miércoles, 29 de julio de 2009

ADIÓS, FELICIDAD. SE ACABÓ JAZZ SAN JAVIER 2009


"Todo lo bueno, se acaba". Y qué verdad es, por ello soy un amante empedernido del refranero español. Eso es lo que ha ocurrido con el XII Festival de Jazz de San Javier, que ha ofrecido su último concierto, con una "gloria" de la canción cubana: Omara Portuondo.
La cantante -que cumplirá 79 años, en octubre próximo- dejó sobre el escenario del Parque Almansa un soberbio concierto que, estoy convencido de ello, ha dejado huella entre todos los que esa noche nos dimos cita en ese marco.
No es habitual que una voz tan veterana "se vuelque" de esa manera, pero es que -ella misma lo destacó- estaba tan a gusto que no entregarse era casi imposible. También lo destacó, antes de comenzar este concierto, el director del festival, Alberto Nieto: "Soys un público increíble y gracias a vosotros, este festival continúa adelante y los músicos me piden volver el año próximo". No suelo "dar la coba" a nadie, pero eso que ha dicho Nieto es absolutamente cierto. El público de San Javier es especial; sabe escuchar, valorar y conectar con los músicos como pocos en el mundo. Así, sin complejos.
Fue un disfrute familiar, porque la actitud de Omara Portuondo y su "pedazo" de banda era esa: la de una familia. Y canciones de siempre, con el sabor inconfundible del ritmo cubano y un "poquitico" de toque brasileño por parte del director musical y guitarrista, Swamy Jr. Fue delicioso y único.
Un año más, Jazz San Javier cierra sus puertas asegurando su continuidad y futuro con muchas garantías. Ha sido una edición, la de 2009, difícil pero magnífica y en la que el listón no ha bajado ni un milímetro. Se han dado recortes presupuestarios, pero el cartel apenas lo ha notado. ¡Magnífico, señores. Magnífico!



ESPÍRITU DE DJANGO REINHARTD Y R&B BRITÁNICO. UN DELICIOSO CONTRASTE


La penúlima jornada del Jazz San Javier 2009 ha sido apta para grandes emociones, con dos conciertos absolutamente diferentes en los que han estado presentes el espíritu del guitarrista, Django Reinhartd, y el rhytm & blues británico de siempre.
Pero comencemos por el final, sin que sirva ello de precedente. El sensacional concierto ofrecido por Steve Winwood, en su segunda visita a San Javier. Ahora, sí fue nuestro Winwood de siempre. Ahora sí vino predispuesto a dejarse al excepcional músico que siempre ha sido. En esta visita, Steve Winwood llegó a San Javier con una banda "de impresión" y nos regaló un concierto de primera especial, en el que dió un repaso a toda su larga y extensa discografía recordándonos éxitos tan sonados como “I’m man”, “Hungry Man”, “Cant find my way home”, “Difty city” o “Pearling queen”. Este sí era el Winwood de Spencer Davis Group, Blind Faith o el de discos singulares como "Arc of a Diver", "Back in the high Life", "Talking Back To The Night" o "Roll With It".
Era el mejor Steve Winwood al que todos estábamos acostumbrados; le queríamos y no deseábamos que parara. La banda sonaba al cien por cien y en su sitio y los temas que algunos años atrás tarareábamos mientras escuchábamos sus discos, ahora teníamos la enorme suerte de poder revivirlo en directo y con su protagonista. “Empty page” y “Higher love” pusieron el punto y final de un concierto grandioso. El auditorio quería seguir y tal fue el estruendo que se escuchó tras bambalinas, que Winwood no tuvo más remedio que volver al escenario. Aquello fue el “no va más”. Varias generaciones, como en otras ocasiones parecidas, se habían agolpado en torno al músico británico. Y dejó dos piezas más, para que todos pudiéramos tocar el cielo: “Dear Mr. Fantasy” y su no menos legendario “Gimme some loving”. Steve Winwood volvió a Jazz San Javier, para dejar sobre su escenario parte de la mejor música que atesora. Fue único e irrepetible y tuvimos la suerte de estar allí.

