcia fue una conexión absoluta entre las algo más de seis mil almas que se dieron cita en la Plaza de Toros de la capital murciana y el cantante granadino. Una vez más, la comunión público-artista se celebró y de qué manera tan estrecha. El propio Miguel Ríos dijo por el micrófono que “cuántas caras conocidas” de esta tierra, a la que amo y debo tanto (en su viaje hacia Madrid, allá por principios de los 60, Miguel hizo un pequeño alto en Murcia).

Sus temas de siempre sonaban por el coso taurino -transformado para la ocasión, en “rockódromo” para un rey del género-, con la misma frescura de años atrás. Los años pasan para todos, pero parece que no tanto por sus canciones algunas de ellas con una vigencia absoluta. Y todo ello, con una banda que arropa al mejor Miguel Ríos de todos los tiempos y a la que incorpora una sección de vientos (tal vez, porque la añoranza de la riqueza musical de una big band está presente) que imprime más contundencia y matices al sonido de esta despedida que nadie quiere creer. Y todo ello, con esa voz singular y hecha golpe a golpe, como aquellos versos de Machado que cantara durante el principio de los 70; cuando el “Himno a la Alegría” le había catapultado en medio mundo y Miguel Ríos ya se preparaba para iniciar una carrera de largo recorrido que, ahora, intenta culminar con mucha dignidad y mayor calidad. Esa calidad que te dan los años de trabajo y experiencias de todo tipo; de subidas y caídas, con las que Miguel Ríos ha ido aprendiendo el negocio del espectáculo y de la vida misma. Los murcianos no querían que se fuese, por ello tuvo que hacer dos largos bises antes de finalizar este concierto de dos horas y media de duración y del que, seguro, sus seguidores no se van a olvidar mientras vivan.

Un día antes, Miguel se acercó hasta un pueblecito a orillas del río Segura, Blanca, para inaugurar una exposición colectiva de fotografías sobre su trayectoria en la música que ha coordinado Domingo J. Casas como comisario de la misma, en la Fundación “Pedro Cano” de esa población. Momento que aprovechamos, para un reencuentro de dos viejos amigos que hablan sobre la vida y la música.

Pregunta.- ¿Es ésta una retirada a tiempo?
Respuesta.- Si, sí, sí. Estoy convencido de que cada vez más, los refranes tienen sentido y el de “retirarse a tiempo es una victoria”, en mi caso, creo que una verdad absoluta.

