miércoles, 15 de julio de 2015

LA FIESTA FUNKY DE LARRY GRAHAM Y EL ROCK BRITÁNICO DE MARTIN BARRE CONFORMARON LA CUARTA JORNADA DE JAZZ SAN JAVIER


El bajista y cantante Larry Graham.

Si algo hay que agradecer a la música hecha por la comunidad negra norteamericana, entre otras cosas, es el funky; un estilo festivo y arrollador donde los haya, que volvió a desatar las pasiones de un auditorio entregado al enorme espectáculo que puso Larry Graham, sobre el escenario del Parque Almansa en Jazz San Javier. La fiesta que montó no dio tregua desde la primera nota enganchando a todo bicho viviente en su ritmo frenético. La segunda parte fue otra fiesta pero muy diferente; una fiesta rockera de gran estilo, cuyo anfitrión fue el guitarrista de Jethro Tull, Martin Barre, que con su propia banda puso al público en otro escenario totalmente diferente al de su predecesor en esta cuarta jornada del XVIII Jazz San Javier.

El funky es otro de los estilos que se está convirtiendo en un asiduo de estas citas musicales del verano de San Javier, a través de la programación que realiza su Festival de Jazz. El pasado año, nos visitaban The Family Stone y este año lo ha hacho el que fuera su bajista fundador, Larry Graham. Con una banda creada a raíz de su separación de The Family, Graham invadió con su música todo el auditorio de Jazz San Javier creando una fiesta digna de los mejores espectáculos que se puedan ver.
Larry Graham haciendo su aparición entre el público.
La banda de Graham está integrada por la cantante Ashling “Biscuit” Cole; Wilton Rabb, guitarra; David Council, Hammond B3 y teclados; Jimi McKinney, teclados, y el  baterista Brian “Rio” Braziel, que fue el primero en aparecer en el escenario dar las buenas noches y arrancar con un mínimo sólo de batería, que no era si no la señal para que, uno a uno, sus compañeros fueran apareciendo sobre el escenario y ya juntos atacar la primera pieza de un amplio repertorio que llenó de luz, color y excelente funk todo el auditorio. Tras la introducción musical, la pieza "Thank You" era la señal para que Larry Graham, vestido de blanco (incluido el sombrero con pluma roja, como su camisa), apareciese al comienzo del pasillo central por la zona A, guitarra en ristre con un pié de flexo para sostener el micrófono soldado a su guitarra de bajos, y transcurrir todo ese pasillo hasta la bajada central de las gradas rumbo al escenario. Lo dicho, todo un espectáculo cuidado al mínimo detalle; tal y como sólo los norteamericanos saben hacer estas cosas. Una entrada espectacular que, sin duda, terminó por calentar al respetable y les hizo entrar de inmediato en la gran fiesta que comenzaba en esos momentos, a cargo de Larry Graham & Graham Central Station.
David Council en el Hammond B3 y teclados.
Los cuatro primeros temas se convirtieron en tan sólo uno, con una duración de 27 minutos. El comienzo tenía que ser electrizante y arrollador, para que el auditorio quedara enganchado y no hubiera lugar para el despiste o el aburrimiento. Así que junto a “Throwin’ Down The Funk” y “Welcome To Our World/We've Been Waiting" llegaron otras dos unidas a ellas: “Ain’t No Fun To Me” y “It’s Alright”. La gente se mostraba satisfecha y muy alegre; aquello prometía, para la noche del viernes. No había prisa así es que, pensaría la mayoría, “Larry: Puedes tocar todo el rato que quieras, que nosotros vamos contigo”.

 
El teclista Jimi McKinney.
Unas presentaciones explicando los temas ofrecidos, unas preguntas para pulsar cómo estaba el personal y el ambiente y se anuncia “I Cant Stand The Rain”, con la maravillosa voz de Ashling “Biscuit” Cole; la única músico de raza blanca del grupo, pero que suena como uno de ellos. ¡Qué versión más original nos regalaron, de este éxito de 1974 lanzado en la voz de otra grande del género: Ann Peebles.

