lunes, 14 de marzo de 2011

SOBERBIO CONCIERTO DE SANTACRUZ.

En ocasiones, las circunstancias te hacen "adaptar" tu idea preconcebida a la realidad puntual y, en consecuencia, te replanteas buena parte de lo que tenías previsto. Unas veces, esa adaptación no acaba de calar pero en otras el resultado no es malo del todo y, además, te diviertes aún más de lo que lo hubieras hecho con tu primer planteamiento.

Pues bien. Eso es exactamente, lo que le ocurrió al saxofonista José Luis Santacruz y su trío durante su concierto celebrado el pasado 4 de Marzo de este 2o11, en la mítica sala murciana "La Puerta Falsa" que, por cierto, este año cumple sus 25 de vida y trabaja en una programación especial a lo largo de los meses de este ejercicio. Pero vayamos al concierto de José Luis Santacruz Trío.


Nadie puede afirmar con absoluta rontundidad el motivo o motivos, por los que el pasado día 4 de marzo estábamos "en familia" en La Puerta Falsa. Desde luego, no era normal toda vez que los viernes y sábados aquello está "a reventar" y casi no cabe un alma. Pero miren ustedes por dónde, ese viernes había una gran disponibilidad de mesas. ¿Los malos "espíritus"? Bueno, se dieron varias opiniones al respecto. Personalmente creo que ocurrió un poco como reza el título de aquella canción de los 70 que indicaba "El vídeo mató la estrella de la radio". Parafraseando ese título opino que "el carnaval pudo con el jazz de Santacruz". Y no caí en ello, hasta que Fuensanta me lo dijo: "Es que hoy es viernes de carnaval y el personal ha cambiado de aires".

¡Claro, hombre! El carnaval. Pues anda que no tenemos convocatorias por todo el municipio de Murcia (Cabezo de Torres o Beniaján, por ejemplo) y en la Región (Águilas o Cartagena, por citar otros dos). Ciertamente, los habituales de La Puerta Falsa debieron pensar que carnaval es una vez al año y, en consecuencia y como no hace daño, pues una mayoría se marchó a bailar o disfrazarse; en suma, a divertirse de otra manera. Ya me extrañó no ver a casi nadie por la calle, ni en los bares de los alrededores a La Puerta Falsa un viernes, que te tienes que poner a la cola si pretendes llevarte algo a tu estómago antes del concierto. Estaba claro.

Bueno pues esa u otra circunstancia provocó que un grupo de unas cuantas personas nos reuniéramos en torno al trío de Santacruz y éste, se tuviera que replantear el concierto programado para ese día. Y pasó de tocar para unas 150 o más personas (la cifra más o menos habitual de un viernes en ese local) a hacerlo para un grupo de amigos, a recogerse los tres juntos en una esquina del escenario, como si de un ensayo general se tratara. El resultado fue grandioso. Un concierto acústico, intimista y mucho más cercano de lo habitual fue la suerte que tuvimos los que allí arropábamos a los tres músicos.

Una versión muy original de "Round midnight" me puso el reloj en hora. José Luis Santacruz no me impresiona a estas alturas porque le conozco desde hace muchos años. Pero sí me hace vibrar cada vez que asisto a uno de sus conciertos. Y siempre ha sido así, desde que le conocí allá por la década de los 80 del pasado siglo XX. Luego interpretaron otras piezas conocidas y algunas otras de la cosecha del propio Santacruz o de su amigo, Max Sunyer. Pero lo importante es que, a todos los que allí nos citábamos, el trío de José Luis Santacruz volvió a cautivarnos y a poder disfrutar de uno (si no el mejor hasta el momento) de los mejores conciertos que ha tenido La Puerta Falsa, en esta nueva etapa de su existencia.

Junto a Santacruz en el saxo soprano, le acompañaban el bajista italiano, Francesco Severino, y el baterista murciano, Miguel Ángel Orengo. Por cierto que Orengo estrenaba esa noche una caja que sonaba excepcionalmente muy bien y diferente a otras. Y en el descanso le pedí que me contara cosas sobre la misma. Pues resulta que la caja está confeccionada con madera de arce "Ojo de Pájaro", en una sola pieza lo que es el contorno. También los aros son de esa misma madera. Este tipo de árbol se localiza en los bosques de Oregón (EE.UU.) y su transporte se hacía dejándolos flotar río abajo del Willamette, hasta que llegaban a las madereras. En el camino, algunos de esos troncos se hundían en el fondo del río y quedaban sepultados por los lodos y movimientos de arenas propios de esos cursos fluviales.

Pues de uno de esos troncos -rescatado después de quedar así, durante 120 años y mantenerse su contenido absolutamente seco-, se extrajo un trozo del mismo, se vació para obtener el cilindro o casco que tanto por arriba como por abajo albergaría los parches de la futura caja. Después se confeccionaron los aros que por medio de unos herrajes metálicos tensarían esos parches (naturalmente afinados) y un sistema a la par que sencillo, increíblemente silencioso, para colocar o liberar la bordonera de la caja confeccionado por una compañía que fabrica pedales de bombo. El resultado, tanto estético como sonoro, es espectacular y único. Al menos, de lo que he tenido conocimiento hasta el dia de hoy. Si tienen ocasión de ello, les recomendaría que cuando asistan a un concierto en el que toque la batería Miguel Ángel Orengo y use esa caja, les pidan que se la enseñe además de prestar atención a su sonido. Es toda una experiencia.

Por lo demás, el concierto del José Luis Santacruz Trío resultó muy singular, tanto por su contenido como por su carácter íntimo que le dio, si cabe, un mayor atractivo para los que allí nos dimos cita.

Las fotos, como en ocasiones anteriores, son obra de Goio Villanueva, cuya web o blog puedes visitar si pinchas en el enlace correspondiente, colocado en la columna de la derecha de esta crónica.


1 comentario: