viernes, 14 de julio de 2017

THIERRY LANG CREA AFICIÓN MIENTRAS STACEY KENT CANTA “DOUCEMENT”.



El pianista suizo volvió a Jazz San Javier para regalar uno de esos conciertos que crea afición por esta música. A ello ayudó el armonicista francés Olivier Ker Ourio que, según los expertos, puede ser el sustituto del desaparecido Toots Thielemans. Después, la norteamericana europea Stacey Kent ofreció, pese a sufrir una bronquitis, una actuación clamorosa que dejó al auditorio sin palabras.


El pianista suizo Thierry Lang durante un momento de su concierto.


Los días van transcurriendo en este mes de Julio de 2017 y aunque no lo parezca, ya se han cumplido cinco jornadas del XX Jazz San Javier. En ésta última, la quinta, se nos presentaba sobre el programa una de las noches que, sin duda, era propicia para los buenos aficionados al género. Sus protagonistas fueron el pianista y compositor suizo Thierry Lang –con su invitado especial, el armonicista francés Olivier Ker Ourio-, que regresaba al festival tras haber clausurado todos sus conciertos su homólogo norteamericano Ransey Lewis. Para la segunda parte, Jazz San Javier nos había preparado un concierto delicado y suave; como la voz de su protagonista: La cantante norteamericana, residente en Europa, Stecey Kent, acompañada por su esposo el saxofonista y flautista inglés Jim Tomlinson. Dos maneras de abordar esta música pero con una calidad y magnetismo innegables para todo buen aficionado al género.
El XX Jazz San Javier había configurado esta jornada con el regreso de toda una leyenda,  como es el pianista norteamericano Ransey Lewis y su Electric Band. Pero antes de que finalizase el mes de Junio, Lewis anunciaba que suspendía todos sus conciertos debido a problemas de salud. Así que hubo que recomponer el cartel de este quinto día de festival y para ello, se escogió a otro pianista que ya había visitado el festival con anterioridad y que, entonces, dejó un recuerdo imborrable en el público y una de las mejores noches de todas las ediciones celebradas hasta el momento. Nos referimos al suizo Thierry Lang al que acompañaban Heiri Kaenzig, en el contrabajo; el baterista Mario Gonzi (el pasado año hizo doblete en la misma noche de clausura, con Ellis Marsalis y Kevin Mahogany), así como el invitado especial de Lang para esta ocasión: El armonicista galo Olivier Ker Ourio. Con estos mimbres, Lang confeccionó un concierto equilibrado, con estándares del género y dejando siempre nítida su enorme sensibilidad para la interpretación. Las primeras notas de “The Old Country” (éxito del recordado trompetista Nat Adderley) sonaron en el auditorio haciendo el pianista una introducción adaptada por él de esta pieza publicada en 1960, en la que Ker Ourio tomaba el relevo de la trompeta de Adderley recordándonos, de inmediato, al querido Toots Thielemans en su visita durante la IV edición.


El francés Olivier Ker Ourio está considerado como el sucesor del desaparecido Toots Thielemans.


Tras presentar al trío y a su invitado, Thierry Lang indicó la composición con la que había abierto su concierto que continuaba con otra pieza del Real Book del Jazz titulada “Stella By Starlight”, pero siempre en una personal versión que el pianista imprime a cualquier composición que aborde. Aquí tuvo más protagonismo el gran cola al que apoyaban en todo momento y de manera sensacional, la sección rítmica conformada por Kaenzig y Gonzi. Los asistentes permanecían en sus butacas sin moverse, atentos a las evoluciones del cuarteto y disfrutando al máximo de un concierto que transcurría de manera sosegada pero, al tiempo, provocando sensaciones placenteras. Como cuando llegas al final del día a casa, te sientas en tu sillón y te relajas al máximo escuchando uno de esos discos grandes de vinilo de tu mejor intérprete.


Mario Gonzi disfrutando mientras acompaña al resto de la formación.


Y llegó “Emily”. Pieza compuesta para el cine por Johnny Mandel y Johnny Mercer que formó parte de la película “La americanización de Emily” (en España, “Nunca comprarás mi amor”), a la que Thierry Lang con el acompañamiento de la armónica cromática de Olivier Ker Ourio volvió a dar su toque intimista y personal logrando arrancar, una vez más, los aplausos unánimes del auditorio de Jazz San Javier. Lo he mencionado al principio: Thierry Lang posee un don especial para elegir repertorios. Y esa noche no fue una excepción. Como si de una mirada hacia atrás (pero sin ira) se tratara, Lang fue desgajando el preparado para la ocasión. Así que atacaron “Estate”, un viejo éxito del italiano Bruno Martino, al que, naturalmente, tanto Lang como Ourio impregnaron de su personalidad.


