martes, 21 de julio de 2015

NOCHE REDONDA EN JAZZ SAN JAVIER

El pianista Bill Charlap atrapó al auditorio con sus clásicos del jazz. Depués, Ruthie Foster enamoró a un público entregado con la cantante tejana.


El trío de Bill Charlap.


La octava jornada del XVIII Jazz San Javier resultó redonda, tras escuchar los conciertos que ofrecieron el trío del pianista norteamericano Bill Charlap y la cantante y compositora negra tejana Ruthie Foster. Dos conciertos diferentes pero de alta calidad interpretativa, que dejó un placentero resultado en el auditorio del Parque Almansa, sede de este festival. Los estándar del jazz y piezas a caballo entre el blues, soul o la música vaquera proporcionaron un clímax perfecto para la noche del viernes marmenorense.

El neoyorkino Bill Charlap está considerado como uno de los más prestigiosos pianistas del jazz norteamericano y uno de los mejores intérpretes de los temas clásicos o estándar del género. Y ambas cosas las demostró con creces, durante el concierto ofrecido el pasado viernes, día 17 de julio, en el auditorio del Parque Almansa dentro de la XVIII edición de Jazz San Javier. Y no es de extrañar, si se tiene en cuenta que Charlap nació en el seno de una familia musical. Su padre era compositor en Broadway y letrista de obras como Peter Pan o Alicia a través del espejo. Su experiencia en el musical, pues, era muy notable y aportaba la base para que Bill tuviera dónde apoyarse en su futuro. Por su parte, Sandy Stewart, su madre, era una popular cantante que trabajó en la orquesta de Benny Goodman, en el programa televisivo de Perry Como y logró que una canción suya fuera nominada a los Grammy. Con esos progenitores, Bill Charlap tenía que dedicarse a la música; lo había mamado desde pequeño y siendo muy joven, se inició en sus estudios de piano. Tuvo un profesor de jazz y otra profesora de clásico, por lo que se puede afirmar que su formación ha sido bastante completa. Pero sin duda, Charlap comenzó a experimentar más en serio cuando a finales de la década de los 80 del pasado siglo XX, se une al grupo del saxofonista Gerry Mulligan, con el que desarrolló una etapa muy interesante. Después tocaría con Phil Woods para, posteriormente, ser acompañante de artistas como Tony Bennett, Carol Sloam o Benny Carter entre otros.

Bill Charlap dejó patente su exquisitez interpretativa.
Su carrera en solitario comienza en 1994 y dos años más tarde graba su primer disco de trío, con Peter Washington, al contrabajo, y el baterista Kenny Washington, a la batería (no son familia). Desde entonces hasta hoy, este trío es uno de los más escuchados en clubes y salas norteamericanas; sobre todo de Nueva York, donde Bill Charlap nació y creció convirtiéndose en uno de sus mejores pianistas. Su tarjeta de presentación en Jazz San Javier fue “Godchild”, con la que logró conectar de inmediato con los aficionados que presenciaban su actuación. Tras un saludo de agradecimiento, presentó a su trío y explicó la pieza que había interpretado de Gerry Mulligan. Tras ella, el trío comenzó a desplegar esos clásicos del género imprimiéndoles su sello personal (que es de muy alta calidad). Así sonaron temas como “Rocker”, “Like Someone In Love”, “I’ll Remember April”, “Updown/Downtown”, “In The Still Of The Night” o “Stardust”, que dibujaron un concierto pletórico de este trío habitual en el Blue Note neoyorkino.

Peter Washington domina el contrabajo a la perfección.
Los tres músicos son una muestra inequívoca de cómo hay que tocar el instrumento. Sus ejecuciones son sumamente delicadas cuando la pieza lo requiere (en las baladas) y enérgicas cuando el swing se hace más intenso. El autor de las fotografías, Goio Villanueva, me indicaba que casi le daba vergüenza disparar su cámara por si molestaba. Esto da una idea exacta de cómo eran esas interpretaciones en los momentos sosegados del concierto. Si Bill Charlap sabe deslizarse por las 97 teclas del Stenway & Son, el contrabajista Peter Washington domina a la perfección las cuatro cuerdas de su instrumento, mientras que su compañero de ritmo, el baterista Kenny Washington, utiliza la batería clásica de siempre (bombo, caja, ton de bombo y otro base, más charles o hihat  y dos platos; un crash y un ride), de la que extraía los más delicados y briosos sonidos. Kenny domina tanto la baqueta como la escobilla; no en vano está considerado, en estos momentos, como uno de los mejores del mundo.

