sábado, 8 de mayo de 2010

ENORME CONCIERTO Y DEFICIENTE SONIDO PARA LA CALLE

La segunda jornada del XXX Festival de Jazz de Murcia, nos posibilitó el poder disfrutar de la música que nos acercaban hasta la capital del Segura la pianista, LYNNE ARRIALE y su trío, junto con el trompetista, RANDY BRECKER. Es una colaboración bastante habitual, que ha quedado plamada desde hace tiempo en muy diversos conciertos y discos al uso. Durante las pruebas de sonido, Brecker se mostraba muy contento e ilusionado con lo que unas horas más tarde iba a poder desarrollar sobre ese marcho de la plaza de Belluga de la capital murciana. Un estado de ánimo en forma al que, seguramente, contribuyó la preciosa fachada de la Catedral y su Torre, testigo singular de lo que estos cuatro músicos querían regalar a los aficionados.

El concierto arrancó bien, con una de las piezas que conforman el último disco de la pianista norteamericana titulado "Nuance", del que seleccionó "Crawfish & Gumbo", para comenzaba a colocar las cosas en su sitio. Casi todo el recital de excelentes temas, se basó en este cd de Lynne Arriale, pero "algo" estaba fallando para los músicos. Lynne hacía señas a los del sonido para que le subieran el piano. El contrabajista, su fiel George Mraz, tres cuartos de lo mismo. Y Randy Brecker no decía nada, pero su cara hablaba por él. No estaba a gusto con el sonido. ¿Por qué ahora las cosas no iban lo bien que fueron, durante las pruebas de sonido? ¿?Qué estaba pasando, que los de la mesa no solucionaban algo tan sencillo como incrementar un poquito el piano y el bajo? Ni quise acercarme a los de sonido por dos razones: no soy de la organización y, dos, bastantes disgustos he tomado durante 37 años de actividad radiofónica, como para continuar ahora con ellos.


Bueno. Pues comprobando que aquello estaba lejos de mejorar, Brecker (que es un profesional de los piés a la cabeza) se acercó más al micro que amplificaba su trompeta. Lynne se concentró en su piano, tratando de escuchar lo mejor que podía al resto de la banda. Mraz, el contrabajista, se acercó un poco más a su ampli para poder escucharse mejor. Y el batería, Anthony Pinciotti, intentó no "descuidarse" para no perder las referencias de sus colegas y así, los cuatro en buena armonía, desplegar toda su larga y dilatada experiencia y musicalidad que dio como resultado, un enorme concierto por el que fueron desfilando temas como "Wrapped Around Your Finger", "Longing", "Carry On" o "A Gentle Soul"

Al final, el público -que ya abarrotaba la plaza de Belluga, tanto en las pocas sillas como de pié o en las terrazas de las cafeterías de la zona- arropó a los músicos, pasaron de la deficiencia del sonido y disfrutaron con este segundo concierto de la presente edición del Festival de Jazz de Murcia. Una magnífica y original versión de "A Night in Tunisia" ponía el broche a esta actuación que, salvo esos importantes matices del sonido, derrochó entusiasmo y sapiencia en sumno grado por parte de este cuarteto integrado por su líder, Lynne Arriale, al piano; George Mraz, en el contrabajo; Randy Brecker, trompeta, y el baterista, Anthony Pinciotti. Un diez para estos músicos y un 4, para los del sonido. Habrá que mejorar para los próximos conciertos.
Las fotos son obra de Goio Villanueva.

2 comentarios:

  1. Y un 10 también para ti, amigo Andrés, por esta magnífica crónica, sincera y fiel, como todas las que brotan de tus grandes manos expertas, pero con el aliciente de que has sabido poner el dedo en la llaga: los pobres medios técnicos a los que desde hace años nos vienen acostumbrando. ¿Cuándo terminarán por comprender nuestros gestores culturales que nuestro longevo festival de jazz no supone un gasto sino una inversión? ¿Que es gratuito? Cierto. Pero otros festivales que también lo son cuentan con muchos más medios y mucho más presupuesto. Los aficionados murcianos, que siempre han dado la talla, se merecen mucho más...

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  2. Por eso, mi crítica es constructiva y animo al concejal a que trabaje por engrandecer este festival, que es pionero (tras los del Norte y Barcelona, tal vez olvide alguno) en nuestro país. Sus señas de identidad que lo diferenciaba de otros era la calle. Y en ese ámbito debe continuar, pero creciendo y dotándolo suficientemente de tal manera, que sea un reflejo del carácter acogedor y desprendido del murciano. Ese será el triunfo del político con reaños que lo consiga. Y yo, la verdad y después de 30 años, LO ESTOY DESEANDO. Si fuera así, la Región se puede colocar en un primerísimo plano en cuanto a jazz. Soñar es gratis.

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