P.- ¿Cuántas historias, sean o no de carretera, tiene en su baúl? Porque desde 1961 a hoy han sido muchísimos kilómetros de todo.
R.- La verdad es que sí tengo un buen montón de “historias”. Pero lo realmente interesante ahora, no va a ser rememorar el tiempo pasado sino, de alguna manera, revivir algunas de mis etapas, de las cosas que he vivido. Yo tengo tres elementos importantes para la memoria. El primero es la música, como un hilo conductor importantísimo de la memoria. Al escuchar ahora mis discos (antes nunca lo he hecho, porque he ido aprendiendo de lo que otros iban haciendo), te puedes acordar de dónde, cuándo y por qué hiciste una canción o un texto. Y eso te lleva a recordar donde vivías, cómo era tu casa, cómo era la sociedad en aquel momento o qué problemas acuciaban a esa sociedad. Otro hilo conductor es lo visual que, como en el caso de Blanca con estas fotografías, te retrotrae a tiempos pasados. Y el tercer hilo conductor (impresionante para todos nosotros) es Internet. Cuando navego me entero de cosas que yo he ido diciendo con el paso de los años, a través de publicaciones que se han colgado en la red. Con Internet, las posibilidades de ampliar el conocimiento de toda tu vida son inmensas porque, hasta ahora, he vivido mi vida de una manera lineal y con Internet tengo la posibilidad de recrearlo. Y hay otro aspecto que también ayuda: la Literatura. Existe lo que se ha dado en llamar “licencia literaria”. Esto es, el contar las cosas que fueron verdad pero adornadas desde el punto de vista de cómo pienso que las viví. Es decir, que las viví de una forma pero hoy las recuerdo de otra. Y ese “engaño” es muy interesante porque mi vida, ahora, es menos plana que entonces. Hay muchas razones –y algunas, no confesables- por las que se deja de cantar. Y para mí, una de ellas es que esta música no es para viejos. En esa línea, me acuerdo mucho de los consejos de mi madre que era una gran fans de Antonio Machín, con quien hice amistad ya que coincidíamos en “bolos” y viajes. Y un día, la llevé a que viera a Machín en Granada y al terminar pensé que me diría: “Hijo mío, no sabes lo que te agradezco que me hayas dado la oportunidad de ver a Machín en directo”. Y no fue así. Me dijo: “Hijo mío, no te vayas a hacer viejo en un escenario, porque es la cosa más fea que existe”. Quiero decir con ello, que me he inventado espectáculos y escrito canciones, pero no soy un músico. Si fuera un músico estaría toda la vida en esto, porque el músico tiene la libertad de morirse sobre un escenario ya que se parapeta tras su instrumento. Pero un cantante, cuando llega el solo de guitarra o de un saxo, ¿qué hace? ¿Saltar? La verdad es que saltar a los 70 es muy complicado y difícil. Por eso puedo continuar haciendo cosas para la música; cantar gratis para ONG’s, como el concierto que se ha programado el 22 de julio en el Castillo de Lorca, a favor de los damnificados del terremoto que ha asolado esa bella ciudad. Ahora me interesa no ser profesional y vivir como “amateur”, como “amante de”, sin perder ese maridaje con la música. Me están ofreciendo varias cosas; una de ellas, me quieren pagar para que hable de música. ¡Fíjate! Lo haré alguna vez, como esa experiencia que ha llevado a cabo en Málaga Héctor Márquez, con “La música contada”. Ya han desfilado por ese espacio como 500 personas de diferentes “status” como Iñaki Gabilondo, a contar las canciones de su vida y hablar de eso sí que es factible.