Otra suerte fue la de descubrir al trío de Biel Ballester. Y digo descubirle, porque muchos de los que allí se dieron cita apenas si habían escuchado alguna pieza del trío. Probablemente, su popularidad haya crecido a raíz de que Woody Allen haya incluido dos de las creaciones musicales de Biel Ballester, en la película "Vicky Cristina Barcelona". Pero la verdad es que un número importante de los allí presentes mostraban sus ansias por ampliar sus escasos conocimientos sobre Biel Ballester Trío. Y fue inolvidable. ¡Qué manera de ejecutar! ¡Cuánta musicalidad encierra Biel!, como me apuntaba mi amigo Miguel Ángel "Monda". Lo que más me gustó es que el espíritu del siempre recordado, Django Reinhartd, estuvo entre todos nosotros esa noche. El denominado "gypsy jazz" no ha sido, probablemente, muy popular entre los muchísimos estilos de la música de jazz pero, sin duda, sí que caló y así lo continúa haciendo entre los ambientes jazzísticos europeos. ¡Menudo pedazo de músico que tenemos en España! Bueno, en España tenemos muchos pedazos de músicos que conforman una nómina de alta cualificación pero, en lo que a Biel Ballester se refiere, es ya un maestro a pesar de su juventud. Precisamente, tras impartir unas clases en Estados Unidos, uno de los colaboradores de Woody Allen le vio y escuchó y aconsejó al cineasta que hiciera lo propio. Temas propios como “Proyecto Django Reinhartd” y “Forest Pop”, o del recordado guitarrista gitano-belga tales como “Blues Clair”, o “Swing 48” dejaron fluir ese tan característico y singular sonido guitarrístico que Reinhartd nos legó.
En suma, una noche más de Jazz San Javier para los contrastes; para mantener, siempre, la mente abierta a muchas y muy diferentes tendencias. Porque así es como hay que acudir a la cita de este festival, que ya se ha ganado -y con creces- uno de los más destacados puestos en las guías festivaleras del mundo. Así, como lo oyen.




sábado, 25 de julio de 2009

INTIMISMO MUSICAL CON LAS CANCIONES DE SERRAT Y FRENESÍ SUREÑO DE SUSAN TEDESCHI

La música de Joan Manuel Serrat siempre ha sido tranquila pero lo es más, cuando se convierte en un recital intimista como el ofrecido en Jazz San Javier por el dúo piano-voz, Francesc Burrull y Laura Simo, al que más tarde se unieron el contrabajista, Miguel Ángel Cordero, y al baterista Josep Piño.
Una primera parte del dúo con canciones como “Lucía”, “Me’n Vaig A Peu”, “Canço De Matinada”, “Del Pasado Efímero”, “Llanto y Coplas”, o estas otras de Machado y Hernández como “Retrato”, “El Niño Yuntero”, “Boca” y “Para la Libertad”. Una pieza instrumental para el trío y de nuevo, Laura Simo en el escenario para ofrecernos -ya en formación de cuarteto- una segunda parte más rica en cuanto a instrumentos, pero de una calidad igualmente superior.
Para ello, el repertorio se centró en canciones de la memoria colectiva de un Serrat más cercano a todos en temas como “Barquito de Papel”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, “Aquellas Pequeñas Cosas”, “Tío Alberto” y la que se ha convertido con el paso de los años en una especie de himno: “Mediterráneo”. Con ella se cerraba el programa oficial preparado por estos grandes músicos catalanes para Jazz San Javier. Aunque la tónica general de cada jornada no se hizo esperar y, así, el auditorio pidió un poco más concediendo los músicos al público otro icono de la música de Serrat: “Cantares”. Y una más, tras otra cerrada ovación del auditorio puesto en pie: “Paraules D’Amor”, con la que, ahora sí, se despedían de Jazz San Javier 2009 dejando en el recuerdo uno de los conciertos más intimistas de las últimas ediciones, a un nivel de primera.

Como ya se conoce, San Javier es un festival que gusta de los contrastes y eso es lo que iba a ocurrir con el segundo concierto de esta antepenúltima jornada de la presente edición. Su responsable, la cantante, guitarrista y compositora Susan Tedeschi, que nos predisponía a una actuación entre rock sureño norteamericano, blues y baladas vaqueras.
Con “Little by little”, un blues frenético, iniciaba su actuación Tedeschi y su banda en un ambiente absolutamente opuesto a lo que unos quince minutos antes había ocurrido en el escenario del Parque Almansa. “Love will”, “Can’t sleep at night” y el tema que titula su CD más reciente, “Back to the river”, fueron las primeras andanadas de un concierto en el que Susan Tedeschi nos estaba mostrando su evolución como cantautora, que según ella misma ha manifestado “está en uno de sus mejores momentos, ya que ha asimilado diversas corrientes musicales que han pasado por su carrera musical”.
Su casi aguardentosa voz se ha posicionado en un término entre más dulce y enérgico, que le configura como cantante perfecta para la fusión de corrientes que transluce en sus composiciones, a caballo entre lo que indicábamos al principio: rock, blues y baladas vaqueras, sin olvidarnos que también la influencia de su esposo y compañero, Slinger Derek Trucks, guitarrista de los Allman Brothers y líder de la Derek Trucks Band, se asoma en algunos momentos. Más de la mitad de las composiciones que interpretó en este su primer paso por el Jazz San Javier pertenecen a su nuevo disco, que alternó con viejos éxitos de sus anteriores trabajos. Y siempre arropada por una potente banda, integrada por Dave Yoke, en la guitarra; Ronald Holloway, en el saxo; Matt Slocum, en los teclados y Hammond B3; Ted Pecchio, en el bajo; y Tyler Greenwell, a la batería. A destacar los solos del saxofonista, así como los “riffs” de Susan, que daban como resultado el disfrute de un sonido auténticamente norteamericano.
El auditorio, que abarrotaba el foso del Parque Almansa, demandó a Susan que volviera al escenario. Y lo hizo, para regalarnos dos piezas más –la última de The Beatles– y dejar uno de los mejores conciertos de las últimas ediciones en este apartado del rock-blues.
Otra jornada, pues, de contrastes musicales a muy altos niveles ambos, y en los que la voz femenina ha sido la protagonista y la causante de que al público, al abandonar el recinto, se le viese con una tremenda cara de satisfacción. Menos mal que la temperatura ambiental bajó un poco y la noche se hizo más llevadera. Aú así, el abanico volvió a funcionar un día más. En esta ocasión, a dos ritmos distintos.