Pues mostrándose el trío como si estuviera en casa (era su primera visita a Jazz San Javier), los temas del libro de estándares seguían sonando en esas versiones personales que Charlap y los rítmicos Washington creaban sobre el escenario. Temas como “Goovin’ High”, “Glitter & Be Gay”, otro clásico como “Jump”, “Somewhere” y el que cerraba su concierto, “Cool”, dejaban un regusto general sobre el graderío que ocasionaron un clamor y ovación general, con el personal puesto en pié y demandando más interpretaciones de este trío que lidera el pianista neoyorkino Bill Charlap. ¡Qué gran concierto y cuánta maestría! Charlap no se hizo de rogar (es una persona sencilla pero grande a la vez) e interpretó una composición de Rodgers y Hart, “It Never Entered My Mind”, que hizo enmudecer al auditorio durante su ejecución pianísimo. Ovación final para este gran pianista y músico, que tiene ganados ya muchos enteros para regresar en otra edición.

Nadie duda de que Kenny Washington es uno de los mejores del mundo.

La segunda parte de esta octava jornada trasladó su escenario a los campos y ciudades de Texas. Lo hizo a través del repertorio de una grandísima cantante y compositora, Ruthie Foster, que al igual que hizo su predecesor en el escenario, supo ganarse al público desde la primera interpretación. Arropada por una banda contundente y compacta, tanto en los instrumentos como en los coros, Ruthie Foster pintó un ambiente sureño de los que ponen el bello de punta. Sus acompañantes son Scottie Miller, piano, órgano Hammond B3 y mandolina; El bajista, Larry Fulcher y la baterista (cómo utiliza las cucharas en los temas vaqueros) Samantha Banks. Todos ellos hacen coros. Ruthie Foster apareció en escena, saludó y dijo estar contenta de estar en España y en San Javier y realizó su introducción musical para dejar claro qué nos esperaba en la próxima hora y media, con un tema solamente vocal, que da título a su más reciente disco: Brand New Day”.

Ruthie Foster enamoró al auditorio desde la primera canción.
Luego volvió a indicar que ha estado escuchando durante mucho tiempo a B.B. King y la música fluyó como el agua del manantial. El recital siguió con “Singin The Blues”, “Small Town Blues”(a caballo entre el country y blues, lo que casi la convierte en un rock’n’roll), “Richland Woman Blues” (la pieza en la que Samantha Banks tocó las cucharas, también con aire vaquero), una balada country llevada al terreno soul “Fruits Of My Labor”, “The Ghetto” o “I Really Love You”. Para entonces, el auditorio hervía en calor humano, el foso ya estaba bien complete y la noche se convertía en especial escuchando esa voz tan limpia y grande que nos llegaba desde Texas.

Scottie Miller no sólo se ocupa del Hammod y los teclados, también de la mandolina.
Es lógico adivinar que siendo de Texas, Ruthie Foster tiene una poderosa influencia de la música country. Pero ha sabido llevarlas a terrenos del soul y blues, acercándose en momentos al rock y pasando también por ciertos ribetes de reggae. San Javier tiene un público diferente al de otros escenarios y la cantante tejana y su grupo lo constataban a cada nueva canción que sonaba, como quedó patente en “Ring of Fire”, “When It Don't Come Easy”, una impecable “Phenomenal Woman”, o la original introducción que realizó en “Runaway Soul”, para continuar con “My Kinda Lover” y “Aim For The Heart”. El calor ambiental y el humano se habían fundido en uno dejando el auditorio como una olla a presión, que dejaba escapar los excedentes por los aledaños del Parque Almansa.

Larry Fulcher domina tanto su bajo como los coros.
Nadie se mostraba impasible ante tanto espectáculo, calidad interpretativa y música como la que esta cantante negra nos dejaba cada tres o cinco minutos. Ruthie Foster había conquistado nuestras almas; estaba nítido. Pero no quería dejarnos aún, así que nos lanzó otro par de buenas interpretaciones: “Stone Love” y “Travelin' Shoes”, con la que finalizaba su concierto de hora y 25 minutos. El éxtasis colectivo estalló y los aplausos, vítores y silbidos de aceptación absoluta no cesaban en el auditorio. Los conquistados querían más y Ruthie Foster y su cuarteto lo dieron, en un bis vocal que nos trasladó de inmediato a los campos de algodón: “Titanic”. Con ella, la cantante sureña daba por concluida su primera visita a Jazz San Javier. No te olvidaremos y apostamos también por tu regreso en futuras ediciones. Grandiosa, Ruthie.

La baterista y percusionaista Samantha Banks.
En resumen, una octava jornada que resultó redonda en jazz, interpretaciones y blues, country y soul. Dos conciertos de contrastes, que conformaron una noche idílica y singular. La próxima nos depara también, conciertos contrastados. La primera parte una fusión de la denominada música clásica llevada a terrenos del jazz, con un trío e invitados españoles: Picazo, De Lera y Cucciardi. La segunda parte nos llevará hasta las calles y barrios parisinos, con el acordeón de Richard Galliano y su invitado: el guitarrista galo Sylvain Luc. 

Todas las fotografías son obra de GOIO VILLANUEVA

El cuarteto de Ruthie Foster triunfó plenamente en el festival.


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