P.- Hace poco más de un mes, se convocó por las redes sociales en Internet una manifestación por las calles de las ciudades españolas que, posteriormente, desembocó en lo que se ha dado en llamar el “Movimiento 15 M” aglutinando a personas de toda clase de ideología o religión, pero con un denominador común: la indignación. Como cantas en una de tus emblemáticas canciones “ésta es una generación límite” o la clase política y financiera “se ha pasado del límite razonable”.
R.-  En mi álbum “60 MP3” escribí una canción con Luis García Montero que se llama “El blues de la insatisfacción”, en la que hablaba del tío que lo tiene todo, pero que no está satisfecho porque ve mucha desigualdad y ello no le deja estar satisfecho. Cuando observo lo que está pasando es inconcebible que se haya tardado tanto en reaccionar por una parte de la sociedad.  El motivo se localiza en el desengrase de la actitud de contestación de los jóvenes, porque desde el Poder y la sociedad establecida se les ha indicado que “lo tienen todo y no han tenido que luchar por nada”. Ese mensaje los ha contagiado durante un tiempo, hasta que se han dado cuenta de que es mentira porque, en realidad, no tienen nada. Los que en los 60 éramos jóvenes y luchábamos por cambiar las cosas (tanto en lo político como en la manera de ver y entender la vida); en definitiva, de tener acceso a la libertad, sin tener que dar cuenta a nadie. La lucha, entonces, era fácil porque se hacía contra cosas establecidas como la intransigencia, la dictadura o la doble moral. Hoy los jóvenes parecía que lo tenían todo y que podían continuar de por vida en la casa de los padres. Y claro, se preguntan ¿qué futuro es ese? La verdad es que entiendo todo lo que está pasando, porque me rejuvenece. Pero van a tener problemas para mantenerlo porque es un movimiento –el pacifismo y la no violencia-muy “blanco” y existe mucha gente con muchos intereses “muy bastardos” que van a procurar que ese movimiento se transforme en uno más “intervenido” para romper, precisamente, ese romanticismo que ahora tiene. En mi opinión, lo que no han hecho bien los poderes no establecidos –pero que mandan en el Planeta- es la medición del grado de marginalidad que se está registrando, porque se les ha escapado lo que en las máquinas aparece como el “grado de error”. Se les ha escapado ese error y no se puede eternizar esa marginalidad. En España, cinco millones de parados se pueden revolver; probablemente no todos pero si lo hacen 300.000, esa es una cantidad muy importante. Todo comenzó a raíz de un libro, una especie de panfleto, que escribió Stéphane Hessel (uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948), quien en ese libro titulado “¡Indignaos!” hacía un llamamiento para protestar de manera pacífica contra los abusos de los poderes fácticos. Y si ese “panfleto” ha movido lo que se está viendo, merece la pena continuar escribiendo sobre ello.