Heiri Kaenzig lleva años como contrabajista de Lang.


“I Hear A Rhapsody” fue una pieza compuesta por George Fragos y Jack Baker que llevó, entre otros, al éxito John Coltraine en 1958. Un comienzo por la parte izquierda del teclado, en las notas bajas, más una insistencia de Gonzi en un compás igualmente insistente daban el paso al armonicista Ker Ourio para que dejara sonar los primeros compases nítidos de esta pieza convertida en un clásico de las jam sessions, en la que de inmediato tomó la línea argumental Thierry Lang que dejaba los contrapuntos del saxo a Ker Ourio y su cromática. Y todo ello sostenido por la sección rítmica de Heiri Kaenzig y Mario Gonzi (tuvo su momento de gloria hacia mitad de la pieza) que empastaban, así, un discurso bien conformado y al que los aficionados dieron su aprobado alto.



Ker Ourio y Thierry Lang.


La única composición del pianista suizo Thierry Lang llegó en ese momento del concierto, a través de la que daba título a su disco editado en 2015: “Moments In Time”. Una preciosa balada a la que Lang ha dejado una parte notable del discurso a su inseparable contrabajista Heiri Kaenzig y en la que, también en esta ocasión, la armónica cromática de Olivier Ker Ourio ha dispuesto de su espacio para, sin duda, darle un valor añadido a una pieza pensada, en principio, para trío. Fue uno de los momentos dulces de la noche en la que Thierry Lang regresó a Jazz San Javier para volver a lograr un concierto único. Los aplausos del público así lo refrendaban. Y llegó el final de esta escogida selección de temas de siempre, pero con el toque y visión de un compositor y pianista suizo que transcurre, en muchas ocasiones, por senderos tranquilos en los que va incorporando no sólo el jazz en sí; al él suma otras corrientes de la denominada música clásica o cualquier otra en la que Lang observe posibiliades de fusionarse. El final, indicaba, con una de las partituras más bellas que escribiera el desaparecido Henry Mancini (prolífico compositor de música para el cine), en una de las películas más duras (por su argumento) que abordó Blake Edwards en 1962: “Días de vino y rosas”.
El auditorio aplaudía, puesto en pié, a este gran músico y compositor así como a sus músicos e invitado para la ocasión, Olivier Ker Ourio. Ya conocen por estas crónicas, que este público no suele moverse de sus localidades cuando solicita un bis; es la sana costumbre que posee este auditorio para con los músicos que visitan el escenario del Parque Almansa, sede de Jazz San Javier. Y con Lang y su grupo no iba a ser menos. Así que regresaron al escenario y regalaron una vieja y añorada canción creada por el cantante francés Sacha Distel en 1962: “The Good Life” (en francés, “La Belle Vie”), con la que Thierry Lang, su trío y el invitado Olivier Ker Ourio se despedían definitivamente de este auditorio que les correspondió, y de qué manera tan tangible en cuanto a haber gustado y mucho, con otros minutos de aplausos ininterrumpidos.


El cuarteto de Lang al completo.


La segunda parte nos iba a presentar a una de las cantantes que habiendo nacido en los Estados Unidos, se ha incorporado hace mucho tiempo al convivir del Viejo Continente: Stacey Kent. Casada con el saxofonista y flautista inglés, Jim Tomlinson, Kent desarrolla buena parte de su trayectoria y proyectos en Europa; espacio en el que viaja por buena parte de sus estados y va aprendiendo las diversas lenguas de ellos, hasta el punto, según confesó, de haber tenido un profesor de portugués. Su concierto comenzaba a ritmo de bossa, con una pieza titulada “Make It Up” que fue su tarjeta de visita acogida con un aplauso colectivo del público. A renglón seguido, una canción de Serge Gainsbourg de 1961 que también triunfó en la voz de Julliette Greco titulada “Les Amours Perdues”, en la que Kent se acercaba más a la grabada por su autor.


