Personalmente opino que Benson no es ya un músico de jazz (círculo que abandonó hace años dejándose llevar por fórmulas más útiles para lograr éxito rápido y sustanciosos "royalties" por sus ventas masivas), pero aún así no es un músico que me desagrade. Y todavía hoy da gusto ver la agilidad con la que, con 67 años, sus dedos se mueven por el diapason de su guitarra que, por cierto, sí que tocó y no en un par de temas, sino en bastantes más. Lo que ocurre es que cuando uno acude a un espectáculo hay que saber a qué espectaculo va. Y el que George Benson viene ofreciéndonos desde hace unos 20 años está más cerca del "gran espectáculo americano", que de un concierto de jazz más ortodoxo como gran guitarrista que es, aunque éste último también resulte todo un espectáculo.
Pero a lo que vamos. El auditorio del Parque Almansa registró otro "completo". Ni tan siquiera un grillo tenía espacio para ubicarse y dejarnos su "canto veraniego". Y el público vio lo que esperaba, a un Benson que ofrece casi dos horas de espectáculo, con una banda que suena "al pistón" y un repertorio de sus mejores y más sonados éxitos, desde 1976 a nuestros días. Ese es el George Benson que el público quería ver y al que, en definitiva, vio.
Todo estaba sumamente cuidado. Su aparición en el escenario ya levantó "pasiones" y comenzó el concierto con "El mar", para continuar con "Collaboration", "Love for love", "Nothing's gonna change my love for you", "Beyond the sea" o "In your eyes". Como se puede observar, éxitos de un Benson que andaba "en vena" creadora y exitosa. Esas melodías, esos ritmos son los que el público de Jazz San Javier le pedían con un gesto. Y George se los dio. Como también dio piezas en las que su guitarra Gibson tomaba el protagonismo, con fraseos que todavía hoy suenan como entonces.
"Kisses in the moonlight", el bolero "La puerta", "Never Give up on a good thing", "Love ballad" o el rotundo "Gime me the night" completaron su oferta a un público que para ese momento ya se mostraba absolutamente "enloquecido" con su ídolo que abandonaba el escenario. En ese instante, su banda le hacía los honores. Porque el guitarrista, Michael O'Neil, se hizo con el micrófono y comenzó un pequeño "show", para ir presentando a cada uno de sus compañeros. David Garfiel, pianista y director musical del grupo. Tom Hall, teclados; Stanley Banks, bajo eléctrico; y el baterista, John Roberts. Cumplido ese "protocolo", O'Neil preguntó al auditorio si querían más música. Pero ¿cómo no iban a querer más, si les dejó con la miel en los labios? ¡Pues claro que querían más!
Y en ese momento, el director del festival y la alcaldesa de San Javier, Alberto Nieto y Pepa García respectivamente, aparecieron en escena para hacer entrega del Premio Anual del Festival a Toda una Carrera que, obviamente, en esta decimo tercera edición había recaído en George Benson, que reapareció en el escenario con camisa blanca y un abrazo de aplausos de las dos mil personas (o un poco más, tal vez) que completaban el aforo.
Muestras de cariño y agradecimiento del músico de Pittsburgh y, de nuevo, la música sonando. George que toma su guitarra y se escuchan las notas de "Living in high definition", para culminar con otro de sus iconos: "On Broadway". La locura fue absoluta y los piropos de la parte femenina del auditorio, le llegaban desde todas partes del mismo como si de claveles se tratara lanzados en su honor. George Benson regresó a San Javier y "reconquistó" a su público. Está alejado del jazz, pero su concepto del "soul, r&b, funky y pop" afianzan sus conciertos que son, sin ningún género de duda, todo un show muy profesional. Es el señor, George Benson. En estado puro, con 67 años a sus espaldas y más de 40 por esos escenarios del mundo. Ahí es nada.
Yo tb estuve en el concierto y estoy de acuerdo en casi todo, o parte de tu cronica. Pero,siento contradecirte, LA GUITARRA LA TOCO LO JUSTO. POr lo demas bien, en su linea de showman.
ResponderEliminarAh y si cabian los grillos. En la parte de arriba, a los lados habia huecos...No se agotaron las entradas
ResponderEliminarAmigos anónimos, muchas gracias por vuestras opiniones y visita a este humilde blog. Podemos estar de acuerdo que tocó lo justo su guitarra. Pero de ahí a indicar que casi no la tocó hay una "diferencia". La lástima es que no tengamos la grabación del concierto, para comprobar lo cierto o falso de esas afirmaciones. En cualquiera de los casos, ya indico en mi crónica que para mí, Benson dejó el jazz (guitarrista) HACE AÑOS, aunque no me desagrada.
ResponderEliminarEn cuanto a los huecos de los lados, esos SIEMPRE ESTÁN porque desde ahí no se ve bien y mucho menos, se escucha. Pero se solapan con los que están en el foso. Se puede aceptar, no obstante y si damos fé exacta de lo que se pueda contemplar en una fotografía que, en efencto, esos huecos están. Pero igualmente, se puede observar que el foso está repleto. Las que entran, por las que salen. Muchas gracias a ambos por vuestra visita. Y un saludo muy afectuoso, aunque no os conozca.
Gracias a ti por tu esfuerzo y dedicacion. En efecto, yo soy el de "toco justo la guitarra". Y me sigo afirmando.
ResponderEliminarUn saludo...
Perdón pero la guitarra no es Gibson, es una Ibanez.
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