P.- Estamos en unos momentos en los que el mundo (ese mundo global) atraviesa por un estado muy delicado. Pareciera como si las catástrofes, las desigualdades, los malos entendimientos, la esclavitud quisieran todos juntos apoderarse del ser humano y de su hábitat natural. Un claro ejemplo ha sido el terremoto y, sobre todo, el tsunami en Japón que ha descubierto la caja de los truenos: la enorme peligrosidad de la energía nuclear. Ya cantaste al respecto en uno de tus discos por los 80. Ahora más que nunca ¿hay que ser antinuclear?
R.- Yo creo que sí. La verdad es que esa parcela está mejor reflejada en “La huerta atómica”, un disco que hicimos por 1975 cuando vivía junto a la base aérea de Torrejón de Ardoz, con la pretensión de que saliera una obra sinfónica (con principio y final), al estilo de los trabajos que hacían grupos como Génesis de obras conceptuales. Lo nuclear es como una especie de mentira. Según los expertos, no es la energía más barata ni la más cara ni la más contaminante mientras esté controlada. Pero cuando ocurre lo que ha sucedido en Japón, sí es cierto que es la más peligrosa y contaminante porque sus efectos duran muchísimos años y los perjuicios se multiplican por miles, sobre los beneficios. Frente a esto (y haciendo uso de las nuevas tecnologías), hoy podemos abastecernos de energías naturales y, encima, a precios tiraos. De hecho es tan barato, que las eléctricas ya no quieren que continúen las plantas de energía solar porque les pueden llegar a cerrar el negocio. Si entras en Internet, te puedes informar de la cantidad de inventos que existen, de investigaciones culminadas, que nos indican que hay alternativas a la gasolina para mover los coches. Por ejemplo, si montas en un taxi se puede ver que para arrancar lo hace con gasolina, pero inmediatamente entra en funcionamiento un motor eléctrico que se va autoabasteciendo. Y entonces te preguntas ¿Por qué esto no lo ponen en todos los coches? Lo que quiero explicar con ello es que antes se intuían los “lobbys”; hoy se sabe a ciencia cierta que existen. Lehman Brothers crearon las “falsas cuentas” de Grecia y cobraron un pastón por ello, por buscarle la ruina a un país. Ahora, la gente en Grecia se ha echado a la calle para decirle al mundo que, por favor, les dejen comer algo y que no les aprieten más. Vivimos un momento apasionante, por un lado, porque se están cayendo muchas caretas; pero al mismo tiempo, tenebroso. Estoy convencido de que el capital va a concluir que por este camino, no hay gente que consuma y van a intentar llegar a un equilibrio. Pero no por una cuestión de querer salvar a la Humanidad, sino por salvarse ellos y poder continuar obteniendo un gran beneficio. Mientras, se les ha olvidado que la gente puede estallar.
P.- En esta gira (al menos en su primera parte, durante 2010) contaste con el concurso de algunos compañeros de camino; unos más veteranos que otros. ¿Cómo ves, desde tu perspectiva que te han proporcionado los años en los escenarios y fuera de ellos, a los nuevos músicos españoles. A esa “nueva ola”?
R.- Desde siempre me he interesado por conocer cómo se mueve el mundo del rock. Creo que ahora mismo hay mejores músicos que nunca; mejores bandas. La gente toca mucho mejor; tiene mucho más sentido como, por ejemplo, los murcianos de M-Clan. Si hubieran nacido en Estados Unidos, Carlos Tarque sería un ídolo mundial porque canta de una manera increíble. Esto en cuanto a los más o menos establecidos. Pero la gente que todavía está en embrión, les escuchas por los locales de ensayo tocar y lo hacen con un conocimiento de causa increíble. Todo ello, porque ya hay una tradición y una escuela de rock. En esto ha ocurrido como en la Literatura, que el nuevo escritor escoge su estilo por los libros que ha leído y que le son afines. En la música ha ocurrido lo mismo. En el concierto de Gredos tocó conmigo un chaval que se llama Salam (que estaba con el Mago de Oz) y toca que alucinas de bien con tan sólo 22 años. El único problema es que hay más músicos que oídos para escuchar. ¿Qué está ocurriendo entonces?  El personal no tiene tanto tiempo para escuchar todo lo que se edita. Tiene que elegir y esto, antes, era muy fácil cuando, por ejemplo tú, desde la Radio prescribías o informabas con tu criterio de que ese disco era bueno, regular o malo. Hoy la gente está huérfana de estas guías y tiene que bajarse de Internet todo lo que sale y almacenarlo en un compartimento de enorme capacidad, donde nunca escuchas nada y, en consecuencia, no respetas nunca nada porque no te ha costado ningún trabajo. Antes, cuando se prescribía, se creaba un interés por seguir ese disco que habías escuchado en la Radio; lo seguías hasta la tienda de discos (hoy ya no hay, apenas, tiendas de discos ni discográficas), te lo comprabas y le dabas un valor. Cuando pagas algo, le das una valoración. Hoy, con el “gratis total”, ya no se da valor a las cosas; una canción o disco te puede conmover o gustar, pero al no pagar nada por él no lo valoras. Y como la materia del ser humano es tan mala, que pensamos que lo que es gratis no vale nada, eso está siempre en el subconsciente. Por eso, a los músicos jóvenes les está costando tanto trabajo abrir camino, porque no tienen a quien convencer. Mira, otro ejemplo que viví. Mi hija Lúa fue a un concurso de bandas que se celebraba en Londres y que, el año anterior, había ganado un grupo murciano que se llama Second. Cuando les escuché, me gustaron mucho y me preguntaba por qué esa banda española no la conocía con la calidad que tenía. Llegas a la conclusión de que en este tiempo, te tienes que hacer experto en redes para ir conociendo la novedad. Y esto es así, porque es el tiempo que nos ha tocado vivir.