JAZZ CON UN TOQUE FRANCÉS Y BLUES AUTÉNTICO DE CHICAGO

Desde siempre, me ha gustado el jazz europeo y dentro de él, ese que se elabora en Francia con un toque a los barrios bohemios de Paris. En esa ciudad, precisamente, es donde nació el estilo inconfundible del siempre recordado guitarrista, Django Reinhartd, y su grupo del que formaba parte el también desaparecido violinista, Stephane Grappelli, maestro e inspirador de Costel Nitescu.
Este virtuoso del violín ha visitado la XII edición de Jazz San Javier, para deleitarnos con su música cuyo concierto, fundamentalmente, ha basado en su reciente disco “Forever Swing, Grappelli Forever”, en el que tanto el espíritu de Grappelli como el de Django están muy presentes. El concierto de este músico afincado en Paris ha constituido toda una demostración de belleza sonora. El público presente en el auditorio del Parque Almansa quedó absorto con los sonidos del cuarteto de Costel Nitescu, que a pesar de no ser de palabra fácil sí hablaba –y mucho– con su violín, del que se emitían bellas notas, con un “swing” magnífico que enganchaba al momento. A ello contribuían partituras como “Night in Bucarest”, del propio Nitescu, dirigiéndose en cada momento a su músicos; unas veces al batería, otras al pianista y, finalmente, a su bajista. “Django”, en recuerdo del gran guitarrista gitano-belga y compañero de Grappelli al que impregnó con su sonido y manera de interpretar, o una pieza de Legrand titulada “Ballade”. Nitescu demostró un absoluto dominio del instrumento e hizo vibrar al auditorio, a pesar de que la noche era propicia para los abanicos como consecuencia del intenso calor húmedo reinante en la sala. A destacar su original versión de “Tea For Two” (“Té para Dos”), con continuos cambios de tempo en el ritmo de la popular partitura de Cole Porter y un Nitescu realizando un solo en “pizzicato” que arrancó los aplausos del público.
Con “Pent Up House”, finalizaba su concierto Costel Nitescu, a quien el auditorio le pidió un poco más y el violinista y su grupo accedieron a ello, con una partitura de Django Reinhardt que aparece en la película “Chocolate”, y que hizo las delicias de todo el auditorio.

La segunda parte de este caluroso miércoles de Jazz San Javier, en todos los sentidos, fue para revivir, de manera condensada, el recorrido histórico del blues de Chicago. Un desfile que iniciaron el pianista Johnny Iguana y el batería Kenny Smith, con una pieza de “boogie woogie” titulada “Chicago Breakdwon”, que sirvió para caldear aún más el ambiente del auditorio. A renglón seguido, un guión copiado del doble disco que nos cuenta esta historia reducida con la voz y armónica de Billy Boy Arnold.
Tras ello, siempre haciendo de maestro de ceremonias el armonicista Mathew Skoller, la presentación para John Primer, que –sombrero tejano sobre su cabeza– agarró su guitarra e inició la inundación de un frenético “blues” titulado “Feel Like Going Home”, con lo que acabó por completar el foso de incondicionales del género que movían su cuerpo al compás de la música.
Otro de los grandes nombres que han recopilado esta historia: Billy Branch. Con tan sólo diez años, Branch se inició en el difícil arte de tocar la armónica. Tanto es así que en su pueblo se convirtió, a los 18 años de edad, en toda una estrella del blues local. Desde entonces, su fama y prestigio ha ido creciendo, convirtiéndole en uno de los armonicistas que con más estrellas del género ha tocado. Junto a estas “estrellas del blues”, la banda estaba integrada, además de por Johnny Iguana al piano y el armonicista Mathew Skoller, por Billy Flynn, en la guitarra; Felton Crews, en el bajo; y Kenny Smith, como hemos indicado al principio, en la batería.
Y si Branch había puesto el acelerador a 120 por hora, lo terminó de incrementar el guitarrista Lurrie Bell, que con su técnica de pulsar con el pulgar de su mano derecha arrancó unos sonidos redondos a su guitarra, con blues de auténtica etiqueta negra tales como “My Love Will Never Die”, “I Belivie” y “Damn Rights I’ve Gotte Blues”. Una pieza final con todos sobre el escenario, “Blues Had a Baby”, fue el final de este repaso al mítico blues de Chicago. El auditorio andaba “caliente” y pidió más. Y esta banda de primera regresó al escenario, para obsequiar a este público con una pieza más para el deleite general, que a esas horas (más de 35 minutos después de la medianoche) parecía que al día siguiente no fuera laborable porque la noche era joven. El ambiente era propicio para ello: calor húmedo, bebidas y música de blues. ¿Qué más se puede pedir?

