miércoles, 13 de julio de 2011

FRAGANCIAS DE FLOR DE LOTO Y ROMERO, HASTA QUE APARECIÓ EL BLUES


Sexta jornada de Jazz San Javier, en otra noche de contrastes musicales y de exotismos. La primera parte dedicada más al jazz y las fusiones con una parcela importante para la música hindú, a cargo del cuarteto del pianista catalán Jaume Vilaseca y la invitación del músico Ravi Chary. El segundo concierto nos trasladaría a otro escenario diametralmente opuesto aunque no tan alejado de estas primeras bases. Nos referimos al guitarrista norteamericano, Elvin Bishop, que dejó un insistente “perfume” de blues en el Parque Almansa, sede del festival de San Javier.

El concierto que nos ofrecieron el cuarteto de Jaume Vilaseca con Ravi Chary creo no equivocarme si afirmo que ha pasado a la historia de Jazz San Javier, como uno de los más originales que han dado estos catorce años de historia del festival. La actuación se abrió con una pieza titulada “El nuevo mundo”, a cargo del cuarteto que lidera el pianista Jaume Vilaseca; Víctor de Diego, al saxo y flauta; Dick Them, contrabajo y bajo eléctrico; y el baterista y percusionista, Ramón Díaz. Tras este tema que sirvió para romper el hielo, Vilaseca dio las buenas noches y agradeció la asistencia y el que este festival les hubiera contratado para tocar en este marco ya que, según el pianista catalán, San Javier es uno de los más importantes de los que se celebran en España. A renglón seguido presentó a su invitado; el músico hindú, Ravi Chary, con quien el cuarteto grabó su disco “Mumbay” (que es como realmente se llama la ciudad de Bombay) a raíz del cual, la colaboración entre ambas culturas musicales ha dado unos magníficos y enriquecedores frutos como se pudo comprobar de inmediato, con los temas “El hotel” y “Camins y boires”, donde la fusión del jazz con la música de la India nos trasladaba a paisajes exóticos evocando, en algunos momentos, el flamenco. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta que los primeros gitanos procedían de ese país, en sus migraciones hacia el continente europeo.

Con “Circles”, se despedía, momentáneamente, Ravi Chary dejando una magnífica y gratificante sensación entre el auditorio. En ese momento del concierto, Jaume Vilaseca retomaba con su cuarteto un rumbo más jazzístico con “Habanera” (viejo tema de uno de sus primeros discos editado en 2002) y una novedad en terrenos del bossa titulado “Laberintos”, que centró el concierto hacia el cuarteto sin olvidarnos del ambiente creado por el sitar de Ravi Chary.

Después de este punto y aparte, Vilaseca volvió a llamar a Ravi Chary al escenario, para retomar las fusiones musicales a través de “Cañitas”; una pieza nítidamente flamenca, a la que Chary añadía una combinación riquísima y difícil de superar  y cuyas estructuras no son desconocidas para el músico hindú. Tan es así, que se permitió un solo de “scat” flamenco, cuan si de un cantaor flamenco se tratara. El público supo premiar tanto derroche de imaginación y conocimientos musicales del quinteto. Con esta pieza acabaron su concierto, pero el público –que ya se sabe que siempre tiene la razón- pidió su regreso para un bis o los que fueran posibles y el quinteto de músicos accedió a ello.