P.- Hace unos años (a pesar de que siempre que has podido, lo has hecho) volviste a Granada, a tus orígenes, para fijar buena parte de tu residencia anual. ¿Siempre fue uno de tus propósitos?
R.- Es cierto. Granada es como la tierra de promisión. Cuando te iba mal pensabas “es que como estoy en Granada…”. Cuando las cosas te han ido bien pensabas “Que se enteren en Granada…”. Bien. Pasados los años, te das cuenta que lo que más odiabas de Granada ahora es lo que más te atrae. Porque ahora cuando vuelvo, lo que quiero es una ciudad a la medida humana. Antes me fascinaba Madrid y pensaba que nunca podría dejarla. Mantengo una casa y tengo que viajar a Madrid con frecuencia, pero cada vez me es más hostil, más cuesta arriba y cada vez te cuesta más ver a los amigos, porque hay que ir de una punta a otra de Madrid. Para mí, Granada tiene un sentimiento espiritual. Es recuperar la luz, el sentido del tiempo. Luego tiene sus “cosillas”, como toda capital, pero es una buena ciudad para ir cumpliendo años, sí.
P.- El que suscribe (y el entrevistado creo que lo sabe) siempre ha mantenido que Miguel Ríos tiene la voz perfecta para interpretar “baladas”, pero no como las que le arreglaban en los tiempos de Hispavox –que también, en aquel momento-, sino del estilo de “No estás sola”. ¿Te sientes cómodo en temas como ese?
R.- Me gusta la balada y me encuentro a gusto en ella. Lo que pasa es que hubo un tiempo, cuando grababa con Hispavox y me arreglaba los temas Rafael Trabucchelli, en el que las grabaciones se hacían con 30 músicos (entre ellos, violines) y reproducir eso en los conciertos en directo era imposible. El “Himno a la alegría” no pude incorporarlo a los directos, hasta que salió el mellotrón; un teclado que imitaba los instrumentos de cuerda de una orquesta. Te producía un cabreo inmenso el que la gente pagara por escucharte en directo el último éxito discográfico y no pudieras tocarlo y, encima, no pudieras explicarle a la gente que no podías tocarlo porque no tenías los instrumentos adecuados para que sonara, al menos, parecido al disco. Durante mucho tiempo, lo pasé muy mal por esa circunstancia. Luego, cuando tomé las riendas de mi trayectoria buscamos hacer los temas con menos músicos y que sonaran bien.
“Santa Lucía”, por ejemplo, no quería que se incluyera en el “Rocanrol bumerang”. Si no es porque Carlos Narea y Tato Gómez se empeñaron, la balada de Roque Narvaja no hubiera aparecido, porque habían más temas y creía que la gente pensaría que era un “moña”; en los vinilos no podías pasarte de un cierto minutaje por cara, porque entonces el conjunto no sonaba bien, etc. Y luego fíjate cómo se ha convertido en casi un himno. Las canciones que canta la gente son aquellas en las que se oye cantando. Y cuando escuchas una canción interpretada por miles de personas, se hace más grande que tú y piensas que ha cumplido una función. Lo más importante es el nexo creado entre público y cantante.
P.- ¿Por esas líneas puede continuar las apariciones esporádicas de Miguel Ríos en el futuro? Uno piensa que la experiencia con la Big Band fue magnífica y tuvimos ocasión de ver otras dimensiones de Miguel Ríos poco conocidas hasta aquel momento.
R.- Ahora está carísimo el pagar 16 ó 20 músicos. El “mono” me lo quito cuando hay un concierto benéfico en Granada y viene la Big Band de allí a acompañarme en tres o cuatro temas. Y me encanta. Eso siempre está ahí. Lo que no quiero es hacer giras y meterme de nuevo en sus incertidumbres; si llueve o no, si vendrá o no la gente. Esas incertidumbres me han perseguido durante estos 50 años. Pero el cantar es emocionante y eso no lo voy a perder.