lunes, 20 de julio de 2009

EL JAZZ TRADICIONAL ALEGRA LA CALLE EN LA RIBERA Y EL PUERTO DE LA MANGA


El mini ciclo "Jazz en La Ribera-Jazz en La Manga 2009" ha tocado sus últimas piezas el domingo, día 19, a cargo de la Barcelona Hot Angels que dirige el trompetista, Pepe Robles. Junto a él, Cesc Miralta, clarinete; Josep Tutusaus, trombón; Mikhail Violin, banjo y animación; David Parras, tuba, y Jordi Puigví, washboard y percusión.
La Barcelona Hot Angels -conformada a semejanza de las existentes en Nueva Orleans- supo animar a todo bicho viviente que transitaba por estos lugares con sus ritmos tradicionales, a través de piezas como “Struttin whit some barbecue”, “After you’ve gone”, “4 or 5 times”, o “Bill Bailey, won’t you please como home?”, que eran el reclamo perfecto de atracción musical para los muchos residentes y visitantes que en este tiempo de verano pueblan estos lugares de la costa murciana.
El sábado 18 actuaron en el Paseo de Barnuevo, en La Ribera, mientras que al día siguiente lo hicieron, para cerrar el ciclo, en el Puerto Deportivo de La Manga que, como ocurriera siete días antes, registró un lleno absoluto de público, hábido de disfrutar del verano pero también de ofertas musicales como las que les proporcionaba el Festival de Jazz de San Javier, con Barcelona Hot Angels.
La diversión era posible con estos temas tradicionales que sonaban a discos antiguos de los años 20 y 30, con partituras como “Sunny side of the street”, “Sweet Georgia Brown” o “All of me”. Hasta una pareja ya entrada en años, se atrevió a marcarse el baile de una de ellas ampliando, de esta manera, el colorido de una noche alegre, musical y veraniega.
Con “Tiger rag”, se echaba el telón a estas actuaciones que la dirección del Jazz San Javier había programado en esta su XII edición y por segundo año consecutivo, como una actividad paralela a la programación del propio festival y fuera de su marco habitual, en el auditorio del Parque Almansa.
Ciertamente espero que tras el éxito de público, la dirección del evento no la eche en saco roto y le imprima continuidad para futuras ediciones. Es más, hasta se han escuchado comentarios de incluir para la travesía en barco desde La Ribera hasta el Puerto de La Manga, además de la orquesta, unas bandejas de canapés y refrescos al uso, para hacerla más ¨atractiva" si cabe. Ahí queda la idea y nuestra más sincera enhorabuena a la organización.

domingo, 19 de julio de 2009

CONTRASTES MUSICALES EN JAZZ JAVIER, DURANTE LA NOCHE DEL SÁBADO




La cantante, Sole Giménez (ex Presuntos Implicados), presentó en el Jazz San Javier 2009 su nuevo trabajo discográfico "Dos gardenias", en el que realiza un recorrido selecto por las canciones de éxito de artistas hispanoamericanos más recientes, otras inmortales y algunos "guiños" a temas brasileños, en un concierto que nos ha mostrado a una Sole Giménez esplendida y sobresaliente, arropada por una banda de lujo integrada por el pianista, José Reinoso; en los saxos y flauta, Francisco Blanco “Latino”; Natxo Tamarit, en la guitarra española; el gran Mario Rossy, en el contrabajo, y Yoel Páez, en la percusión.
Con esta banda de lujo sonaron temas como “Vivir sin aire”, “Todo se transforma”, “A Dios le pido” o “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Todos ellos guardando su esencia, pero con arreglos para la música de jazz de primer orden. Y es que con una banda de esta categoría –ya lo hemos comentado en diversas ocasiones- transportar los ritmos del Caribe, Colombia, Méjico o Cuba no es tarea complicada, como lo demostraba el calor del público que llenó el auditorio del Parque Almansa una noche más. Temas de éxito de sus autores como Maná, Juánes o Fito Páez.
Pero también aparecieron las canciones inolvidables que sobreviven al tiempo y a las que Sole Giménez y esta banda dieron una versión absolutamente diferente a las presentadas a fecha de hoy. "Toda una vida", "Dos gardenias", "Gracias a la vida" o "Esperaré" eran sonidos que nos han acompañado en la vida, pero enmarcados en nuevos formatos que los hacen casi novedosos.
Y entre ellos, los recuersos para algunos temas significativos de Presuntos Implicados y dos piezas de Jobim; una de ellas."Aguas de Marzo", con letra en español y un ritmo entre "bossa" y "cha, cha, chá" que, como indicaba, parecía una canción nueva mientras que si cerrabas los ojos podías "ver" al combo del recordado Tito Puente.
Una gozada de concierto que para muchos de los presentes ha consolidado a Sole Giménez, como uno de nuestros más firmes valores de la música española, en general, y del jazz en particular.
El contraste -aunque también tuvo palabras de elogio para la cantante española- lo puso el bajista norteamericano, Víctor Bailey y su grupo, conformado por el gran Puggie Bell, a la batería; David Gilmore, en la guitarra, y Peter Horvath, en el piano y teclados. La fusión de vanguardia fue la tónica dominante en este concierto del bajista norteamericano, que inició con dos piezas de su cosecha: “Goose Bumps” y “Lowblow”.
La trayectoria de Víctor Bailey es extensísima y lo prueba sus anteriores visitas a Jazz San Javier, formando parte de las formaciones que acompañaban a otros destacados nombres del género, como fue el caso de Larry Coryell. En esta XII edición, Bailey posee proyecto propio ya que es un consumado compositor, como ocurre con otros compatriotas como Marcus Miller. Por ello, su concierto en esta cita estuvo basado en partituras de su reserva.
El sonido de Bailey y su grupo es contundente y fluido, enmarcándose en esa corriente del jazz norteamericano que pusieron de moda nombres como George Duke o Richard Tee, por citar a dos de ellos, durante los años 80 del pasado siglo.
Bailey cerró su nuevo paso por Jazz San Javier, tras una hora y doce minutos, a la que hubo que añadir otros 10 minutos de bis, ante la insistencia del auditorio que había quedado “noqueado” por el excelente concierto de Bailey y su banda.