La cantante norteamericana Stacey Kent.
Y regreso a la “bossa nova”, con una pieza de Antonio Carlos Jobim que Stacey Kent interpretó un poco más lenta que su autor: “Photograph”. A cambio, Kent la hizo más dulce ya que su voz parece una caricia cuando interpreta y, probablemente, ahí esté la base de acompasar un poco ésta y otras canciones conocidas que la cantante norteamericana incluye en su ya amplio repertorio. Les insistiré en que poco o nada se notaba su bronquitis hasta ese momento (y ya llevábamos tres canciones). No se puede dudar de su profesionalidad y técnica porque a pesar de toser en varias ocasiones sin micrófono, Stacey Kent dejó un concierto precioso, “doucement” (suavemente, en francés) y que supo ganarse al auditorio a pesar del pre aviso sobre el estado de su voz.


El flautista y saxofonista inglés Jim Tomlinson.
Tras esta pieza de Jobim, Stacey Kent desplegó su enorme paraguas musical ofreciendo un recital de piezas de otros tiempos, a las que la norteamericana afincada en Europa desde los 90 da siempre su cadencia, su personalidad como intérprete. Fue el caso de “ Happy Talk”, compuesta por Rodgers y Hammerstein II para el musical “Pacífico Sur” (1949 y posterior película en 1958); “Face I Love”, éxito de Marcos Valle en 1968; “Very Thought of You”, incluida en su disco “Tenderly” de 2015; o “Aguas de Março”, nuevamente Jobim, en la que intentó hacer un dúo con su esposo; digo intentó, porque quedó en eso ya que Jim Tomlinson no posee el don vocal, pero sí el de un muy buen instrumentista con el saxo tenor y la flauta. En su manera de tocar coincidíamos muchos en que tanto Stan Getz como  Herbie Mann han debido tener influencia en Tomlinson.


Josh Morrison tuvo sus tres minutos de gloria en "Shadow Waltz".


Jeremy Brown en su contrabajo.

Los minutos transcurrían y con ellos llegaba el final del concierto. Así que Stacey Kent nos ofreció unas canciones más: “Breakfast  on the Morning Tram” que daba título a su disco de 2007; “Rua Madureira”, escrita por el francés Daniel Beretta y grabada por el ítalo-francés Nino Ferrer; tal y como lo editó e interpreta en sus actuaciones, el inmortal “O Bêbado E A Equilibrista/Smile” de Charles Chaplin, y “Shadow Waltz” en la que el baterista Josh Morrinson tuvo sus tres minutos de gloria ya que hasta ese momento, Morrinson había pasado inadvertido por lo exquisito y nada molesto en sus ejecuciones. Antes de que sonara la pieza, Stacey Kent aprovechó para lanzar un envite a la dirección de Jazz San Javier, indicando que está terminando un proyecto con orquesta que es grandioso (quedaba nítido que desea regresar a éste auditorio con ese formato) y daba por concluido su concierto en el XX Jazz San Javier. El público, puesto en pié, agradecía el esfuerzo y, por qué no, la actuación tan envolvente que la norteamericana había realizado a pesar de su contrariedad vocal. Tanto aplaudía el auditorio que sin abandonar el escenario, Kent y sus músicos añadieron el único bis: “Jardin d'hiver”.


Graham Harvey se encargó del piano y los teclados.
En resumen, una noche para hacer afición al jazz con la maestría del pianista suizo Thierry Lang, que nos dejaba otra de sus cuidadas y bien realizadas selecciones de temas estándares para, en la segunda parte, entrar en un universo de “delicatesen” presentados en el escenario del Parque Almansa de manera “doucement”. Esto es, suavemente; como aquél título de la canción “Suavemente me mata con su canción”, compuesta por  Charles Fox con letra de Norman Gimbel en el año 1971. Ciertamente, Stacey Kent nos “mató” de gusto con su actuación. Mientras digerimos todo esto esperamos el primer concierto, de los cuatro programados, que se celebra fuera del auditorio. Nos referimos al que ofrecerán en la Plaza de España el grupo catalán Funkystep & The Sey Sisters, que promete diversión y buena música. A ver si para entonces me he recuperado (espero que sí) y les cuento cómo fue la noche.


Las fotografías están hechas por Goio Villanueva. Pinchando en su nombre puedes visitar su web y blogs.


Stacey Kent y su grupo al completo.

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