martes, 26 de julio de 2011

EL TRASBORDADOR HIROMI Y LA CONTAGIOSA ALEGRÍA DE LOS PETERSON

Hiromi transmite su vitalidad al auditorio
La penúltima jornada de Jazz San Javier en su XIV edición, nos ha dado la oportunidad de volver a disfrutar y, sobre todo, comprobar la evolución de la pianista japonesa, Hiromi, que presentaba su nuevo disco en el mercado titulado “Voice”. Después, como suele ocurrir en cada doble jornada, decorado totalmente diferente y, si cabe, más festivo, para acoger a otro guitarrista que regresa a esta cita veraniega en San Javier: Lucky Peterson. Dos grandes, cada uno en su parcela, para otra noche de sábado en el auditorio del Parque Almansa sede de Jazz San Javier, en la que los aficionados fueron transportados en un transbordador al espacio para, más tarde, regresar a la tierra del blues.

Hiromi es una pianista que en San Javier se ha hecho de querer y respetar. Cada una de sus visitas a este escenario ha sido un descubrimiento y, como indicaba anteriormente, los aficionados y la crítica hemos podido comprobar sus evoluciones musicales que cada vez más, nos han mostrado a una Hiromi grandiosa en sus concepciones, en sus creaciones y en sus ejecuciones. Nunca, en sus visitas, ha repetido grupo aunque siempre mantiene el formato de trío. En esta ocasión, le acompañan el gran bajista neoyorkino, Anthony Jackson, y el baterista londinense (forma parte del grupo Toto), Simon Phillips. Y apareció en el escenario, como en las ocasiones anteriores, de manera modosa. Se sentó sobre el piano, respiró, se frotó las manos suavemente y atacó el tema que da título a su nuevo disco: “Voice”. Fue la primera gran ovación de la noche de un auditorio que le es, insisto en ello, muy fiel.

Anthony Jackson
Con su también acostumbrada y sencilla manera de dirigirse a este público, Hiromi expresó sentirse muy feliz de regresar a San Javier para poder regalar su música. A continuación, nos presentaba a su nuevo trío con el que continuó el concierto a través de “Now or never” (“Ahora o nunca”), que provocó nuevos aplausos en los solos de cada uno de estos grandes músicos. Hiromi sabe combinar las piezas de un concierto y así, después de dos temas rítmicos, nos dejó otro algo más relajado titulado “Delusion”, con el que el público reiteró su entrega (en los solos y al final de la pieza) con otro largo aplauso.

La delicadeza y sensibilidad también son características de la pianista japonesa
Prácticamente todo el concierto que nos ofreció Hiromi estuvo formado por las creaciones de su nuevo disco, como “Flashback”. La pianista japonesa es un verdadero torbellino musical. Lo demuestra de manera natural constantemente y así la han calificado algunos de sus profesores en la Bercklee, como el bajista Richard Evans o Ahmad Jamal. Su formación clásica transpira en cada composición de Hiromi, pero no solamente ésta; también fluyen otras corrientes musicales en las que la pianista ha ido desarrollando su trayectoria. Según ella misma ha indicado, el componer es lo que le apasiona y cada lugar de los que visita le sugiere una música.
Una pieza tan clásica como la “Sonata para piano” de Beethoven, Hiromi la convierte en una balada de jazz de las que podemos escuchar en cualquier club del mundo. Un disfrute en toda la extensión de la palabra, pero es que Hiromi se escapa de toda lógica colocándose a años luz de lo razonablemente normal. Verla interpretar es contagiarse de su alegría, de su actitud vital. Y el auditorio del Parque Almansa lo ha hecho en cada ocasión que Hiromi ha pisado su escenario. Para corroborar lo que les cuento, la pianista japonesa interpretó un solo que dejó al respetable ensimismado.

Simon Phillips demostró su capacidad creativa durante casi diez minutos
Hiromi y Anthony Jackson atentos a las evoluciones de Phillips
El final a este concierto del trío de Hiromi lo puso “Dancando no paraíso”, tema de su primer disco y con el que la intérprete y compositora japonesa culminaba otro concierto pletórico y sorprendente para propios y extraños. Y más sorprendidos quedamos todos cuando creyendo que el concierto había terminado, el baterista Simon Phillips inició un solo por espacio de nueve minutos y medio, que puso al público en pie; incluso se escucharon aclamaciones para Phillips como “¡Máquina!”, que el respetable avaló con sus aplausos. Con el retome de la pieza a ritmo de salsa, la actuación finalizó con todo el auditorio puesto en pie, aplaudiendo  y reconociendo la inmensa categoría de estos tres músicos y pidiendo, insistentemente, su regreso inmediato al escenario para continuar disfrutando de esa maravilla de la naturaleza. No tuvo que hacerse de rogar demasiado, porque interpretar es energía para esta pianista nacida en 1979 en Shizuoka, Japón. Regresó al escenario haciendo unas fotos con su máquina compacta al auditorio, sonriendo y haciendo gestos con los dedos de “sois los mejores”, que el público acogió con la misma simpatía con la que Hiromi hacía sus fotos. Y una vez cumplido su deseo, el piano volvió a sonar con el acompañamiento de Anthony Jackson al bajo eléctrico de seis cuerdas, y la batería de Simon Phillips. La pieza escogida fue “Summer rain”, con la que la pianista japonesa colocaba un broche espectacular a un concierto que se confundía con el firmamento. Demasiado para una noche en la que todavía no había parado el frenesí.