NOCHE DE HERMANAMIENTO ENTRE ITALIA Y BRASIL.


El pianista italiano, Enrico Pieranunzi y su trío, llevó a cabo un concierto de primera categoría especial (utilizando términos ciclistas), durante la primera parte de la octava jornada del XII Jazz San Javier.

Enrico Pieranunzi es uno de los más prestigiosos pianistas europeos y autor prolífico, cuyas partituras han conformado éxitos destacados, como ha dejado constancia en el inicio de su concierto y en las que muestra parte de su creatividad y lirismo.
El trío se conforma con el contrabajista, Luca Bulgarelli, y Mauro Beggio, a la batería. El jazz de Enrico Pieranunzi es elegante y contiene ciertas corrientes norteamericanas pero a la vez, las que han surgido con el paso de los años en la Europa occidental. El pianista italiano está considerado como el Bill Evans europeo y ciertamente –salvo en los vaivenes anímicos que tuvo Evans- no les falta razón a quienes así lo compararon ya que posee una versatilidad para componer y ejecutar poco común.
Y es que viéndoles tocar, se comprueba la comunicación permanente del trío sin la cual, nada de lo que hemos podido escuchar y disfrutar en el auditorio del Parque Almansa hubiera sido posible; al menos, a esos niveles de calidad y perfección.
La noche se completó con un pequeño homenaje a Tom Jobin, a cargo de Brazilian All Stars y el invitado especial: el contrabajista, Eddie Gomez. Una banda reunida para esta ocasión, con Duduka da Fonseca, en la batería y percusión; Toninho Horta, guitarra y voz; el saxofonista, Dick Oatts; Helio Alves, al piano, y la cantante, Maucha Adnet, quien tuvo la suerte de trabajar en el grupo de Jobim. Y sus temas (algunos de ellos) inmortales, como "Chega de Saudade", "Desafinado", "A correnteza", "Aguas de Marzo" o "La chica de Ipanema". Entre ellas, canciones de Toninho Horta y el no menos inmortal de Milton Nascimento, "Veracruz", cuya introducción al contrabajo con Eddie Gomez, fue dedicada a su padre, abuelos y raíces españolas del contrabajista, en una versión bastante original.
Como dije al principio, una noche de hermanamiento entre Italia y Brasil en la que el jazz europeo de tintes norteamericanos triunfó con rotundidad, para sosegar después el ambiente costero del Parque Almansa con el recuerdo -siempre agradable- de Antonio Carlos Jobim.