“Pirata” fue una pieza que nos colocaba, con sus sonidos, en el siglo XXI. Ravi Chary sabe aplicar muy bien los avances tecnológicos a su sitar obteniendo sensacionales resultados sonoros. La pieza sirvió para mantener un diálogo a tres entre el piano, el sitar y el saxo de Víctor de Diego que resultó interesante. Al finalizar, el auditorio puesto en pié premió con un largo aplauso a estos cinco músicos que les hicieron pasar poco más de hora y cuarto de magníficas sensaciones musicales; de evocaciones a las Mil y Una Noches, a tierras lejanas a las nuestras pero a la vez, cercanas y entrañables. Todo un mundo de contrastes hermosos. Y mi enhorabuena al cuarteto de Jaume Vilaseca que junto a otros músicos españoles que ya han desfilado por este festival, en ésta o anteriores ediciones, nos están demostrando el alto nivel que España posee en cuanto a músicos sobradamente preparados, bien sea en el jazz o en otras tendencias de la música. Con este personal ¿quién necesita, como antaño, traer a otros músicos de fuera de nuestras fronteras, si no es para que colaboren en nuestros conciertos? Lo dicho, aquí hay mucha materia de primera.

La segunda parte de esta sexta jornada (ecuador de esta XIV edición de Jazz San Javier) tuvo un ambiente, sonido y decorado muy diferente aunque no perdió del todo la base y el espíritu de este festival. Su protagonista, el guitarrista norteamericano Elvin Bishop y su grupo compuesto por el veterano Ed Earley, en el trombón de varas y percusión; Bob Welsh, guitarra y piano; Steve Willis, teclados, acordeón y armónica; Ruth Davies, contrabajo eléctrico, y el también veterano baterista, Bobby Cochran.”Stealin’ Watermelons” fue su pistoletazo de salida para los muchos aficionados que rápidamente saltaron al foso del auditorio, para estar más cerca de su ídolo y animar más, si cabía, esa fiesta del blues.

Con este grupo repleto de músicos con muchos kilómetros a sus espaldas, Bishop planteó un concierto sin complicaciones que se movió por los terrenos del blues con absoluta libertad y agilidad. Las canciones fluían rápida y calculadamente, mientras el público bailaba, aplaudía o coreaba cada tema. Piezas como “Next time you see me”, That’s my thing”, “Half way out the door” o “What the hell’s going on” hacían las delicias de los casi dos mil aficionados que se dieron cita con Bishop y su grupo.

Another Mule Kickin' in Your Stall”, un instrumental, “Booty Bumpin'”, “Groove back”, “My dog”  o “Party till’ the cows come home” iban subiendo de temperatura el ambiente del auditorio y provocando el delirio de un público entregado a esta veterana banda que lidera el guitarrista nacido en California. Pero el concierto estaba lejos de acabar, porque Bishop y sus músicos se mostraban a gusto con este auditorio y tenían ganas de derrochar energía musical. Y así, los temas siguieron llegando hasta lo más hondo de cada uno de los que llenaban el foso o bailaban de pie junto a sus butacas. Sin piedad alguna, las notas de “Calling all cows”, “Rock my soul” o “Blues with a feeling” se esparcieron por todo el Parque Almansa para que la fiesta fuera total. Tan es así como les relato, que hasta el cuarteto de Jaume Vilaseca, Ravi Chary y su esposa, se mezclaron con el público agolpado en el foso bailando y coreando los temas con ellos. Hasta en dos ocasiones tuvieron que regresar al escenario (por cierto, sin apenas dar tregua a los aficionados), para alargar esos minutos de sumo placer y diversión.

En definitiva, una noche de ensueño con la música del cuarteto que lidera el pianista catalán, Jaume Vilaseca y su invitado, el hindú Ravi Chary, que nos hizo “flotar” para viajar a otras tierras de fantasía y aventuras dejando en el aire fragancias de flor de loto y romero, hasta que esa nube se disipó y regresamos a la tierra, para trasladarnos a una auténtica fiesta del blues con el grupo del guitarrista norteamericano, Elvin Bishop. Mi consejo es que descansemos todo lo que podamos después de tanto frenesí, porque llegan a Jazz San Javier los componentes de Chicago; un grupo que es toda una leyenda del denominado “jazz-rock”. Y para ello hay que estar “en plena forma”. Lo contaré todo. Seguro.
Todas las fotos son obra de MARTA PINILLA ALDARAVÍ.


No hay comentarios:

Publicar un comentario