Anthony Jackson, Hiromi y Simon Phillips
Porque la segunda parte de esta penúltima jornada de Jazz San Javier volvió a los terrenos del blues con el también regreso, por tercera vez en San Javier, del que denominan el “Príncipe” del género: Lucky Peterson. Con unos pocos años más y bastantes kilos ganados en ese tiempo, Lucky Peterson ya puso al personal sobre el foso nada más pulsar las primeras teclas del Hammond B3. La fiesta estaba, pues, asegurada y no digamos el espectáculo puro y duro que este guitarrista, organista y cantante proporciona en cada uno de sus conciertos. Si además el auditorio está predispuesto de antemano, pues el resultado final casi está asegurado.

Lucky Peterson animando al auditorio de San Javier
Esas primeras notas y preguntas sobre “Are you ready?” de Peterson ya predispusieron al personal para entrar en materia. Así es que comenzó a sonar “Lost the right”, que arrancó los primeros pasos de baile y las palmas de acompañamiento. Sin apenas respirar, Lucky Peterson atacó “Darling forever” desde el Hammod B3 sacándole esos sonidos que tan sólo este tipo de instrumento proporciona, para crear un “clímax” singular y único en el mundo. El ambiente ya estaba caliente y en ese instante, Lucky Peterson se decidió por la guitarra y arrancó de sus cuerdas excitantes notas de blues, que enervó más si cabe al auditorio. Tanto entusiasmo se vio premiado con un paseo de Peterson por las gradas, haciendo parada en una de las localidades que habían quedado vacías al agolparse muchos aficionados en el famoso foso. Desde allí, Lucky Peterson cantaba sin micrófono al público que seguía animándolo y participando con él de su espectáculo. Y fue en ese instante cuando su esposa, Tamara Peterson, apareció en el escenario contestando a las “plegarias” musicales de Lucky. Se pueden imaginar cómo fue el recibimiento que este auditorio de Jazz San Javier dispensó a Tamara.

Tamara Peterson aclamada por el público
Ya en el escenario ambos, el show podía desarrollarse con todos sus protagonistas en escena para continuar con más blues a través de “Trouble”, “Dust my broom”, “I’m back again” y, en fin, la locura colectiva en plena efervescencia. El repertorio se iba confeccionando sobre la marcha, en función de cómo respondiera el público. Pero ya se sabe que en San Javier todo es posible, en cuanto a lo positivo. Esto es, que a este público “no se le puede tocar las palmas”, porque se arranca y de qué manera. Y viendo los resultados obtenidos hasta ese momento, los Peterson y los chicos de su banda -el baterista Raúl Valdés, y el bajista Mike Nunno- decidieron continuar con un pequeño homenaje a Stevie Wonder, a través de “Signed, sealed, delievere I’m yours” y “Sir Duke”.

Lucky Peterson entre el público dirigiendo el concierto
La locura. ¡Y sábado en la noche! El personal no tenía prisa alguna. Así es que sonaron otras piezas, hasta llegar al final apoteósico con otro recuerdo para un dúo musical que marcó un punto y aparte: Ike & Tina Turner. El tema no podía ser otro que “Proud Mary”. Lucky y Tamara hacían el dúo principal y el público los coros, desde el lugar del auditorio en el que se encontraran. Fue una comunión solidaria entre músicos y público. “Os queremos. Gracias. Adiós” dijeron por sus micrófonos. Pero lo he destacado unas líneas atrás: era sábado en la noche y sobraba el tiempo. Allí nadie se movía y sí se aplaudía y silbaba con insistencia, para que regresaran al escenario a seguir esta fiesta del blues, de la música que nos estaban regalando Lucky y Tamara Peterson con su grupo.

Raúl Valdés y Mike Nunno son la sección rítmica
Y vaya si volvieron. Porque los Peterson han sido muy generosos en sus dos anteriores visitas a Jazz San Javier. En consecuencia, ¿por qué no lo iban a ser en esta tercera ocasión? Pues como era de esperar, su vuelta se realizó con las notas de “Smokestack libation” y, para culminar, homenaje también a Michael Jackson.

La sensual Tamara Peterson
En resumen, una noche sensacional en la que los aficionados tuvieron dos partes diferentes pero de fuertes emociones y mayor altura musical. Primero con la pianista nipona Hiromi, que volvió a “entregarse” literalmente a este público de Jazz San Javier con un concierto sorprendente (personalmente creo que es de lo mejor que ha pasado en esta XIV edición del festival), en el que ha reiterado su progresión constante en la composición y ejecución de su música. Después de esta exquisitez musical, la diversión y el espectáculo en estado puro con Lucky y Tamara Peterson que cubrieron todo el auditorio del Parque Almansa con una lona musical que resguardaba al público del más mínimo indicio de aburrimiento y decepción. Menos mal que tenemos siete días por delante, para que lleguemos a la jornada de clausura y los cuerpos y mentes pueden recuperarse de tantas buenas y brutales sensaciones.Les prometo contárselo, como de costumbre, porque si esta noche ha sido “bestial” (y me permitirán este calificativo), la de la clausura no anda muy lejos. Sus protagonistas serán el septeto parisino, Pink Turtle, y el cantante inglés Chris Farlowe, con The Norman Beaker Band. Procuren descansar y recuperarse, para ese momento. Yo lo estoy haciendo.

Todas las fotografías son obra de MARTA PINILLA ALDARAVÍ


Lucky y Tamara Peterson supieron alegrar al público con su música

2 comentarios:

  1. Genial! Gracias por postear estas emociones, con estos conciertos tan maravillosos!
    Viva Hiromiiii!!!!!!

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  2. Las gracias a ti y al resto de personas que tienen la amabilidad de visitar este blog. Si con mis comentarios consigo que el lector se pueda hacer una idea muy aproximada de lo que el auditorio vio y escuchó, objetivo cumplido. Reitero las gracias por la visita y te invito, os invito a todos, a que continuéis haciéndolo.

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