El pianista Dorantes,
el contrabajista galo de origen español Renaud García-Fons y la cantaora
Esperanza Fernández regalaron una fusión de duende, embrujo y capacidad musical
de muy alto nivel, en el que la fusión de rondeñas, soleás o garrotín con el jazz
y toques de clásica resultaron un concierto único y grande, como los cantes.
Después, una misteriosa cantante de Philadelphia y ciudadana del mundo, Melody
Gardot, nos llevó por caminos sinuosos hasta alcanzar su plenitud y la
aceptación del auditorio que la aclamó sin reservas.
Dorantes en su regreso a San Javier, con su nuevo proyecto "Paseo A Dos". |
El contrabajista francés de origen español, Renaud García-Fons, utilizando su gran técnica del arco que asombró a propios y extraños. |
David Peña Dorantes y Renaud García-Fons, en el comienzo de su concierto. |
Porque esa es otra. Renaud García-Fons interpreta con un contrabajo de cinco cuerdas cuando lo habitual es el de cuatro. Es un músico abierto, con una técnica sencillamente envidiable como así me lo hicieron saber algunos contrabajistas que asistieron al concierto. Esa técnica denota muchas horas y años de estudio, de prácticas hasta encontrar el sonido que hay en la mente del músico. Por lo tanto, la unión de dos singularidades así tenía que dar un resultado tan positivo y esclarecedor como el visto y escuchado en la noche del pasado sábado 23 de Julio, en el auditorio de Jazz San Javier.
Luego de la rondeña atacaron “Molto enrollado”, otro título de este su disco a dúo, en la que seguíamos apreciando por bulerías cómo dos exploradores de la música han llegado juntos a lugares donde otros aún no lo han hecho. El flamenco es la base, pero no la única tendencia que en estas creaciones se destilan en las que cada uno de ellos imprime sus conocimientos e investigaciones del instrumento. Dorantes rasga parte del arco de cuerdas con la derecha, mientras con la izquierda ejecuta los acordes que definen el camino de la pieza. Y García-Fons aborda su contrabajo, en algunos momentos, como si de un violín se tratara. Es una sencilla maravilla que continuó a lo largo de todo el concierto de regreso de Dorantes y sus compañeros de viaje, a la que ya considera como su casa levantina.
La cantaora Esperanza Fernández también regresaba con Dorantes, para interpretar varios cantes dentro del concierto. |
Javier Ruibal hijo, baterista y percusionista del Puerto de Santa María, que realizó tres piezas con una ejecución limpia y un alto conocimiento de su especialidad. |
Llegados a
este punto del concierto, Dorantes ejecutó una pieza de piano solo titulada “Ante
el espejo”, de su disco Sin Muros editado en 2012 cuando su anterior visita a
Jazz San Javier, en el que reiteró su amplísima visión musical además de su
dominio y agilidad interpretativa con el piano. Luego llegaría el turno de
Renaud García-Fons, con “Aqa Jan”, en la que hizo lo propio con el contrabajo y
arco en otra demostración de cómo utilizar ese arco golpeando las cuerdas para
sacar del contrabajo sonidos que nos situaban en otras latitudes más orientales,
que finalizó golpeando las cuerdas y sacando, al tiempo, armónicos. Fue
demasiado emocionante y enriquecedor para un público que está habituado a
escuchar a virtuosos de manera habitual. Gran ovación del auditorio puesto en
pié.
Esperanza Fernández regresó para interpretar una malagueña y un garrotín. |
Nuevamente
en el escenario Esperanza Fernández –a la que por cierto, Dorantes le hizo
uno de sus discos en 2013- para cantarnos una malagueña, “Palabra de Ensueños”,
de regreso al disco Paseo a Dos, y un garrotín: “Mar y Rayo”, del mismo disco.
El público no desfallecía; antes al contrario, a cada nueva interpretación más
admiración. Por cierto, que en ésta última ya se incorporaba el baterista
Javier Ruibal hijo haciendo una demostración de sus amplios conocimientos y
delicadeza al tocar su pequeño laboratorio percusivo.