viernes, 17 de julio de 2009

WYNTON MARSALIS: LA GRANDEZA DE UN MÚSICO

El trompetista de Nueva Orleans, Wynton Marsalis, y la Lincoln Center Jazz Orchestra han dejado sobre el escenario del XII Festival de Jazz de San Javier un regusto por lo exquisito, difícilmente alcanzable. La jornada se prometía muy esperanzadora, a tenor de lo comprobado en las anteriores visitas de la Lincoln y del propio Wynton Marsalis con su Septeto. Pero en esta ocasión, todo ha ido más allá.
Con una partitura titulada "Iñakis Decision", la Lincoln abrió su concierto al más puro estilo norteamericano de las Big Bands, con un sonido perfectamente cuidado y equilibrado, que llegaba a todos los rincones del auditorio del Parque Almansa en su justa medida. Wynton Marsalis hacía de Maestro de Ceremonia presentando a los solistas y temas que conformaban el programa oficial preparado para la presente edición del festival de San Javier, en la que los temas lentos como "Suave en la noche", se alternaban con piezas más rítmicas y trepidantes tal fue el caso de un originalísimo arreglo de "Bolero", de Maurice Ravel, o éstas otras composiciones tituladas “Jason an Jasone”, “Deep Blue” o “Picasso”.
Los cánones en estas grandes bandas están marcados y claros: todos los instrumentos tienen su momento de gloria. Y así fue como, por ejemplo, el de la batería en “Stage West”, un “bop” trepidante que cerraba esta actuación tal y como había comenzado: al más puro estilo norteamericano de las Big Bands.
Pero la noche aún estaba un tanto lejana de su final, porque el director del festival, Alberto Nieto, y la alcaldesa de San Javier, Pepa García, reclamaron la presencia de Wynton Marsalis en el escenario para entregarle el Premio Anual del Festival a Toda una Carrera. El trompetista de Nueva Orleans se mostró emocionado y declaró que "siempre muestran su cultura y su música allá donde van, independientemente de que las salas en las que toquen sean grandes o pequeñas". A renglón seguido -y en formato de Sexteto y después en Quinteto-, Marsalis y sus compañeros de orquesta ofreciero hasta tres bises, porque así se lo demandaba un auditorio extasiado, ilusionado y alegre. Los que allí nos dimos cita con el jazz, no lo olvidaremos jamás. La música, en sí, es grande. Pero mucho más lo es Wynton Marsalis; como músico y como persona.



miércoles, 15 de julio de 2009

Y LA LUZ DE LAS ESTRELLAS CTI ILUMINÓ LA CÁLIDA NOCHE DEL JAZZ SAN JAVIER

Los martes son uno de los días más difíciles de la semana, pero no para el Jazz San Javier. Y lo afirmo con absoluta rotundidad, tras ser testigo de sus doce ediciones. Este último, día 14 de julio, el auditorio del Parque Almansa de pobló, una vez más, de verdaderos aficionados para contemplar lo que se prometía -como así fue- una noche singular. Las estrellas (naturalmente, una selección de ellas) del mítico sello CTI (Creed Taylor Incorporations) Records cuyo responsable, también estuvo presente en este concierto de sus pupilos en el Jazz San Javier. Músicos de calibre superior como el flautista Hubert Laws; Bill Evans, a los saxos; Randy Brecker, trompeta; el guitarrista Russell Malone; el pianista danés Niels Lan Doky; Mark Egan, al bajo eléctrico; Jeff “Tain” Watts, en la batería; y dos puntales brasileños, con un bagaje amplísimo, como el resto de sus compañeros de viaje: Airto Moreira, en la percusión, y su esposa la cantante Flora Purin.
El concierto comenzó con un tema del trompetista, Freddie Hubbar, “Red Clay”, al que siguió una pieza del recordado Wes Montgomery: “Road song”. ¡Qué sonido! ¡Qué banda! Era como si por la megafonía de la sala nos hubieran dejado conectar un giradiscos y hubiésemos colocado en el plato un viejo vinilo del año 1975, perteneciente al extenso catálogo del CTI. Un sonido limpio y redondo, donde nadie suena más que el resto salvo en los solos instrumentales. El saxofonista, Bill Evans, hizo las veces de Maestro de Ceremonia y presentó a la banda. Luego pidió la ayuda de Hubert Laws, quien domina bastante bien el español, para indicarnos que "la música es una bendición divina". Y le llegó el turno al percursionista, Airto Moreira, que dejó una de sus "master class" vocal y percutiva a ritmo de "samba". ¡Qué marhavilla! De qué manera tocaría el pandero, que parecían varios a la vez. Era una antesala para dar paso a su esposa, Flora Purin, a quien los años la han tratado bien físicamente, pero parece que en lo de la voz le han castigado un poco más. Sin embargo, no deslució una noche tan cálida y viva como la que se celebraba en el auditorio del Parque Almansa. El público entraba al juego de la banda sin que ésta se lo pidiera. La comunicación entre músicos y auditorio estaba establecida desde el tema de Hubbard. Y sonó "Río San Francisco", "Corcovado" y "Sugar", de Stanley Turrentine. Después de una hora y 45 minutos, las estrellas se despedían del auditorio con cara de enorme satisfacción. Pero este público no es un público al uso y pidieron más. Las estrellas concedieron un poco más de su luz musical, para terminar de satisfacer al auditorio del Parque Almansa. ¡Qué grande es la música! Y es que, lo hacen tan fácil... Definitivamente, me quedo con San Javier y sus estrellas.



