domingo, 17 de julio de 2011

DELICIAS DE JAZZ Y AROMAS DE CAMPOS DE ALGODÓN

René Marie interpretanto uno de sus primeros temas
Noche, una vez más, de contrastes en los conciertos programados por Jazz San Javier. Una primera parte a cargo de la cantante norteamericana René Marie y su trío, para deleitarnos con una actuación que nos haría captar todas las sensaciones que su música ofrece. Después, una segunda parte que nos llevó de vuelta al blues, con uno de los guitarristas del género más destacados del momento: Joe Louis Walker. Noche, pues, típicamente de San Javier con una no menos importante entrada de aficionados. Por cierto que esta jornada comenzó con media hora de retraso, debido a la tardanza en llegar de René Marie. El motivo fueron los enlaces aéreos, que estuvieron muy cerca de que la cantante y su grupo no pudieran llegar al festival. Menos mal que en esta ocasión, la fortuna estuvo de parte de la organización y aunque con un pequeño retraso para la apertura de puertas, finalmente pudimos disfrutar la música de esta gran voz femenina del jazz.

El concierto se inició con una pieza de su álbum Experiment In Truth titulada “Turn the page”, que sirvió como primera muestra de su capacidad vocal, al tiempo que conectaba rápidamente con el público quien le daba sus primeras muestras de cariño y, sobre todo en esta noche, su comprensión. Ello sirvió, al tiempo, para que los músicos calmaran su estado anímico ante las circunstancias adversas con los aviones y los consiguientes nervios de no saber si llegaban a tiempo.


Kevin Bales
Pero este público de San Javier “sabe estar” en cada momento y así lo demostró. “White Rabbit” fue ya una demostración del cuarteto al completo, con la que esa conexión que solemos citar en estas crónicas –músico y público- se completaba perfectamente. René Marie se dio cuenta de ello e inmediatamente atacó, en español, “Angelitos Negros”; viejo tema que en España popularizó el recordado Antonio Machín y que René Marie incluye en su álbum “Voice Of My Beatiful Country”. La reacción no pudo ser más esperada: el auditorio terminó rendido y aplaudiendo incluso antes de que finalizara el tema.


Kevin Hamilton
René Marie nos demostró que, en todo momento, sabe dominar un concierto y aprovechó esos instantes de “euforia” del personal, para presentarnos a su grupo compuesto por el pianista, Kevin Bales; el contrabajista, Kevin Hamilton; y Quentin Baxter, en la batería. Tres pedazos de músicos donde los haya, que tras presentar René otro de los temas de su disco Serene Renegade titulado “Rufast daliarg”, nos dejaron otra muestra más de sus capacidades y creatividad. A estas alturas del concierto, los cuatro músicos ya se encontraban muy a gusto y como en casa.

Quentin Baxter
La cantante norteamericana contó la historia del río Colorado, para argumentar la siguiente pieza “Colorado river song” (La canción del río Colorado), durante la que René Marie también hizo una demostración de su dominio del “scat”, en la que imitaba a una trompeta con sordina. Pero también a destacar la sutileza del baterista, Quentin Baster, con las escobillas, creando ese “climax” perfecto de club de jazz. Ya saben. Fue absolutamente genial.
Otro contratiempo que tampoco paralizó a René Marie fue que una fase del fluido eléctrico quedó momentáneamente interrumpida y la cantante y su grupo continuaron como si tal cosa. Como la recuperación lleva su tiempo, René indicó a los del sonido que dieran la vuelta a los monitores de los que disponía en escenario (que sí funcionaban), para que el público pudiera escucharla. Y el auditorio la arropó al unísono agradeciendo el gesto y su profesionalidad. Hacia mitad del tema, se recuperó el sonido de sala y el concierto regresó a lo que tenía que ser. El tema que nos interpretaba –y que finalizó- era “O Senandoah” y en el que René Marie lleva todo el peso de la canción. A su término, también los músicos supieron premiar al público por su paciencia y comprensión, así como a los técnicos de sonido. Pero esto, a los habituales de Jazz San Javier, no nos extraña tanto porque sabemos que somos como una gran familia.


René Marie dejó extasiados a los aficionados
En la recta final de su actuación en Jazz San Javier, René Marie nos ofreció “Voice of my beatiful country Suite”, perteneciente a su más reciente disco del mismo título, con tres de los números de esa suite: “América the beautiful”, “My country tis of thee” y “Lift ev’ry voice and sing/Star-spangled banner”. Fue el zénit de un concierto delicioso, exquisito y repleto de sensibilidad. Tan es así, que el auditorio entero puesto en pie pidió un poco más y René y su trío accedieron. El público reiteró su cariño, afecto y entrega con otra larga ovación repleta de aplausos. Por parte de la organización, obsequio para René Marie de un precioso ramo de flores como premio por su esfuerzo y entrega ante una jornada que en los contratiempos e imprevistos quiso ser el contrapunto, sin apenas lograrlo. René es una Dama del Jazz y una señora en lo personal.

René Marie agradeció las atenciones que la organización le dispensó y el cariño del público.

