viernes, 31 de julio de 2015

LA ELEGANCIA DE CARLA COOK Y EL ESPECTÁCULO ARROLLADOR DE ROYAL SOUTHERN BROTHERHOOD PROVOCÓ UNA NOCHE ÚNICA EN SAN JAVIER

La cantante de Detroit se ha convertido en una de las voces del jazz más importantes del momento. Y desde Nueva Orleans, el mestizaje propio de la ciudad se refleja en la música del grupo que lidera Cyril Neville, con músicos de una enorme calidad.

Carla Cook ha vuelto a repetir éxito en su regreso a San Javier.
El Jazz San Javier, en ocasiones, nos proporciona noches increíbles como la que se vivió el sábado, 25 de julio, en el escenario del auditorio Parque Almansa. Lo habitual, conciertos de contrastes musicales, estaba asegurado. Lo que sobre el papel no se indicaba es que la calidad, elegancia y maestría de los músicos que iban a protagonizar ambos conciertos era sublime. Es una apreciación que no se conoce, hasta que no se celebra el concierto y recibes, a través de la música, esas sensaciones tan excitantes y placenteras a la vez. La primera parte estuvo protagonizada por una de las, para mí, mejores voces que existen en estos momentos en el jazz vocal femenino. Se trata de la cantante de Detroit, Carla Cook, que regresaba al festival tras su primera visita en la edición XIV celebrada en 2011 y como ahora, con el trío del pianista catalán Albert Bover. Elegancia donde las haya sobre el escenario, en todos los sentidos. La segunda parte, aún siendo absolutamente diferente, no por ello bajó en calidad. Todo lo contrario. Se pudo comprobar que haciendo blues, rock o funky se puede ser tan buen músico como otro que practique jazz. Y eso es, exactamente, lo que pudimos ver y escuchar a la banda que lidera Cyril Neville y que atiende al nombre de Royal Southern Brotherhood (Real Hermandad del Sur). Una sólida formación que mezclan esos estilos que he citado logrando, sin que parezca un esfuerzo para ellos, una música resultante que te engancha sin remedio desde la primera nota con una puesta en escena cuidada y festiva. Todo el espectáculo norteamericano, en estado puro.

El pianista catalán Albert Bover.
Jazz San Javier acogió hace, ahora, cuatro años la colaboración que el propio festival ha venido propiciando entre músicos españoles y los de otra nacionalidad. Uno de esos casos fue presentado en 2011 (la XIV edición), entre el trío del pianista catalán Albert Bover y la cantante norteamericana Carla Cook. Aquel concierto dejó un gratísimo recuerdo que lejos de olvidarse, se acrecentó cuando en la segunda parte, la Lincoln Center Orchestra que lidera Wynton Marsalis, invitó a Carla a interpretar un viejo tema de Duke Ellington y confirmamos aún más la calidad de esta cantante, con el respaldo de una big band como la Lincoln. Pues bien. Han pasado cuatro años de aquel concierto y con nuevo repertorio al de entonces, el regreso del mismo trío y cantante se nos presentaba como una de las noches de gran altura musical para, sobre todo, los que denomino “aficionados pata negra” del género. Y así fue. Carla Cook ha crecido en este tiempo, de una manera grandiosa hasta el punto de que se ha convertido en una de las voces habituales de la Lincoln Center Orchestra, en sus conciertos neoyorkinos.

El contrabajista Ignasi González.
El comienzo de este concierto corrió a cargo del trío que lidera el pianista catalán Albert Bover, que se completa con el bajista Ignasi González y el baterista Jo Krausse (alemán, residente en Premiá de Mar desde 1993). Una pieza instrumental, “Evidence”, del recordado Monk, que enlazaron con “Simply Natural” (tema de la cantante que titula uno de sus discos) para que apareciera en escena Carla Cook.
Tras dar las buenas noches y explicar que estaba contenta de regresar al festival, Carla Cook y el trío de Albert Bover abrieron el tarro de sus esencias y éstas se esparcieron por el auditorio, con piezas como “Like a lover”, “Softly As In A Morning Sunrise”, “Honeysuckle Rose” (otro estándar de Fats Waller) o “Salt Song” de Staley Turrentine, con una introducción que Krausser ejecutó limpiamente emulando las congas del original. Piezas en las que Carla Cook fue dejando su impronta interpretativa que ha crecido –y mucho-, en los últimos cuatro años. Sus registros vocales son amplios y limpios; puede lograr notas altas con las que embobar al más pintado, pero luego juguetea con éstas y los graves y medios mientras practica “scat” con una facilidad asombrosa. Lo cierto es que me recordaba por momentos (y salvando las distancias) a Ella Fitzgerald. 

Jo Krausse reside en España desde 1998 y es uno de los más prestigiosos bateristas de Europa.
Después del frenesí de corte brasileño que supuso la pieza de Turrentine, la calma se hizo presente con un tema italiano que hizo popular su compositor y cantante, Bruno Martino: "Estate". Luego, el regreso a Thelonius Monk con "Well, Yo Needn't", en la que Carla Cook imitó en "scat" el sólo del tradicional saxofonista Charlie Rouse, que fue el más habitual de los acompañantes de Monk en su grupo. Maravillosa Carla, que sabe calcular la temperatura del auditorio en todo momento, como demostró en esta pieza a ritmo de bop. Con "Hold To God's Unchanging Hand" (una recreación de un gospeld) llegaba al final de su concierto en San Javier, esta magnífica cantante nacida en Detroit y compañera de estudios musicales de otra virtuosa del violín, que ya visitó este festival: Regina Carter. El auditorio, puesto en pié, solicitaba un poco más. Habíamos estado en la gloria y nadie quería acabar con ese placentero momento. Así es que Carla Cook y el trío de Albert Bover (su familia española, según indicó al presentar a estos músicos) regresaron al escenario para regalar un bis de Duke Ellington: "In a mellow tone". Broche espléndido, para una Señora del Jazz que a sus 53 años posee un potencial increíblemente enorme. 


