viernes, 15 de julio de 2016

BLUES, ROCK Y UN POCO DE JAZZ. ESE ES “KING” SOLOMON HICKS.

El primer concierto fuera de la sede oficial de Jazz San Javier puso la Plaza de España de la localidad al completo. Solomon Hicks arrasó, en un concierto festivo y asequible que puso al público a bailar. Hicks volverá a San Javier, porque su concierto ha dejado huella entre los aficionados.


El guitarrista, compositor y cantante "King" Solomon Hicks triunfó en su primera visita a Jazz San Javier.
Hace unos años atrás, el Festival de Jazz de San Javier programó una serie de conciertos en la calle, fuera de su sede oficial que es el auditorio del Parque Almansa, para atraer la atención del público que no suele acudir en cada edición al mismo y poner, al tiempo, una nota festiva y musical en diversos lugares públicos del municipio. Así, se celebraban conciertos en plazas públicas de Santiago de la Ribera y el Puerto “Tomás Maestre” de La Manga del Mar Menor. Pero a partir de 2010, los obligados recortes presupuestarios que azotaron a todas las administraciones públicas, como es el caso del ayuntamiento marmenorense, obligó a dejar en suspenso el ciclo de invierno-primavera “Músicas del Alma” y estos conciertos públicos y gratuitos del Festival de Jazz. Ahora, en su XIX edición, se han rescatado para el público en general y el primero de ellos se ha llevado a cabo en la Plaza de España; lugar donde su ubica, además, el Ayuntamiento de San Javier. El resultado ha sido de un éxito aplastante, a tenor –y lo comprobarán ustedes en alguna panorámica que podrán ver más adelante- del llenazo que provocó el concierto ofrecido por el norteamericano “King” Solomon Hicks, una de las más firmes promesas que posee el género (tiene preparación sobrada para ello) y gran artista (entertainer, en inglés) en su área de influencia como es el famoso Harlem de Nueva York de donde es natural.


Con apenas 20 años, Solomon Hicks ya es respetado por muchos músicos y público que ha asistido a sus conciertos ya que posee un don natural para animar y entretener con su música. Sus estudios de guitarra de jazz, clásica y afrocubana los cursó muy joven en la Escuela de Arte, Conservatorio para Niños, Brooklyn Music Academy, el Opus 118 Jazzmobile y los talleres Bebop Barry Harris, de Harlem. Con 13 años ya era el primer guitarra de una banda de 13 miembros en el Cotton Club y un año después, ya había grabado su primer disco. En estos momentos hace una gira por Europa para darse a conocer en el Viejo Continente. Con él lleva sus dos discos publicados y su amplio repertorio de estilos por los que se mueve (jazz, blues, rock clásico, R&B, funk, clásica) que le hacen valedor de una muy probable aceptación de las masas allá donde pueda hacer sonar su música. En su segundo disco, Solomon Hicks ha introducido muchos temas compuestos por él y demuestra, también en este campo de la composición, su gran talento a pesar, insisto en ello, de su juventud. Pero qué quieren, el que nace con talento lo tiene siempre y fluye, además, como si fuera algo natural. Y les puedo asegurar que Solomon Hicks, al que apodan ya “El Rey” (King), lo tiene y mucho. 

El batería Russell Carter inició el concierto con el ritmo de sus tambores.
La lluvia –menos mal que escasa y rápida- estuvo a punto de suspender la hora y treinta minutos en la que Hicks nos tuvo a todos en su mano y arropados por sus originales versiones de piezas populares, pero finalmente ésta pasó de largo una vez más y el espectáculo, aunque con algún pequeño retraso, comenzó sobre las 22:15 horas. El baterista, Russell Carter que sustituía al anunciado Andrew Atkinson, apareció el primero para iniciar un ritmo trepidante y tras él lo hicieron el organista del Hammond B3, Judson Nielsen y el bajista Kirk Yano (a él se debe esta gira europea). El trío atacaba los primeros compases de “Money” y antes de aparecer en el escenario, Solomon Hicks dejó sonar su guitarra lo que provocó el estallido del personal que aplaudía sin cesar a este joven artista de Nueva York. Ya en escena, Hicks preguntó si “todos estábamos preparados para el blues” y, obviamente, la mayoría respondió al unísono que sí. Pues adelante con la música.