domingo, 12 de julio de 2009

LA PORTEÑA CONVIERTE LA MANGA DEL MAR MENOR, EN NUEVA ORLEANS


Desde el pasado año, el Festival de Jazz de San Javier tuvo la idea de iniciar una experiencia: trasladar algunos conciertos concretos fuera del marco habitual. Y así nació Jazz en La Manga y Jazz en La Ribera. La experiencia resultó aceptable y en esta XII edición del Jazz San Javier, la organización ha repetido este apartado con tal suerte, que el primero de estos tres conciertos ha sido todo un éxito de público. El concierto se celebró en el Puerto Deportivo "Tomás Maestre", en La Manga del Mar Menor, al que músicos y aficionados llegamos desde La Ribera en barco, tras realizar una más que agradable travesía que se agradece ante las altas temperaturas que por Murcia se registran durante el presente verano.
Pero a lo que vamos. La música de jazz que se escuchaba durante las décadas de los 20, 30 y los 40 del pasado siglo XX, en clubes, cabarets y salones de baile. Rítmos como el "foxtrox", el "charlestón" o el "boogie woogie" fueron magistralmente interpretados por La Porteña Jazz Band; la mejor banda de jazz tradicional del mundo, en palabras de Bud Freeman. Piezas de Joe "King" Oliver, Cab Calloway o Fletcher Henderson sonaban tan fielmente, como en las grabaciones originales. Eso y la animación de Ubaldo González, quien incentivó a los asistentes -bien es verdad que tuvo que emplearse poco en ello- para que se convirtieran en el coro que precisaba la composición de Calloway, "Minnie the Moocher".
Los ochenta minutos del concierto nos supieron a gloria, con una amenidad precisa y cargada de humor. Toda una delicia y un éxito más de la organización del Jazz San Javier. Yo, desde luego si lo programan de nuevo, repito la experiencia. Hasta la travesía en barco, desde La Ribera. ¡Menudo placer!

sábado, 11 de julio de 2009

FOGERTY LLEGÓ, CANTÓ Y TRIUNFÓ COMO CÉSAR




El legendario líder del no menos recordado grupo, Creedence Clearwater Revival, John Fogerty, ha iniciado su Gira Europa 2009 en el XII Festival de Jazz de San Javier y se ha convertido en el concierto de este verano. El guitarrista, compositor y cantante no parece tener los 64 añitos que rezan en su partida de nacimiento, tras la energía derrochada en su concierto de Jazz San Javier en cuyo auditorio no cabía un alma. Más de dos mil personas abarrotaron, literalmente, el aforo del auditorio del Parque Almansa, en el que ya desde primeras horas de ese viernes, 10 de julio, se agolpaban aficionados llegados desde muchos y puntos de España para ver a su ídolo. El papel puesto a la venta para este concierto, se había agotado semanas antes y en consecuencia, la espectación despertada se sabía que era enorme. En el tú a tú, a Fogerty se le nota en su rostro, cabello y en general, que los años también han pasado por él -como no-, pero sobre el escenario se mantiene en muy buena forma, como demostró en las dos horas de espectáculo ofrecido sobre las tablas del Parque Almansa.


Fue como César y sus Legiones: llegó, actuó y triunfó. Así de fácil y sencillo. Al menos es lo que puede parecer si no fuera porque los aficionados lo eran y mucho, porque los 23 temas de su concierto eran un repaso por toda su carrera musical y porque, además, las tres primeras canciones fueron decisivas para que esas más de dos mil almas cayeran rendidas, de principio a fin, ante el gran John Fogerty cuando entonó "Hey tonight", "Green river" y "Susie Q". A partir de ese instante, el auditorio era todo uno; coreaban las viejas y entrañables canciones de los Creedence, de Fogerty con los Blue Ridge Rangers, o reinventándose un homenaje al grupo que le catapultó. Un auténtico "showbusines" al más puro estilo americano.


Tras unos temas tranquilos, de nuevo piezas para subir la adrenalina, para bailar y pasárselo bien. Para recordar aquellos nuestros años más mozos, en los que no importaban las locuras que hacíamos. John Fogerty nos estaba rejuveneciendo 30 años y nosotros nos dejábamos, le queríamos y coreábamos aquellas viejas canciones que suenan como siempre. “Down on the corner”, “Centerfield”, “Old man down the road”, “Fortunate son”, “Bad moon rising” y el apoteosis final con “Proud Mary”.


Las emociones se agolpaban en nuestro cuerpo, mente y alma. La música, como siempre, la pócima mágica que todo lo hace posible. John Fogerty ha sido ese ventilador que a ciertas edades, se necesita para airear nuestras mentes y almas. Y eso, exactamente, es lo que ocurrió en la quinta jornada del XII Festival de Jazz de San Javier. ¡Qué frenesí, por Dios! ¡Qué frenesí!


jueves, 9 de julio de 2009

ESTO ES JAZZ "PATA NEGRA"