P.- Volviendo a otro de los asuntos que tiene “cabreado” al personal: el canon y los derechos de autor de la SGAE. ¿Por qué ha suscitado tanto embrollo este asunto? Y en segundo lugar, los músicos (o parte de ellos, que creo son bastantes numerosos) quieren desbancar a la cúpula de la SGAE. Denotan mucho descontento con la política y dirección de Teddy Bautista y su equipo. Ellos también parecen estar indignados ¿Por dónde va Miguel Ríos o no le interesa mucho este asunto? Hay mucho ruido de fondo, ¿no?
R.- ¡Vaya que si lo hay! El otro día me encontré a Luis Cobo “Manglis” y no me dijo que se presentaba a la Presidencia de la SGAE. He visto su vídeo en Internet y está muy bien. También opta Miguel Hermoso. Todas estas propuestas nos están llegando a través de los correos electrónicos que cada uno tenemos en la SGAE, que ha facilitado mucho bastantes tareas que se desarrollan por parte de los miembros como los Premios de la Música, etc. Creo que hace tiempo que se debía haber producido un cambio de personas, pero ahora es el momento de que la SGAE se incorpore a este tiempo. El equipo de Teddy Bautista ha realizado un trabajo muy bueno en la modernización. De hecho, yo votaré a ese equipo porque hay gente como Víctor Manuel San José y otras personas muy válidas. Pero mi opinión de cómo se gestiona la Sociedad General de Autores de España es que el equipo que gane esas elecciones va a tener que explicarle a la sociedad mucho mejor cómo funciona la institución, porque la política de comunicación de la SGAE ha sido peor –si ello es posible- que la de Rodríguez Zapatero. Porque mira que es difícil no tener un lenguaje que llegue a la gente, cuando manejas tantísimo dinero e información. Y pienso que se tenía que haber practicado una actitud didáctica de cómo y por qué se hacen las cosas, además de haber reconocido sus propios fallos ya que la autocrítica es lo primero que hay que tener y practicar en la vida. Sinceramente creo que la dificultad que hay en entender la SGAE tiene que ver mucho, con lo que antes te indicaba del “gratis total”. Esa es una práctica que se ha instalado en la música, haciéndole un daño terrible. No sé, exactamente, cuantos puestos de trabajo (directos e indirectos) se ha cargado el “gratis total” en la música. Han desaparecido las tiendas de discos; los locales donde tocar están absolutamente cuestionados. Todo lo que hay alrededor de la industria discográfica, los programas de radio especializados han desaparecido prácticamente y se ha optado por las “radio fórmulas” que, curiosamente, evita el tener trabajadores porque se graban para distribuir y sólo hace falta la persona que emite esa grabación. Todas estas circunstancias han ido en contra de la creación y del desarrollo de la música también como industria. En el respeto por el creador, la SGAE ha actuado bien pero lo ha explicado muy mal.
P.- ¿Qué ha significado para ti el autobús, además de ser un magnífico “blues”?
R.- Recuerdo los primeros años de mi carrera cuando iba en tren a los contratos. Donde llegara me esperaba una orquesta que sonaba muy diferente a los arreglos originales. Después cuando empecé a tocar con mis propios músicos viajábamos en furgonetas con el equipo detrás. La llegada del autobús significó la mayoría de edad para las bandas de rock en este país. La confraternización y el poder compartir experiencias y canutos nos hicieron mejores músicos. Ahora se ha vuelto a las estupendas furgonas que son más ágiles y rápidas.
P.- ¿Por qué el rock’n’roll es un boomerang, además de porque siempre vuelve?
R.- Esta canción es de 1980. Por entonces se notó una vivificación del movimiento rockero, que había estado en sordina desde el espejismo de los sesenta, con bandas como Los Brincos y Los Bravos. Esa canción habla de mi deseo de que lo que yo empezaba a ver en los conciertos, sobre todo en La Noche Roja, se materializara y el rock volviera para seguir contado la historia de una juventud que no acababa de creerse que era el motor del país.
P.- La de Miguel Ríos ¿ha sido una “manera de vivir”, de ser y estar?
R.- Pues sí. Creo que he tenido mi propia personalidad y mi discurso ha intentado reflejar la forma en la que entendía el mundo, mí tiempo. Nunca he intentado pontificar y siempre he mantenido muy frescas mis dudas, pero, al mismo tiempo, he procurado alimentar las menos contradicciones posibles. En un tiempo tan incoherente y falto de compromiso he procurado no taparme.
P.- Y ¿todo lo has tenido que hacer a pulmón, sin respirador o botellas de oxígeno que te ayudaran?
R.- No, siempre que he podido he aceptado la ayuda de la amistad. Mira, yo no soy ni un héroe, ni un santo, ni tampoco soy el que va a tirar la primera piedra por estar libre de pecado. Pero conscientemente nunca he engañado a nadie. Todavía puedo mirar a los ojos limpiamente.
P.- Y después de “Bye Bye Ríos”, ¿qué? ¿Otros proyectos más sosegados o menos frenéticos?
R.- Me gustaría aprender a vivir sin estar de la Ceca a la Meca, entendiendo por la Ceca casa de la moneda y Meca lo que todo el mundo sabe, casa de la religión. O sea que me gustaría sin pasta ni dios, sin ataduras quiero decir. Ayudando y ayudándome a pasar el tiempo que vendrá con la máxima dignidad posible.