Kirk Yano es el bajista que ha promovido esta gira europea de Solomon Hicks.
La Plaza de España de San Javier fue completándose conforme transcurrió esta primera canción de Chuck Brown que King Solomon Hicks supo llevar a su terreno, como todas las que interpretó en esta su primera visita a Jazz San Javier. Sin apenas decir nada, el cuarteto atacó “Sweet home Chicago”, de Willie Dixon, y “Never Make A Move Too Soon”, del recordado B.B.King. La plaza se venía abajo y para entonces, la gente se había levantado de las sillas colocadas por la organización y bailaba sin cesar al ritmo que les marcaba el de Harlem.
El repertorio no era pretencioso, sino absolutamente popular para que nadie pudiera quedar quieto ante tamaño espectáculo. Desde luego, la fama que precede a este guitarrista, compositor y cantante es justa a tenor de lo presenciado en Jazz San Javier. En efecto, su magnetismo para enganchar al público es muy alto y sabe cómo combinar las canciones en cada momento. Así que continuó con “Boom, Boom, Boom”, de John Lee Hooker, una composición propia titulada “Place I’m Living In”,  “Pride and Joy”, de Stevie Ray Vaughan, una más de B.B.King “Everyday I Have The Blues” y demostrar, con el sólo acompañamiento del baterista Carter al que se sumó prácticamente al final Nielsen, que también en el terreno del jazz se mueve y muy bien con una pieza clásica de Jerome Kerm: “All the things you are”.

Judson Nielsen arropaba, en todo momento, desde su Hammond B3.
Y todo ello sin perder la sonrisa, el buen humor y la compostura. El personal se lo estaba pasando muy bien y nadie se acordaba que una hora y pico antes, la lluvia podía haber dado al traste con tan estupendo concierto en la plaza del pueblo. Así que para rematar la jugada, Solomon Hicks y su grupo atacaron la inmortal pieza del gran Ray Charles “What'd I Say?”. La locura, para que les voy a indicar otra cosa. Grandes, medianos y pequeños coreaban cuando Hicks soltaba aquello de “¡Ahhh! ¡Ehhhh!, ¡Ah!, ¡Eh! Ya les digo, todos al unísono. Con ella finalizó, no sin antes indicar (mi inglés es prácticamente nulo, pero eso lo entendí) que “si queréis otra más, no dejéis de aplaudir”. 

En esta instantánea, se puede apreciar cómo estaba la plaza de público.
Y vaya si lo hicieron. Les daba igual que fuera miércoles, mitad de semana laboral con madrugada para muchos a la mañana siguiente… Querían más y King Solomon Hicks se lo dio, porque lo había prometido. Así que regresaron al escenario, agarró su guitarra y dejó sonar los primeros –y polémicos- acordes de “Stairway to Heaven”, la canción por la que han sido llevados a los tribunales por presunto plagio sus autores Robert Plant y Jimmy Page del grupo Led Zeppelin, por unas milésimas de segundo pensé: “¡Dios mío, ¿qué versión hará?!” Pero fue un espejismo escuchado y no escuchado. Las notas rockeras de “Johnny B. Goode” comenzaron a sonar y la plaza se convirtió, una vez más, en un hervidero de aficionados coreando “Go, go! Go Johnny go!” King Solomon Hicks bajó del escenario y se mezcló con el público para tener más cercanía si cabía. Incluso se permitió unos alardes colocando la guitarra al revés sobre sus hombros y tocando en esa posición; la locura. El coro final fue una amalgama entre esta canción de Chuck Berry y “Hey Jude” de The Beatles. Apoteósico. 

"El Rey" Solomon Hicks bajó del escenario y se mezcló con el público buscando, aún más, esa cercanía.

Y la filigrana de colocarse la guitarra al revés, sobre los hombros, y tocar como si tal cosa. Indudablemente, Hicks es un artista.
En suma, un concierto que estuvo amenazado por una lluvia de verano que, finalmente no impidió el que toda una Plaza de España de San Javier repleta pudiera disfrutar, y de qué manera, con un concierto sin complicaciones, festivo y muy participativo de un artista neoyorkino de Harlem al que en su barrio ya denominan “King” Solomon Hicks. Sobresaliente, este primer concierto fuera de la sede de Jazz San Javier, dentro de esa programación paralela rescatada este año tras una sequía de seis. Este viernes, los denominados aficionados “pata negra” tienen otra cita con uno de los saxofonistas más brillantes de su generación: Joshua Redman y su cuarteto. Se conforma por el gran baterista Jorge Rossy, Joe Sanders al contrabajo y el pianista Kevin Hays. Noche para no perdérsela, tanto si ya se está introducido en el jazz como para los que no lo están tanto. Son conciertos con los que cualquier aficionado siempre puede aprender y disfrutar de este género. Se lo contaré más tarde.

Las fotografías son obra de Goio Villanueva

Solomon Hicks y su grupo, durante su concierto.

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