jueves, 14 de julio de 2011

CHICAGO CONQUISTÓ A SAN JAVIER

Rober Lamm, líder y fundador de Chicago

Pasado ya el ecuador de esta XIV edición de Jazz San Javier, los aficionados más veteranos han tenido la ocasión de rejuvenecer 30 ó 40 años (depende de la edad actual). Los responsables de ello han sido los componentes del grupo norteamericano, Chicago, que han escogido San Javier para ofrecer su primer concierto en España, después de 44 años sin visitar nuestro país. Tan sólo tres de sus siete fundadores continúan en la formación que ha llegado a España y que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue conservando aquel sonido que desde 1969 les catapultó a las primeras posiciones de las listas de éxito.
Los actuales Chicago están conformados por Robert Lamm, en la voz y teclados; Lee Longhnane, trompeta; James Pankow, trombón; Ray Hermann, saxo y flauta; Jason Scheff, bajo y voz; Keith Howland, guitarra; Lou Pardini, teclados y voz; Drew Hasker, percusión; y el baterista, Tris Imboden. Con “Make me smile” (Hazme sonreír) -en un medley de varias de sus canciones de éxito de aquellos primeros años de la década de los 70- dieron comienzo a un repaso de sus mayores éxitos a lo largo de 32 álbumes que recogen el compendio musical de este mítico grupo del denominado jazz-rock.

De izquierda a derecha, James Pankow, fundador. Ray Hermann y otro fundador de Chicago, Lee Loughnane

Así, los que fuimos seguidores de aquellos éxitos –y aún hoy conservamos ese regusto- pudimos recordar piezas como “Baby what a big surprise”, “Old days”, “Along comes a woman”, “Wake up sunshine” oBeginnings” –que fue presentada por Robert Lamm, como una canción que todos conocíamos- hicieron que las dos mil almas que abarrotaban el auditorio del Parque Almansa aplaudieran al unísono, corearan como una sola voz y se movieran al compás de aquellas canciones que muchos años atrás fueron iconos para ellos.
Keith Howland

En efecto. Cuando el público ya se había entregado de manera inequívoca, Lee Loughnane anunció “Call on me”, que subió más, si cabe, la temperatura que se registraba en el auditorio. Y a ésta siguió (I've Been) Searchin' So Long”, tras presentar Robert Lamm al grupo, varias piezas más de su amplísimo repertorio hasta que llegó su primer éxito en 1969: “I’m a man”. Los recuerdos de otros tiempos se agolpaban en las mentes del público. La gente bailaba en sus localidades. Algunos no pudieron reprimirse y saltaron al foso, para seguir el ritmo de esta especie de “jam” que Chicago hizo sobre el tema y en el que el batería, Tris Imboden, y el percusionista, Drew Hasker,  tuvieron sus cinco minutos de gloria, en un dúo perfectamente coordinado que culminó el público en un estallido de aplausos y silbidos premiando a ambos. La guitarra de Keith Howland recogió al resto del grupo para retomar la melodía central.
Tris Imboden
Drew Hasker

Aquello era el séptimo cielo, la locura colectiva de un público que había vuelto a sus 20 ó 25 años. Pero no solamente estaban los más veteranos de sus fans, sino que dos o tres generaciones (como en otras ocasiones ha ocurrido en San Javier) se habían dado cita con Chicago, para disfrutar a tope de una música que le gana al tiempo y por la que, efectivamente, parece que ese tiempo no pasa por ella. James Pankow dijo “sois un público maravilloso, de verdad”. Y sin pausa para el respiro, la música continuó sonando y dejando sensaciones que permanecen desde hace mucho tiempo.
Lou Pardini

Ray Hermann protagonizó un solo con el saxo soprano que, al igual que al resto de sus compañeros, el público premió. Lee Loughnane y James Pankow eran los que más animaban un concierto que estuvo perfecto en todo. Y otro icono de Chicago se esparció por todo el Parque Almansa coreado por los aficionados: “If you leave me now”. Además de conservar aquel sonido que les hizo merecedores de estar entre los mejores grupos que ha dado Norteamérica, Chicago se muestran como profesionales auténticos; alejados de las leyendas que envuelven a otros “divos”,  cada uno de ellos son naturales y cercanos. Tal vez este aspecto, también sea el que les mantiene en los escenarios con tanto éxito como antaño.
Tras casi dos horas de concierto ininterrumpido, Chicago regresó al escenario ante el clamor del auditorio para sobrepasar los 120 minutos. Y ofrecieron dos bises antológicos: “Free” y “25 or 6 to 4”. Aquello fue el zénit y los cuerpos no se sabe muy bien si podían resistir tanto frenesí. La noche, además, acompañó con una suave brisa que por estas tierras tan calurosas y húmedas se agradece.

En el capítulo de las anécdotas les comento que escuché a algunos aficionados quejarse del sonido sin matices, que estaban dando los técnicos del grupo norteamericano (el sonido que ofrece el festival de San Javier, no intervino porque Chicago lleva todo lo necesario).  La verdad es que este festival también se caracteriza por el magnífico sonido que da; tanto en limpieza, como en matices. Y eso, el aficionado habitual de Jazz San Javier lo nota.
En definitiva, una noche para guardar por los siglos de los siglos en la que un grupo de excelentes músicos que forman Chicago, nos confortaron algo más de dos horas de nuestra existencia con su música y cariño humano. ¡Que Dios los bendiga!

Las fotografias son obra de MARTA PINILLA ALDARAVÍ.

El grupo Chicago, durante su exitoso concierto en Jazz San Javier

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Yo estuveeee!!
    y fuee fantasticooo el mejooorr conciertooo!!
    me siento orgullosa de haberlos vistooo y de que Ray Hermann y Keith Howland (que me tiene enamorada) me dieraan la manoo!! =)

    ResponderEliminar
  3. Me laegro mucho por tí, Alejandra. Para un aficionado/a el poder llegar hasta su ídolo/os es todo un logro. Y si encima, el concierto resultó magnífico para qué contarte. Gracias por visitar este tu blog y por su comentario. Puedes regresar y escribir cuando y como desees. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Perdón, por el "salto de laegro", cuando debería ser "alegro". Cosas del verano.

    ResponderEliminar