La cantante de Detroit
se ha convertido en una de las voces del jazz más importantes del momento. Y
desde Nueva Orleans, el mestizaje propio de la ciudad se refleja en la música
del grupo que lidera Cyril Neville, con músicos de una enorme calidad.
Carla Cook ha vuelto a repetir éxito en su regreso a San Javier. |
El Jazz San
Javier, en ocasiones, nos proporciona noches increíbles como la que se vivió el
sábado, 25 de julio, en el escenario del auditorio Parque Almansa. Lo habitual,
conciertos de contrastes musicales, estaba asegurado. Lo que sobre el papel no
se indicaba es que la calidad, elegancia y maestría de los músicos que iban a
protagonizar ambos conciertos era sublime. Es una apreciación que no se conoce,
hasta que no se celebra el concierto y recibes, a través de la música, esas
sensaciones tan excitantes y placenteras a la vez. La primera parte estuvo
protagonizada por una de las, para mí, mejores voces que existen en estos
momentos en el jazz vocal femenino. Se trata de la cantante de Detroit, Carla
Cook, que regresaba al festival tras su primera visita en la edición XIV
celebrada en 2011 y como ahora, con el trío del pianista catalán Albert Bover.
Elegancia donde las haya sobre el escenario, en todos los sentidos. La segunda
parte, aún siendo absolutamente diferente, no por ello bajó en calidad. Todo lo
contrario. Se pudo comprobar que haciendo blues, rock o funky se puede ser tan
buen músico como otro que practique jazz. Y eso es, exactamente, lo que pudimos
ver y escuchar a la banda que lidera Cyril Neville y que atiende al nombre de
Royal Southern Brotherhood (Real Hermandad del Sur). Una sólida formación que
mezclan esos estilos que he citado logrando, sin que parezca un esfuerzo para
ellos, una música resultante que te engancha sin remedio desde la primera nota
con una puesta en escena cuidada y festiva. Todo el espectáculo norteamericano,
en estado puro.
El pianista catalán Albert Bover. |
Jazz San
Javier acogió hace, ahora, cuatro años la colaboración que el propio festival
ha venido propiciando entre músicos españoles y los de otra nacionalidad. Uno
de esos casos fue presentado en 2011 (la XIV edición), entre el trío del
pianista catalán Albert Bover y la cantante norteamericana Carla Cook. Aquel
concierto dejó un gratísimo recuerdo que lejos de olvidarse, se acrecentó
cuando en la segunda parte, la Lincoln Center Orchestra que lidera Wynton
Marsalis, invitó a Carla a interpretar un viejo tema de Duke Ellington y
confirmamos aún más la calidad de esta cantante, con el respaldo de una big
band como la Lincoln. Pues bien. Han pasado cuatro años de aquel concierto y
con nuevo repertorio al de entonces, el regreso del mismo trío y cantante se
nos presentaba como una de las noches de gran altura musical para, sobre todo,
los que denomino “aficionados pata negra” del género. Y así fue. Carla Cook ha
crecido en este tiempo, de una manera grandiosa hasta el punto de que se ha
convertido en una de las voces habituales de la Lincoln Center Orchestra, en
sus conciertos neoyorkinos.
El contrabajista Ignasi González. |
El comienzo
de este concierto corrió a cargo del trío que lidera el pianista catalán Albert
Bover, que se completa con el bajista Ignasi González y el baterista Jo Krausse
(alemán, residente en Premiá de Mar desde 1993). Una pieza instrumental, “Evidence”,
del recordado Monk, que enlazaron con “Simply Natural” (tema de la cantante que
titula uno de sus discos) para que apareciera en escena Carla Cook.
Tras dar las
buenas noches y explicar que estaba contenta de regresar al festival, Carla
Cook y el trío de Albert Bover abrieron el tarro de sus esencias y éstas se
esparcieron por el auditorio, con piezas como “Like a lover”, “Softly As In A
Morning Sunrise”, “Honeysuckle Rose” (otro estándar de Fats Waller) o “Salt
Song” de Staley Turrentine, con una introducción que Krausser ejecutó
limpiamente emulando las congas del original. Piezas en las que Carla Cook fue
dejando su impronta interpretativa que ha crecido –y mucho-, en los últimos
cuatro años. Sus registros vocales son amplios y limpios; puede lograr notas
altas con las que embobar al más pintado, pero luego juguetea con éstas y los
graves y medios mientras practica “scat” con una facilidad asombrosa. Lo cierto
es que me recordaba por momentos (y salvando las distancias) a Ella Fitzgerald.