   Todas las fotos de este reportaje y entrevista son obra de GOIO VILLANUEVA

martes, 14 de junio de 2011

OCHO AÑOS DE FESTIVAL BELLUGA

Tal y como se puede leer en este programa de mano, el VIII Festival Belluga regresa a su escenario natural (nunca mejor utilizado este adjetivo) de la emblemática plaza murciana, cuyo marco inigualable y joya del barroco español, el imafronte de la Catedral, constituye de por sí todo un espectáculo para los sentidos.

El Ayuntamiento de Murcia y la Fundación CAJAMURCIA reiteran así su compromiso con esta cita veraniega, que nos procura un cartel interesante para este Verano 2011 al que se puede acceder de manera gratuita. Desde el día 5 al 13 de julio próximos (ambos inclusive), los murcianos y visitantes de la ciudad podremos disfrutar de cuatro propuestas diferenciadas que nos atenuarán -seguro que sí- las elevadas temperaturas que suelen registrarse en Murcia por esas fechas del año.

Para comenzar, el martes día 5 de julio pisarán el escenario de Belluga la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, con el concierto "Tchaikovsky. Música para Danza". El programa estará compuesto por "La bella durmiente", "Cascanueces" y "El Lago de los Cisnes".

El jueves, 7 de julio, un "Concierto para Voces y Cuerda" a cargo de la Coral Discantus y el Quinteto Diapasón, con Ariel Hernández, como solista, y la dirección de Ángel Luis Carrillo. El programa es muy atractivo, con piezas clásicas del "gospel" tales como "Oh, happy day", "Swing Low", "Swing Charriot", "Joshua fit the battle of Jericho" o "Got down", entre otros muchos clásicos de este género de los espirituales negros norteamericanos.

El ecuador del ciclo llegará el lunes, 11 de julio, con un Concierto Sinfónico a cargo de la Sección de Cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia con Darling Dyle, como concertino y director, que interpretarán obras de Nielsen, Grieg o Vivaldi (entre otros), bajo el título de "Serenata Nocturna".

Y para el cierre, Danza Española a cargo de la Compañía Antonio Najarro que, dentro del epígrafe "Jazzing Flamenco", presentan una fusión de estilos que transcurren por el jazz, el blues o el propio flamenco en una coreografía que ha concebido el titular de esta compañía de danza, cuya dirección musical corre a cargo de Fernando Egozcue.

La cita de todas estas propuestas de música y danza será a partir de las 22 horas (diez de la noche), con acceso libre al recinto hasta completar aforo. En suma, que algunas de las noches murcianas de la capital se harán más llevaderas merced a esta propuesta que desde hace ya ocho años, la Fundación CAJAMURCIA y el Ayuntamiento de Murcia decidieron poner en marcha. Una iniciativa que se agradece en lo cultural y en la oferta de ocio y tiempo libre veraniego.

domingo, 5 de junio de 2011

THE MUSIC MEN: UN ANIVERSARIO CON MUCHOS AMIGOS.


El pasado viernes, 3 de Junio del año en cuso, un veterano grupo murciano denominado THE MUSIC MEN celebraron el X aniversario de su reencuentro musical, tras 30 años de separación. Y este feliz aniversario quisieron celebrarlo con algunos -de los muchos que poseen- amigos, cosechados a través de los tiempos musicales. Ciertamente no estuvieron todos los que son, pero sí eran todos los que subieron al escenario de "El Ventorrillo de las Peñas Huertanas". La cita, sobre el papel, prometía y cumplió su finalidad.


The Music Men es un grupo que nació allá por 1968, en el seno del colegio de los Hermanos Maristas del Malecón murciano. Sus componentes iniciales mostraban todo el entusiasmo propio de cinco jóvenes quinceañeros que como otros muchos, se sumaban a la enorme eclosión que The Beatles y otras formaciones británicas (fundamentalmente) o norteamericanas estaban causando en todo el mundo de la música moderna. Y aunque The Beatles eran los que más marcaban aquellas tendencias, The Music Men se decantaron más por formaciones como Rolling Stones, Canned Heat, Jimi Hendrix o el mismísimo "Rey del Soul", Otis Redding, entre otros. Es decir, que fueron definiendo más lo que sería su futuro estilo musical aunque fuera a fuerza de versionar los éxitos de aquellos su ídolos.


The Music Men fue uno de aquellos grupos que calaron entre los jóvenes murcianos, como lo demuestran sus actuaciones en diversas matinales de pedanías cercanas a la capital o en su participación en una iniciativa pionera como fue "Los Superpops", que desarrolló la extinguida Radio Juventud de Murcia y que llevó a cabo en las tablas del Teatro Romea (por cierto, una pena que después de cuatro años -ya vamos para cinco- permanezca aún cerrado por unas obras que durarían una temporada solamente). Pero lo que nos ocupa es la historia y el aniversario de The Music Men y es lo que continuamos contando.