La cantante Ashling Biscuit Cole posee una magnífica voz para el funky.
 
Y tras ello, de nuevo volvió el “desmadre” medido y bien enlazado. Fue una pieza con otra, con breves recordatorios verbales por parte del grupo. La primera fue otro éxito del recordado Miles Davis, “Killer Joe”, para continuar con un icono musical del homenajeado este año en Jazz San Javier B. B. King: “Thrill Is Gone”. Tras ella, un trocito del éxito de Santana compuesto en su día por Tito Puente, “Oye cómo va”, para continuar con “I Got The Feeling”, del legendario y creador del funk, James Brown. Solamente con esos cuatro éxitos en el tiempo, se pueden hacer una idea de cómo transcurría esta fiesta, este maravilloso y sensacional espectáculo que nos brindaban el grupo que lidera el bajista Larry Graham.

Brian Rio Braziel.
 
Otra andanada de piezas que terminaron por enloquecer al público que llenaba el auditorio del Parque Almansa fueron “Knee Deep”, en la versión corta de 21 segundos, que aparecía en el álbum de Funkadellic “Uncle Jam Whans You”. Continuaron con “Love Rollercoaster”, “You’ve Got The Love” (otro de los éxitos de Rufus & Chaka Khan), “Dance To The Music”, “The Jam” (ésta del propio Larry Graham), para finalizar con “Thank You Falettinme Be Mice Elf Agin”, de Sly & The Family Stone y en la que apareció la esposa de Larry, Tina Graham.


Tina Graham apareció en el último tema del concierto.
 
El auditorio hervía; aquello era un clamor, para que la fiesta continuara. Y vaya si continuó. Larry y su Graham Central Station regresaron al escenario del Parque Almansa para seguir este enorme espectáculo de música funky, luz y mejor sonido. Y como una sola canción interpretaron tres bises: “Now Do-U-Wanta Dance”, “1999” y “(I Want To Take You) Higher”, con los que, ahora sí, daban por acabada su primera visita a Jazz San Javier. El público, puesto en pié, les aclamaba y vitoreaba. ¡Menuda fiesta se había montado y qué bien se lo pasaron! Larry Graham y su gente ganan amigos por donde pasan y en San Javier, lo han vuelto a hacer. 

El guitarrista Wilton Rabb.
 
La Graham Central Station con su líder.
 
La segunda parte de esta jornada, se iba a transformar como cuando se le da la vuelta a un calcetín. Nada que ver con el espectáculo de música funky, aunque no dejó de ser un espectáculo y no fue de funky, si no de rock británico. Aquel rock al que durante tantos años, nos han tenido acostumbrados Jethro Tull. Y no sólo por la flauta de Ian Anderson (que también), si no por el sonido tan singular y definido de su más firme pilar: el guitarrista Martin Barre. Rock con altas dosis de perfeccionismo y belleza, de originalidad y calidad máxima. Entraba en acción la banda que lidera Martin Barre.

 
El genial Martin Barre.

Martin Lancelot Barre nació en Birmingham en 1946; cuenta, pues, con 68 años en los que su larga trayectoria le ha hecho merecedor de ser considerado como uno de los mejores guitarristas de rock de todos los tiempos. Su estela ha servido de guía a muchas generaciones posteriores y sus solos son estudiados por millones de jóvenes guitarristas. Barre tuvo sus comienzos como otros jóvenes de su tiempo: De un grupo a otro tocando blues y rock, de banda en banda y de garito en garito. Y fue hacia 1968, después de tocar su grupo, Gethsemane, junto a Pink Floyd, cuando Martin Barre fue, junto a la formación en la que militaba, teloneros de Jethro Tull. Eran los primeros meses de 1969. Poco tiempo después, Barre fue invitado a ser miembro de la banda y ya no la dejaría.