Un joven
baterista y percusionista del Puerto de Santamaría, que ejecutó tres piezas con
una limpieza y maestría poco común. “Sin muros ni candados”, bulerías en las
que éstas dejan paso a un torrente improvisador que se va por terrenos del jazz
y “Barrio Latino”, ambas de Dorantes, en las que como su propio título señala
nos sitúa en el entorno de la música caribeña con esas incursiones en el jazz
latino. Premio final a un concierto que dejaba a un público absolutamente
entregado y asombrado, ante el enorme intelecto y eclosión creativa e
interpretativa de estos cuatro músicos, que en esta ocasión han liderado el
pianista David Peña Dorantes y el contrabajista galo de origen español, Renaud
García-Fons. El público pedía más y ellos concedieron, con otra pieza del disco
“Sur” de Dorantes titulada “Caravana de los Zincali”, que puso un broche de
brillantes a un concierto muy especial.De izquierda a derecha, David Peña Dorantes, Esperanza Fernández Vargas, Renaud García-Fons y Javier Ruibal, al término del concierto. |
La segunda
parte de este sábado 23 de Julio, nos iba a deparar un decorado absolutamente
opuesto con una voz que en mi opinión, nos dejó un concierto que fue de menos a
más. Desde hace unos años vengo manteniendo que algunos cantantes o músicos
(son los menos, pero los hay) llegan a Jazz San Javier creando un ambiente un
tanto enrarecido. Los responsables o, al menos, los que dan la cara para dejar
claro que ellos son los que mandan o pueden exigir son los denominados “road
manager”. Por lo general suelen ser o norteamericanos o ingleses. Su proceder
crea un ambiente tenso entre organizadores, fotógrafos y periodistas ya que al
gran público estas cosas no llegan. Y no lo hacen porque –y aquí está lo
curioso del asunto- cuando el artista aparece en el escenario del Parque
Almansa comprobamos, ahora en una ocasión más, que todo ese halo maléfico del
que se había rodeado no era tal. Y la pregunta es inevitable: Si el artista es
así de amable y abierto, ¿por qué el "road mánager" crea tan mala baba entre los
que tenemos que atenderles? A fecha de hoy, aún no he sido capaz de descubrir
tal misterio. Pero a lo que vamos que es lo auténticamente importante: El
concierto de la norteamericana Melody Gardot.
Melody Gardot dibujando un corazón, como queriendo indicar que era todo amor. |
Con una
gorra, gafas de sol rigurosas, vestido de tela y encaje gris oscuro tipo
sayón, medias de rejilla y botines de tacón de aguja apareció en el escenario
entre las primeras notas de “Same to you” (título de su último disco) Melody
Gardot, que se enfundó su guitarra roja y acompañó la pieza mientras cantaba.
El auditorio la acogió con una gran ovación (ya digo, ignorantes del mal
ambiente previo que había creado su road mánager durante dos días) que la artista
agradeció un tanto fría. Continuó con otro tema de su anterior disco del 2015
titulado “Bad news” (“Malas noticias”) creando, con la iluminación del
escenario, un tenebroso ambiente rojo que en nada facilitó la labor de los
fotógrafos a los que su “road mánager” dejó nítido que sólo podían hacer su
trabajo desde el pasillo medio del auditorio (distancia considerable para
primeros o medios planos), en las tres primeras canciones y, encima, con una
iluminación como esa. Más adelante observarán que no dispongo de ningún
testimonio gráfico del contrabajista ni del teclista debido a esas imposiciones y deficiente
iluminación durante esas tres primeras canciones.
El público estaba al margen de estos detalles y se iba creciendo en simpatía con el paso del concierto hacia Melody Gardot, quien también iba comprobando que aquel público no era, tal vez, como se lo habían descrito. La cantante, compositora y pianista de Philadelphia fue animándose también y comenzó a desplegar, más aparentemente tranquila, sus esencias interpretativas y creativas a través de los temas que había preparado para Jazz San Javier en esta su primera visita. Así que sonaron piezas como "Mira", con claros aires brasileños, "You Don't Know What, "Goodbye", tema que tocó al piano y que nos situaba en un club nocturno, o su breve homenaje instrumental al recordado contrabajista Charles Mingus: "March For Mingus".
La sección de viento con esa iluminación casi imposible para captar los testimonios gráficos. |
Dicen, quienes la conocen más que el que suscribe, que trasciende el jazz y que su estilo y voz es una de las más admiradas en la actualidad. Por ejemplo -y para que se hagan una idea, en el programa de mano se inserta una cita del diario francés Le Monde que indica: "Gardot es jazz, sin serlo, aún siéndolo"-, ciertamente, si escuchamos con atención, sus esquemas están dentro de las bases jazzísticas, pero se escapa de ellas con demasiada frecuencia aunque luego siempre regresa a ellas. . Más ejemplos de esta afirmación, con la que estoy bastante de acuerdo, fueron "Morning Sun", en la que me recordaba a otras cantantes de estilo parecido como Madeleine Peyroux, la propia Joni Mitchel en sus temas lentos como éste o a Patricia Barber, por citar algunas.
Charles Staab es el baterista del grupo. |
La siguiente cita la tenemos anunciada en el puerto "Tomás Maestre" de La Manga del Mar Menor, con un cantante y saxofonista londinense, Ray Gelato, que visita por primera vez el festival y lo hace dentro del ciclo paralelo de conciertos fuera de la sede habitual. Previamente, se cruzará la laguna saluda en barco hasta el citado puerto, escucharemos y disfrutaremos del concierto en un marco incomparable y regresaremos a La Ribera en el mismo transporte. Se lo contaré, porque la experiencia de seis años atrás fue muy agradable y positiva.
Las fotos son obra (gracias por tu esfuerzo esa noche) de Goio Villanueva.
Melody Gardot durante su concierto en San Javier. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario