lunes, 25 de septiembre de 2017

LAS ALEGRES BASES DEL JAZZ TRADICIONAL APUNTALARON EL PUERTO DE LA MANGA.

Sammy Miller & The Congregation entretuvieron de manera divertida a un público que sucumbió inmediatamente a su jazz festivo y extraordinariamente interpretado.


Sammy Miller % The Congregation al completo.
El tercer –y más alejado de su sede habitual- concierto en la calle del XX Jazz San Javier viajó hasta el Puerto “Tomás Maestre” de La Manga del Mar Menor, cruzando éste en barco y atracando junto a su explanada en la que, como en ocasiones anteriores, se ubicaba el escenario desde el que los aficionados y veraneantes de esta zona marítima de la Costa Cálida murciana iban a recibir un baño del jazz más tradicional a cargo de una formación, The Congregation, que lidera el baterista y cantante Sammy Miller. Seis músicos que han basado su trayectoria en el rescate de la tradición de Nueva Orleans adobándola con un cierto aire callejero y circense (dicho en el más noble sentido del término), a la búsqueda de captar a todos aquellos que no están muy por la labor de apreciar las enormes posibilidades que este género musical posee desde sus cimientos.

Sammy Miller, líder y baterista del grupo.
La formación está integrada, además de por Sammy Miller en la batería y voz, por el pianista  armonicista David Linard; San Crittenden, al trombón; Alphonso Horne, trompeta; Ben Flocks, saxo tenor, y el contrabajista John Snow. Esta es la actual formación de este sexteto que demostraron ser unos auténticos “entertainmets” (entretenedores o animadores) ya que ni tan siquiera los peces que transcurren por las aguas del puerto quedaron impasibles ante tamaño espectáculo. En esta ocasión, se podría afirmar que a la explanada le faltó algo más de espacio ya que el público que se acercó a ver este concierto sobrepasó todas las sillas que se habían dispuesto para el efecto. ¿Quién las necesitaba, con esa marcha incesante de ritmos y apariciones espontáneas de alguno de estos músicos entre el público o en alguno de los barcos atracados?

El trompetista Alphonso Horne.
Wynton Marsalis (con quien, por cierto, este sexteto ha tocado en el Lincoln Center de Nueva York) puso buena parte de su empeño en hacer sobrevivir las bases tradicionales del jazz que parecían perderse en el tiempo, a raíz de aparecer las nuevas corrientes del género en las últimas décadas del pasado siglo XX. Y cuando te tropiezas con una banda como la que lidera Sammy Miller, The Congregation, compruebas fehacientemente que ese objetivo se ha logrado. Es más, le añadiría que con creces. Porque este sexteto norteamericano ha sumado a su magnífica factura interpretativa con cada uno de sus instrumentos, los rasgos de cierta teatralidad o puesta en escena que termina por enganchar al espectador de manera irremediable.

David Linard mantiene el peso de los temas desde el piano.
Una vez situados en lo que verán cuando se encuentren con este grupo (ojalá que no tarden mucho), nos centraremos en lo que fue su concierto de La Manga dentro del XX Jazz San Javier. La aparición en escena de Sammy Miller cantando una vieja pieza que, entre muchos otros, interpretó el recordado Louis Armstrong titulada “That Lucky Old Son”, a la que se añadieron poco después el pianista David Linard y el contrabajista John Snow fue la tarjeta de presentación que ya dejaba un claro indicio de por dónde iba a transcurrir la noche. Después, ni cortos ni perezosos, bajaron del escenario y comenzaron a saludar al público estrechando sus manos y dándoles la bienvenida. Primer efecto de atracción logrado. Y a continuación, la música y el espectáculo total se expandió por todo el recinto dejando sonar piezas emblemáticas como “Sweet Low, Sweet Chariot”, “Just A Closer Walk With Thee”, “Ain't Misbehavin” o una de las que la formación ha compuesto, “O My Love”. Parecía que andábamos por las calles y clubs de Nueva Orleans. ¡Qué maravilla!

La formación al completo en pleno concierto.
Linard también es un experto armonicista.
Les indico ahora que en cada uno de estos temas, los músicos iban apareciendo en diferentes puntos del recinto como, por ejemplo, el trombonista Sam Crittenden avanzaba desde el fondo entre ambas filas de sillas hacia el escenario tocando. O el saxofonista Ben Flocks interpretaba desde el interior de un barco atracado junto al recinto. Y en otra pieza a lo largo del concierto, el trompetista Alphonse Horne se ubicó en la barandilla de obra que separa la terraza de un restaurante fronterizo con el recinto para desde allí iniciar su intervención hasta llegar al escenario. Efectos que, sin duda, atrapan la atención del más despistado aunque en este concierto nadie pasaba por ese estado; todo lo contrario, el público, tanto el del recinto como el que se encontraba en esa terraza cenando, disfrutaba cada minuto de esta maravillosa puesta en escena musical que ofrecían Sammy Miller & The Congregation.

John Snow al contrabajo.

Sam Crittenden es uno de los mayores animadores del grupo.
Una vez comprobado lo que daban sin recato alguno este sexteto, uno no deja de pensar en la oportunidad de haber ofrecido este concierto en el auditorio del Parque Almansa, sede oficial de Jazz San Javier. Se habría venido abajo, como se suele indicar, con tamaño espectáculo. No pude dejar de recordar otro concierto parecido, que nos ofreció en 2013 (XVI edición) otro de los últimos iconos de la ciudad norteamericana: Jon Batiste & Stay Human. Tal vez en otra edición, se pueda comprobar lo que afirmo ahora. Pero continuemos con este concierto ofrecido en la explanada del Puerto de La Manga del Mar Menor. Sammy Miller & The Congregation poseen ya importantes reconocimientos y bagaje artísticos que les sitúan como una de las formaciones de último cuño más importantes del género; sobre todo, en lo que a rescatar y poner al día esas bases de la tradición que supieron incrustar en esta actuación en Jazz San Javier.

Ben Flocks se encarga del saxo tenor.
Flocks y Crittenden tocando en el borde mismo del escenario.
Una estampa que protagonizaron Sammy y su Congregation.
Otra lanzadera de piezas como “I Know Just How It Goes”, “Careless Love”, “Antonio”, un medley (mezcla) de temas interpretados en su día por Duke Ellington, o “Blues Don’t Bother I”, “Chorale” y “Gentle Lena Clare” ayudaron a que todos los presentes no sólo disfrutáramos de un espectáculo singular, sino que participásemos de él. Una no menos conocida “Li’l Liza Jane” puso el broche final a una actuación que ha quedado, al menos para los que tuvimos la suerte o el acierto de acudir a verla, en la memoria imborrable de todos. Naturalmente estamos en Jazz San Javier aunque en esa noche no fuera el marco habitual, por lo que el respetable demandaba una más. “What A Wonderful World” fue el regalo de este sexteto norteamericano, Sammy Miller & The Congregation, que actuaba por primera vez en nuestro país. Y poco después, el regreso en el mismo barco cruzando el deteriorado Mar Menor hasta alcanzar la costa de Santiago de la Ribera. ¿Se puede pedir más para una noche de verano y jazz?

Las fotos son obra de Goio Villanueva. Si pinchas en su nombre podrás ver su web y su obra.

Así se encontraba el recinto del festival, al final del concierto.