 

 
Dan Crisp es la voz de la banda que lidera Barre.
 
Pero su aventura con Jethro Tull, aunque larga, también ha tenido su final. El guitarrista comenzó a grabar sus discos con su propio grupo hacia 1992 y desde entonces, esa producción ha ido creciendo hasta llegar al pasado 2014; fecha de su último disco, “Order Of Play”, en el mercado y en el que basó buena parte de su concierto en Jazz San Javier. Los músicos que le acompañan en esta etapa son Dan Crisp, voz y guitarra; Alan Thomson, bajo, y el baterista George Lyndsay. Los primeros obuses llegaron con “Watch Your Step”, “Steal Your Heart Away”, “Minstrel In The Gallery” y “To Cry You A Song”, que dejaron al personal bien ubicado en cuanto a qué iba a ir sucediendo a lo largo del concierto.

George Lyndsay.
 
Después comenzaron a llegar más maravillas de este poderoso guitarrista. Una versión muy original de “Eleanor Rigby” (éxito de The Beatles), que parecía casi una nueva canción. Siguieron piezas sobradamente conocidas como “T.A.B.”, “Sweet Dream”, “Song For Jeffrey”, “Smokestack” y “Back To Steel”, que provocaron un aluvión de éxtasis comunitario en todo el auditorio. Había que ver muchas de esas caras de felicidad y asombro, al mismo tiempo, al comprobar cómo “el abuelo” (Martin Barre tiene ya 68 años) tocaba todavía. Y sin despeinarse (aunque llevaba un gorrito). ¡Qué fuerte!, parecía adivinarse en muchos de esos rostros.

El caso es que aquello todavía estaba un tanto lejos de haber acabado. Martin Barre destapó un poco más el tarro de las esencias e hizo gala de su amplísimo bagaje musical. Así que hizo lo que cualquiera como él habría hecho, con esa amplia experiencia en diversos terrenos como el blues, rock y folk. Tiró de mandolina y nos regaló una nueva “Crossroads” (éxito de Clapton) que dejó petrificados (me incluyo entre ellos) a muchos de los que escuchábamos atónitos. ¡Qué calidad y originalidad!


Alan Thomson pone contundencia al sonido del grupo.

Por si era poco todavía, el inglés hizo su sprint final con otros cuatro “golpes de riñón” musicales: “Rock Me Baby”, “Teacher”, “Fatman” y “D. I. Y.”, con el que ponía el colofón a un concierto soberbio repleto de maestría y originalidad. El público, puesto en pié, no cesaba de aplaudir y emitir sus clásicos silbidos de admiración. No querían marcharse, sin que Martin Barre, el Maestro de la Guitarra rockera, les regalara un poco más. No se hizo de rogar, regresando al escenario del auditorio Parque Almansa y de inmediato dejó sonar las primeras notas de un icono de Jethro Tull: “Locomotive Breath”. Todos corearon el estribillo; el foso, lleno desde las primeras canciones, hervía del enorme calor humano que atesoraba. Y finalmente todos, público y artista, se mostraban felices y contentos de haber pasado un rato tan feliz y provechoso. Tan es así, que Martín Barre se despedía echando besos a todo el auditorio. Fabuloso.

En definitiva, una cuarta jornada que ha pasado a la historia del XVIII Jazz San Javier con la fiesta funky y espectacular que montaron Larry Graham y su grupo para, después, quedar extasiados con la música de todo un maestro e icono del denominado rock progresivo: Martin Barre. La siguiente parada nos depara una fusión interesante de flamenco y jazz, con Raynald Colom y la cantaora Ginesa Ortega. Después, el decorado volverá a cambiar y nos llevará hasta la música del cine, en lo que se anuncia como una selección cuidada a cargo de la pianista Lynne Arriale; la saxofonista Grace Kelly; y la cantante Cecile Verny.


Todas las fotografías son obra de GOIO VILLANUEVA

 
La banda de Martin Barre.

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