Jo Krausse reside en España desde 1998 y es uno de los más prestigiosos bateristas de Europa. |
Carla Cook y el trío del pianista Albert Bover. |
La segunda parte de esta penúltima jornada de Jazz San Javier iba a cambiar el estilo, como cuando se da la vuelta a un calcetín. Pere no por ello, la calidad de sus protagonistas musicales iba a decaer; muy al contrario, la Royal Southern Brotherhood que lidera el cantante y percusionista Cyril Neville nos iba a trasladar a los pueblos y campos sureños, de una Norteamérica variopinta en sus paisajes, personas y músicas. El blues, rock y funky se mezclan para lograr un resultado compacto y bien ensamblado que proporciona, sin duda, un estado placentero donde los haya y en el que la música es el tren que te recorre todo tu ser, sin que puedas parar ni por un momento esa sensación. El grupo, además de Cyril Neville, está conformado por Tyrone Vaughan, guitarra y voces; Bart Walker, con su sombrero y barba, también en guitarra y voces; un buenísimo Charlie Wooton, en el bajo y coros y el baterista Yonrico Scott, que ofreció junto a Wooton, una de las secciones rítmicas más conjuntadas y contundentes que hemos visto en Jazz San Javier. "Reach My Goal" fue su tarjeta de presentación, para continuar a ritmo de funky con "Moonlight Over The Mississippi".
El cantante y líder del grupo Cyril Neville. |
La Royal
Sothern Brotherhood se muestra como una banda sólida, en la que hay concesiones
para todos sus componentes. Así, los guitarras se van alternando en los solos
mientras que el bajo y el batería desarrollan todo el peso rítmico de todas y
cada una de las canciones que va interpretando la voz de Cyril Neville y que,
en ocasiones, va adornando con sus percusiones. Fue el caso, a ritmo de reggae,
de “Don’t Look Back”, otro de los temas que aparece en su más reciente disco
del mismo título.
El contundente bajista del grupo Charlie Wooton. |
El grupo no
da respiro y enlaza un tema con otro, sin apenas esperar unos segundos. No hay
presentaciones ni cosas que se le parezcan; prefieren ir directamente a
desarrollar todo su potencial musical, al objeto de dejar al aficionado
totalmente pegado al concierto y sin que tenga tiempo para un mínimo despiste.
Así que buena parte de ese su último disco continuó sonando, a través de temas
como “Poor Boy” e “I Wanna Be Free”; dos piezas en el más puro estilo de rock
sureño que colocaron a un buen número de aficionados intentando hacerse con un
hueco en el ya famoso foso del auditorio.
Bart Walker durante un momento del concierto. |
Ya indiqué
al principio, que estos músicos poseen una sobrada calidad y maestría. Una
muestra fue el comienzo de “Fountain Teller”, un blues pegajoso en el que Cyril
Neville tiene momentos sublimes y un solo de guitarra que se mueve lentamente,
como si fuera una chica que te quiere enamorar. La fiesta continuaba con otra
pieza a caballo entre el blues y el rock (aunque más de éste último) titulada “It’s
All Good”. Y apenas unos segundos después, otro cañonazo de este grupo nacido
en New Orleans entre rock y funky: “Runnig Water”. Demostración de algunos
conocimientos de Charlie Wooton, que utilizó su guitarra de bajos como una
solista realizando un solo magistral de siete minutos, que dejó al personal
petrificado. Y a continuación (quedaba claro que éste era el tema para la
sección de ritmo), el baterista Yonrico Scott hizo lo propio, con otra
demostración de su dominio percutivo por espacio de cuatro minutos y medio,
reenganchándose su compañero Wooton, retomar todos el camino y fusionar con "Greasy".
Tyrone Vaughan uno de los dos guitarristas con que cuenta el grupo. |
Con "Rock and Roll" acababan esta fiesta inequívocamente americana, la Royal Southern Brotherhood en esta su primera visita a Jazz San Javier, que dejaba un imborrable recuerdo en el público y una puerta abierta de par en par, para su futuro regreso con nuevos proyectos a esta cita veraniega. El auditorio, entusiasmado, solicitaba mucho más y la banda regresó al escenario, para regalar dos largos buses: "Yellow Moon" y "The Uptown Ruler/Everyday People/The Uptown Ruler". Los aficionados se dieron por satisfechos, el grupo vendió sus discos y todos, absolutamente todos, tan contentos y felices.
En definitiva, una penúltima jornada la de este XVIII Jazz San Javier, en la que hubo elegancia y espectáculo dentro de un marco de mucha calidad. La jornada de clausura tendrá también dos partes bien diferenciadas. La primera, un homenaje a Chick Corea con el bajista catalán Carles Benavent, que lidera un grupo de músicos españoles reunidos para la ocasión. La segunda parte, una vez más, el blues que nos dejará uno de los más firmes valores del momento, que regresa a San Javier: Joe Louis Walker.
Todas las fotografías son obra de GOIO VILLANUEVA
En definitiva, una penúltima jornada la de este XVIII Jazz San Javier, en la que hubo elegancia y espectáculo dentro de un marco de mucha calidad. La jornada de clausura tendrá también dos partes bien diferenciadas. La primera, un homenaje a Chick Corea con el bajista catalán Carles Benavent, que lidera un grupo de músicos españoles reunidos para la ocasión. La segunda parte, una vez más, el blues que nos dejará uno de los más firmes valores del momento, que regresa a San Javier: Joe Louis Walker.
Todas las fotografías son obra de GOIO VILLANUEVA
El baterista Yonrico Scott. |
La Royal Southern Brotherhood. |
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