Joe L. Walker, Vicent Leggiere y Amar  Sundy
La segunda parte, como hemos adelantado en el comienzo de esta crónica, el concierto nos devolvió a los terrenos del blues. Su protagonista fue el legendario guitarrista de San Francisco, Joe Louis Walker, que llegó arropado por otros dos guitarristas de gran solvencia: Murali Coryel y Amar Sundy. Junto a ellos, la sección rítmica con el bajista, Vicent Leggiere, y el baterista, Dorian Randolph. Con esta formación, Walker apareció en escena atacando el batería “I’m not ressing around”, que sirvió para presentar a la banda. Joe Louis Walker, nacido en 1949, es una de las leyendas vivas del blues. Sus comienzos fueron hacia los 16 años, bebiendo de las fuentes de grandes bluesman como Pete Johnson, T-Bone Walker o Amos Milburn. Más tarde se encontró tocando junto a nombres tan dispares en la música norteamericana como John Lee Hooker, Thelonius Monk, Steve Miller o Jimi Hendrix. Pero si de alguien fue un amigo casi hasta su muerte, ese fue Mike Bloomfield, con quien compartió casi una cuarta parte de su existencia.

Murali Coryel, hijo del gran Larry Coryel.
Walker y su banda suenan de “escándalo” (es un halago), como demostraron desde el comienzo con una primera serie de piezas tituladas “If you don’t love me”, “Sahraoui” o “You’re gonna make recry”; ésta última nos sonó más a “soul” de los 60 ya que la voz de Walker y los coros de Murali Coryel (hijo del no menos conocido Larry Coryel) crearon ese ambiente. Tras ello, el propio Coryel en un entendible español (como su padre lo hace en sus conciertos), se dirigió al auditorio para dar las buenas noches y presentar otra pieza más rítmica: “Please please baby”.

Joe Louis Walker durante su concierto apoteósico.
Tras confirmar Walker con el público que “todo estaba bien”, Coryel presentó su tema escrito y dedicado a Jimi Hendrix (cuando su padre se lo presentó siendo mucho más joven) titulado “In the room with Jimi”. Obviamente, el tema tuvo tintes más rockeros (al estilo Hendrix) que de blues y Joe Louis Walker, en el “riff” se encargó de refrendarlo con su Gibson. A todo ello, la sección rítmica aportaba el gran cuerpo que la pieza precisaba para recordar al gran Jimi Hendrix, con un Vicent Leggerie contundente en su guitarra de bajos, a pesar de no inmutarse mientras saca las notas de sus cuatro cuerdas. Pero tal vez fue Murali Coryel con el “wah wah” (una de las características más acusadas del sonido Hendrix) el que definió ese estilo que perdura entre nosotros en el recuerdo.

Dorian Randolph
De vuelta al blues más pegajoso, con “Tell me why”, Walker y sus compañeros de viaje retomaron el motivo central de sus conciertos haciendo bailar a muchos de los presentes y terminando de llenar el foso del escenario. Pero el asunto aún no estaba todo lo caliente que deseaba Walker y, mucho menos, el público. Así es que atacaron, con un “vicioso” solo de guitarra de Joe Louis, el tema “Sugar Mama”, que dedicó, de manera especial, a las señoritas presentes. En un momento de la pieza, Walker dejó su Gibson y atacó con un solo de armónica recreando con ello el ambiente que se puede respirar en un club sureño el sábado en la noche. Y como en aquél, allí eran todos uno; público y músicos respondían en su parcela, cuando les tocaba. Pero Walker quiso ir más allá y bajó al foso, deslizándose por las gradas, saludando a varios de los allí presentes, entre ellos a René Marie y sus músicos. Faltó un micrófono inalámbrico, para que todos pudieran escuchar bien los matices armónicos que Walker arrancaba en cada momento. De regreso al escenario, retomó su guitarra para acabar la pieza. El delirio era absoluto en todo el auditorio, que aclamaba a esta banda que lidera el veterano guitarrista de San Francisco.

La diversión fue del público y de los músicos, como se puede apreciar en Sandy y Leggiere.
“Slow Down GTO” y “One Time Around” fueron la “puntilla” para rematar un concierto que supo a “gloria divina”, a blues de campos de algodón y viejos clubes del Sur estadounidense. Y es que Joe Louis Walker posee esa vieja escuela que amasa –y muy bien, por cierto- el góspel, blues o soul que le hacen inequívocamente maestro de la más pura y tradicional música del pueblo negro norteamericano.

Walker saludó a René Marie que se había mezclado entre el público.
El público pidió más de manera insistente y el músico y su banda accedieron. Otra pieza más en esa línea de pureza terminó por colocar al auditorio a sus pies. ¡Qué barbaridad de concierto y de músicos!

En definitiva, una noche para disfrutar de buen jazz vocal con René Marie, que supo salvar las dificultades de los vuelos de avión y la falta de energía eléctrica momentánea, con su exquisitez y estupenda voz. Y al revés de lo que reza el refrán, “después de la calma llegó la “tempestad” de Joe Louis Walker y su banda, para adentrarnos en el blues más clásico y apasionante. Habrá que tomarse un respiro, asimilar lo de esta noche, para recobrar fuerzas y poder abordar otros dos conciertos tan espectaculares y de alto contenido, como los que ofrecerán el trío del pianista danés, Niels Lan Doky, y la cantante mejicana-norteamericana, Lila Downs, que debuta en Jazz San Javier.

Las fotografias son obra de MARTA PINILLA ALDARAVÍ.

Joe L. Walker en plenitud de forma.

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