viernes, 16 de octubre de 2009

LAS SIETE VIDAS DE UN GATO

El pasado miércoles en la madrugada, la 2 de TVE emitió la película-documental de Ventura Pons, "El Gran Gato", sobre la figura del recordado Javier "Gato" Pérez, nacido en Buenos Aires en 1950 y fallecido en Caldes de Montbui (Barcelona), durante la madrugada del 18 de octubre de 1990, como consecuencia de un segundo infarto de miocardio que no superó.

Ventura Pons hilvanó un documental muy completo, a base de testimonios de un buen número de personas de la sociedad catalana y argentina que conocieron a Gato Pérez. El resultado fue una pieza de museo, si estamos interesados en conocer más profundamente la dimensión real que para la "rumba catalana" supuso la participación del músico que imprimió una nueva "estrategia" revitalizadora, de aquella corriente que se inició en los gitanos del barrio de Gràcia barcelonés por la década de los 50 del pasado siglo con Antonio González "El Pescailla", la elevación a conocimiento público que protagonizó Peret en la década siguiente y la recuperación del olvido de este movimiento socio-musical, al que Gato Pérez le imprimió su singular personalidad a partir de la década de los 70 hasta su muerte.

Los amigos que aparecen en esta magnífica pieza para coleccionistas son muchos y variados, pero tal vez Jaume Sisa sea, en mi humilde opinión, quien mejor retrató su manera de ser: "Era un pensador de barra". Ciertamente, así fue y así lo reflejaba en las letras de sus canciones. Gato Pérez fue "la voz de las conciencias"; la que denunciaba los problemas sociales de su entorno más inmediato. Pero al tiempo, su filosofía sobre la vida y la música atraían al más aséptico de los mortales. Según relata su primera esposa, su vida transcurría como la de un gato: aparecía y desaparecía cuando quería. Vivió de manera intensa; tal vez por ello, los médicos le informaron hacia el 81 u 82, cuando fue operado del corazón, que sus arterias eran las de una persona de 80 años. Tanto puso el corazón en todo lo que hizo durante su corta vida, que le fue en el empeño y gastó sus siete vidas de manera rápida, pero intensa. En la película, se convino que en el nuevo siglo (a fecha de hoy) Gato Pérez se habría reinventado para continuar siendo el puente, el nexo de unión del que hoy por hoy adolece la rumba catalana. Gato Pérez, de momento, fue la última esperanza de que ese movimiento fuera lo que fue y que hoy, a pesar de continuar con nuevas generaciones, ya parece no llegar a esos niveles que obtuvo con Gato.

Hoy, la rumba catalana cuenta con otras generaciones ya crecidas al amparo de "El ventilador", "Ebrios de soledad" o "Se fuerza la máquina". Y como a "El Pescailla" o Peret, al Gato Pérez se le tributa otro reconocimiento de gran altavoz de la innovación y difusión de este género tan particular, que mezcla la rumba flamenca con el "son y la guaracha" cubanas. Son los "Gitanitos y Morenos", los ases del compás que supo continuar y mantener en vida Javier "Gato" Pérez, desde su "Atalaya".

2 comentarios:

  1. Cuántos recuerdos, Andrés, y qué buenos momentos nos hizo pasar el gran Gato, ese "cantante, forastero del sabor",
    que se miraba "en el espejo del sentir multicolor", ese "hijo de la calle, de los libros y el humor"
    que descubría su camino "a golpes de contradicción", como decía en 'Gitanitos y morenos'.

    Su canción 'Se fuerza la máquina' es reveladora:

    "Este género divino, esta música excelente,
    que es la música del pueblo con la que baila la gente,
    tiene un gran problema amigos, tiene un serio inconveniente,
    exige tantas energías que la salud se nos resiente."

    Hoy precisamente se cumplen 19 años de su muerte. ¡Viva Gato Pérez!

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  2. Sí que fue anunciadora de su triste futuro. Su segunda pareja indicaba en la película que se cuidaba y no se podía ni imaginar que un segundo infarto acabaría con sus nuevas ilusiones puestas en marcha y a punto de ver la luz. Pero así son, a veces, las realidades de la vida. La verdad es que Gato Pérez supuso otra "ruptura" llegada desde Barcelona que en aquellos años tomó una bandera de fusiones que nadie supo arrebatarle (me refiero al territorio nacional). Pero Gato vivirá en todos aquellos que le conocimos, porque era una persona singular y única; como todos nosotros.

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