Carla Cook y el trío del pianista Albert Bover.
La segunda parte de esta penúltima jornada de Jazz San Javier iba a cambiar el estilo, como cuando se da la vuelta a un calcetín. Pere no por ello, la calidad de sus protagonistas musicales iba a decaer; muy al contrario, la Royal Southern Brotherhood que lidera el cantante y percusionista Cyril Neville nos iba a trasladar a los pueblos y campos sureños, de una Norteamérica variopinta en sus paisajes, personas y músicas. El blues, rock y funky se mezclan para lograr un resultado compacto y bien ensamblado que proporciona, sin duda, un estado placentero donde los haya y en el que la música es el tren que te recorre todo tu ser, sin que puedas parar ni por un momento esa sensación. El grupo, además de Cyril Neville, está conformado por Tyrone Vaughan, guitarra y voces; Bart Walker, con su sombrero y barba, también en guitarra y voces; un buenísimo Charlie Wooton, en el bajo y coros y el baterista Yonrico Scott, que ofreció junto a Wooton, una de las secciones rítmicas más conjuntadas y contundentes que hemos visto en Jazz San Javier. "Reach My Goal" fue su tarjeta de presentación, para continuar a ritmo de funky con "Moonlight Over The Mississippi". 

El cantante y líder del grupo Cyril Neville.
La Royal Sothern Brotherhood se muestra como una banda sólida, en la que hay concesiones para todos sus componentes. Así, los guitarras se van alternando en los solos mientras que el bajo y el batería desarrollan todo el peso rítmico de todas y cada una de las canciones que va interpretando la voz de Cyril Neville y que, en ocasiones, va adornando con sus percusiones. Fue el caso, a ritmo de reggae, de “Don’t Look Back”, otro de los temas que aparece en su más reciente disco del mismo título.

El contundente bajista del grupo Charlie Wooton.
El grupo no da respiro y enlaza un tema con otro, sin apenas esperar unos segundos. No hay presentaciones ni cosas que se le parezcan; prefieren ir directamente a desarrollar todo su potencial musical, al objeto de dejar al aficionado totalmente pegado al concierto y sin que tenga tiempo para un mínimo despiste. Así que buena parte de ese su último disco continuó sonando, a través de temas como “Poor Boy” e “I Wanna Be Free”; dos piezas en el más puro estilo de rock sureño que colocaron a un buen número de aficionados intentando hacerse con un hueco en el ya famoso foso del auditorio.

Bart Walker durante un momento del concierto.
Ya indiqué al principio, que estos músicos poseen una sobrada calidad y maestría. Una muestra fue el comienzo de “Fountain Teller”, un blues pegajoso en el que Cyril Neville tiene momentos sublimes y un solo de guitarra que se mueve lentamente, como si fuera una chica que te quiere enamorar. La fiesta continuaba con otra pieza a caballo entre el blues y el rock (aunque más de éste último) titulada “It’s All Good”. Y apenas unos segundos después, otro cañonazo de este grupo nacido en New Orleans entre rock y funky: “Runnig Water”. Demostración de algunos conocimientos de Charlie Wooton, que utilizó su guitarra de bajos como una solista realizando un solo magistral de siete minutos, que dejó al personal petrificado. Y a continuación (quedaba claro que éste era el tema para la sección de ritmo), el baterista Yonrico Scott hizo lo propio, con otra demostración de su dominio percutivo por espacio de cuatro minutos y medio, reenganchándose su compañero Wooton, retomar todos el camino y fusionar con "Greasy".

Tyrone Vaughan uno de los dos guitarristas con que cuenta el grupo.
Con "Rock and Roll" acababan esta fiesta inequívocamente americana, la Royal Southern Brotherhood en esta su primera visita a Jazz San Javier, que dejaba un imborrable recuerdo en el público y una puerta abierta de par en par, para su futuro regreso con nuevos proyectos a esta cita veraniega. El auditorio, entusiasmado, solicitaba mucho más y la banda regresó al escenario, para regalar dos largos buses: "Yellow Moon" y "The Uptown Ruler/Everyday People/The Uptown Ruler". Los aficionados se dieron por satisfechos, el grupo vendió sus discos y todos, absolutamente todos, tan contentos y felices. 
En definitiva, una penúltima jornada la de este XVIII Jazz San Javier, en la que hubo elegancia y espectáculo dentro de un marco de mucha calidad. La jornada de clausura tendrá también dos partes bien diferenciadas. La primera, un homenaje a Chick Corea con el bajista catalán Carles Benavent, que lidera un grupo de músicos españoles reunidos para la ocasión. La segunda parte, una vez más, el blues que nos dejará uno de los más firmes valores del momento, que regresa a San Javier: Joe Louis Walker.

Todas las fotografías son obra de GOIO VILLANUEVA

El baterista Yonrico Scott.

La Royal Southern Brotherhood.

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