Desde la primera edición, el Jazz San Javier tiene una serie de conciertos que están dedicados, como indica su director, a los aficionados "pata negra" entre los que, por fortuna, me encuentro. Somos esos a los que una buena sesión del jazz más heterodoxo nos deja como nuevos. Y en esta XII edición, una de esas jornadas ha sido la celebrada el miércoles, día 8 de julio, con las actuaciones del contrabajista de Filadelfia, Christian McBride, y con el cantante de blues, Kevin Mahogany y la Kansas City Revue (una veteranísima banda), que se completaba con la voz de una potente cantante: Kathy Kosins.
El comienzo de McBride y sus acompañantes fue "arrollador" desde las primeras notas y, claro está, el auditorio arropó a los músicos. Es esa "magia" necesaria, para que un concierto resulte, cuando menos, perfecto y éste fue "la gloria". El "swing" fluía por todos los instrumentos; inundaba el ambiente del auditorio y los pies no podían estar quietos. Y todo ello, sin apenas despeinarse los cinco del grupo que lidera Christian McBride. Un bis puso el punto y seguido, dejando un ambiente caldeadísimo para lo que llegaba: una mejor sesión de "blues".
No seré yo quien pretenda descubrir a estas alturas a Kevin Mahogany y los integrantes de la Kansas City Revue, pero "esos abuelos" tienen una energía que para sí la querríamos muchos de nosotros. ¡Y qué amabilidad y sencillez! ¡Qué grandes son, en todos los sentidos! Llegaron a Jazz San Javier como The Godfathers of Groove (Los Padrinos del Groove) y a fé que lo son. Desplegaron sus enormes conocimientos, para regalarnos los cantos de los campos de algodón de Louisiana, o esos, a veces, agitados "blues" de los cafés de Kansas, Detroit o Atlanta. Los "blues" de los locales en las pequeñas poblaciones del campo, a los de los cafés y clubs de las grandes ciudades. En definitiva, toda una noche de muy buena música de jazz, para aficionados "pata negra". Y este viernes, el "show" de otro mito del rock-country: John Fogerty. ¿Os lo váis a perder?

lunes, 6 de julio de 2009

RON CARTER: CORRECCIÓN, EXQUISITEZ, SENCILLEZ Y MAESTRÍA A RAUDALES EN JAZZ SAN JAVIER. UNA LECCIÓN QUE NECESITA MUCHO TIEMPO, PARA SER ASIMILADA.


En mi artículo de presentación del XII Festival de Jazz de San Javier aseguraba que en este año de crisis económica que se ha llevado por delante muchos festivales, éste presentaba una programación que, aunque algo mermada en número de conciertos, mantenía su nivel con toda dignidad para acometer el futuro con todas las garantías. Y ahora, cuando ya han transcurrido las tres primeras jornadas de la presente edición, me reitero en lo que aventuré entonces. Y lo hago porque después de haber asistido a esos seis conciertos, el Jazz San Javier ha estado a la altura en la que sus asiduos estábamos acostumbrados y aunque cada uno de esos conciertos ha tenido su singularidad, no tengo más remedio que rendirme a lo evidente: lo de Ron Carter y su Quinteto no ha tenido comparación.
Ha sido el sábado, día 4 de Julio de 2009, en el escenario del Parque Almansa (sede de este festival), el lugar en el que el bajista y cellista, Ron Carter y sus músicos, han dado toda una lección de cómo estar, presentar, cuidar el sonido o desplegar todos sus amplísimos conocimientos, sin dejar de ser elegante y sencillo. Esa lección hace mucha falta en los tiempos que corren para las sociedades, tan faltas de principios y valores también en la música y, especialmente, en la de jazz.
Desde hace unos años, me he tropezado con muchas clases de personas y las que más me han molestado (lo siento mucho, pero es así) son las que siempre saben más que nadie de esta música, cuando hace quince minutos que han terminado de oir (que no escuchar) su primer disco de jazz. Quiero decir con ello, que no por haber escuchado unos cuantos discos de esta música y asistido a unos cuantos festivales, se puede decir que ya eres un entendido en la materia. Lo aseguro, porque a pesar de que llevo escuchando esta música (y otras muchas) desde que era un niño, no he dejado de aprender y lo que me queda. Y exactamente eso es lo que ocurrió con el quinteto de Ron Carter en el Jazz San Javier.
Una primera pieza de 43 minutos ininterrumpidos compuesta por diversos temas conocidos que finalizaron con Jobim, el quinteto de Ron Carter hizo un alto en el concierto para presentar (muy sencillamente) a los cuatro compañeros de escenario. Payton Crossley, a la batería; Stephen Scott, al piano; y dos máquinas brasileñas: Rolando Morales-Matos, percusión, y el guitarrista, Guilherme Monteiro. Toda la ejecución del quinteto destaca, pero quiero subrayar al percursionista, Morales-Matos, por su riqueza de matices que ejecutó magistralmente desde su amplísimo laboratorio. Hasta Ron Carter le pidió que repitiera el efecto del mugir de una vaca, en uno de los temas, no reprimiendo su enorme risa el percursionista brasileño. En suma, toda una fiesta de los sentidos, del conocimiento, de magisterio musical y de apuesta inequívoca por los valores. Y esto no ha hecho más que empezar y un servidor, a continuar aprendiendo de los maestros.