Los estudios de cada uno de aquellos jóvenes inquietos, musicalmente hablando, produjo que la mayoría tuviera que salir de Murcia y el grupo se deshizo en 1970. José Luis García "JASI", se marchó a Granada para cursar sus estudios de Aparejador (entonces, hoy Arquitecto Técnico); Pepe P. Caparrós y Jesualdo Breis hicieron lo propio en Sevilla, ciudad en la que cursarían sus estudios de Ingeniería. En definitiva, que el grupo con esa realidad no podía continuar. Pero pasaron 30 años y cuatro de sus cinco componente iniciales decidieron, allá por el año 2000, que revivían a The Music Men y así lo hicieron. Y hasta la fecha. Diez años durante los que la música de estos "men" murcianos ha vuelto a invadir los escenarios de las salas, baretos y locales del panorama regional.


Y llegados a este punto, The Music Men decidieron celebrar esta primera década de su reencuentro, con una parte de los muchos amigos que pasaron -en algún momento de su trayectoria- por la formación (como el que suscribe, que fue su batería en un concierto celebrado antes de la separación en la también desaparecida sala de verano "Nairobi") o fueron pieza clave, precisamente, de esa su historia. Como indicaba unos párrafos atrás, no estuvieron todos los que son pero sí eran todos los que allí se dieron cita. Y fue bonito y hermoso. Los años pasan por todos los que pisamos la Tierra, pero se lleva bien como demostraron con un concierto que pasó de las dos horas. Como antaño, Pepe Pérez Caparrós (voz solista) hacía de "Maestro de Ceremonias". José Luis García "JASI" (guitarra solista y voces), de director de la cosa. Antonio Carrión (guitarra rítmica y voces) está casi como siempre y no digamos del bajista del grupo, Jesualdo Breis. Y la batería ha sido el instrumento que más "music men" ha tenido en esta formación. El último tras el reencuentro es Pepe "Hatman" Navarro; "Pepito Flash", para los más allegados (Los Flash fue otro grupo murciano de la época).



Y sonaron canciones con nuevos aires como "Green river", "Jumpin' Jack Flash", "On the road again", o una composición de José Luis García "JASI" titulada "What do you think about", en la línea musical que siempre ha caracterizado a The Music Men. Más tarde llegaron los Friends. El primero en aparecer fue Antonio Fenollar (guitarra y voz), que interpretó una vieja canción que en los 60 cantaba con José Luis: "Let it be me". Un poco antes, Mamen y Lourdes hicieron su aparición en el escenario para conformar los coros femeninos. Después, un viejo amigo de estudios en Sevilla: David Galindo (voz y guitarra).


La noche y el concierto también fueron propicias para las sorpresas, como la que nos produjo la aparición de Coco García (guitarra y de qué manera) e hijo de José Luis García "JASI", quienes mantuvieron un "duelo de cuerdas" a través del conocidísimo "Hey Joe", que compusiera el no menos recordado Jimmy Hendrix. Coco García está llamado a ser uno de los guitarristas españoles más destacados, si su carrera musical no se ve interrumpida por otra u otras circunstancias. Espero comprobarlo.


Y por fin, dos baterías y percusionistas igualmente conocidos del mundillo musical murciano: Pepe "Mike" Riquelme y Pedrín Sánchez, éste último del grupo Los Marañones. Con ellos, las notas de "Evil ways" se desplegaron por todo el recinto y empujaron, de manera definitiva, a los pocos rezagados que aún no bailaban al ritmo de la música.



En definitiva, que fue una noche mágica e inolvidable para una mayoría; mucho más, para The Music Men que a partir de ese concierto son mucho más "Hombres Musicales" y afortunados de contar con tantos amigos. La noche acompañó en lo meteorológico (tal vez, un poquito de fresco de más para las fechas del año en las que estamos) y en lo musical. El reencuentro, también, de muchos de nosotros fue otro más que agradable y entrañable motivo de haber acudido a la cita convocada por The Music Men. ¿Qué más se puede pedir? Felicidades, muchachos.

El reportaje fotográfico es una "obra de artesanía" (nunca mejor utilizado ese término, como consecuencia de la pobre iluminación con que se "adornó" el concierto. De ahí, el blanco y negro) del maestro Goio Villanueva a quien agradezco tanto esfuerzo por lograr fotos acordes con su prestigio. No obstante (teniendo en cuenta lo de la falta de iluminación), no han quedado mal del todo ¿verdad? Gracias, Goio.